Rayo Vallecano 2-1 Elche: ‘Vallecas nunca se rinde’ | OneFootball

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Unión Rayo

·3 de octubre de 2022

Rayo Vallecano 2-1 Elche: ‘Vallecas nunca se rinde’

Imagen del artículo:Rayo Vallecano 2-1 Elche: ‘Vallecas nunca se rinde’

Hay lunes que esconden sorpresas. Un aumento en el trabajo, un guiño en el metro, una remontada del Rayo Vallecano. No hay pizarra ni tertulia que pueda explicar aquello que pasa entre Payaso Fofó y Teniente Muñoz Díaz. 100 metros donde suceden cosas arcanas. En una noche de tesón y tiesura, se acabó imponiendo el frenesí. Una volea en el 95’ que no esperaba nadie, ni su autor. Una maravilla de 24 quilates. Fue el premio a una Franja claramente dominadora sobre el tapete -todo sea dicho, sobresaliente- de Vallecas. Dueña del balón y, por momentos, víctima de una desastrosa salida de Dimi que convirtió el 5K en una media maratón. El punto sabía a poco y eso dice mucho. El Rayo no se permite tropiezos en casa. Esto es Vallecas… y aquí hay que remontar.

El once tipo ya empieza a recitarse de carrerilla, con la única duda de la delantera. De si Iraola elegirá a Falcao o Camello. Otro gallo cantará en enero, con RdT en el corral, pero de momento quien sigue ganando la partida es el canterano rojiblanco, al que cada vez se ve más suelto en la élite. En la primera parte el Rayo fue un equipo notable, dominador, pero obsesionado con encontrar el gol a través de centros y remates. Mala fórmula cuando tus hombres en el área son Camello (1,77 metros), Álvaro García (1,68) e Isi (1,69).


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El Elche aguantaba muy cómodo en un 5-3-2 con Palacios reconvertido en central. No tenía prisa por estirarse y sí sólidos argumentos para armarse en trincheras: hasta el apuntador más olvidadizo ya sabe que al Rayo le gusta tanto lo del amigo invisible, que acostumbra a regalar. Sólo tienes que tener paciencia y esperar. Bingo. Esta vez el lazo lo puso Dimitrievski. Cuando se asomaba la media hora, el Rayo llevaba cinco disparos y el Elche, cero. Bajo ese contexto, los de Francisco botaron un córner y Dimi, de puños, no atinó en el despeje, permitiendo a Boyé cabecear a placer.

El “ooo…” genérico de la grada se traducía en un transparente “ya estamos otra vez…”. Es la novena sinfonía de balazos en el pie que se escucha en Vallecas. Pero la reacción llegó rápido, Camello, harto de perseguir centros entre las Torres Kio del Elche (Federico Fernández-Diego González), recibió un balón en la frontal y se aventuró al disparo. Lo que parecía un desahogo personal, acabó en un desahogó colectivo. Su zurdazo, duro como una roca, tocó en un defensa, tomó una parábola endiablada y superó a Edgar Badía.

Con la entrada de Unai López -iba a ser su noche y aún no lo sabía- en la segunda parte el Santa Inés subió una marcha, asediando la muralla que instaló el Elche. Isi, con un zurdazo a la hora de partido, subió la temperatura y con la entrada de Falcao, todo se puso al rojo vivo. En el primer balón que tocó, sirvió una pared para Isi, que de nuevo yerró, estrellando su obús en los guantes de Badía. No fue su mejor noche, aunque anduvo mucho más participativo que Álvaro García. El gaditano, sin embargo, tuvo un semi mano a mano en el 85′: su disparo, muy escorado, lamió la cepa del poste. No había manera.

Los jugadores mantean a Unai López durante la Vida Pirata.

La penúltima fue de Ciss, que remató de volea en carrera… al muñeco. Fallaba la pólvora, el gol. La clave. Agonizaba la noche. Y en el 95’, cuando ya había perdido la fe hasta el cura de la Parroquia de Francisco de Asís, Unai López engatilló una volea desde 20 metros que superó la estirada de Badía. Gol. Locura. Vallecas rugió como llevaba meses sin hacerlo; se abrazó como llevaba meses sin hacerlo; se marchó sonriendo como llevaba meses sin hacerlo. Puñetazo sobre la mesa, cuarto de permanencia en el bolsillo y a 3 puntos de Europa. Como para no entonar una Vida Pirata que fue interrumpida para mantear al héroe de la noche. Unai I de la Albufera. Aquel que gritó al mundo que Vallecas, nunca se rinde.

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