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La Galerna

·7 de enero de 2021

Ramos, Lucas Vázquez y el famoso 10%

Imagen del artículo:Ramos, Lucas Vázquez y el famoso 10%

En la vorágine de nervios mediáticos que está desatando la (por el momento no) renovación de Ramos, leo cosas que quizá aconsejen una cierta pedagogía no solo con el camero, sino con algunos de sus compañeros. Supongo que el club ya hace el esfuerzo pedagógico necesario para convencer a jugadores importantes (Sergio y Lucas Vázquez fundamentalmente) de que asuman la necesidad de hacer ofertas a la baja. Mi modestísimo esfuerzo va orientado más bien a hacer entender, no tanto a los jugadores como al lector anónimo, que la rebaja salarial del 10% planteada por el club a resultas del Covid no debe ser considerada incompatible con la necesidad (y la posibilidad) de llevar a cabo fichajes estratégicos para el futuro de la entidad.

Digo esto porque ya se deja caer desde la prensa que hay un sector del vestuario (entiendo que encabezado por Ramos) que se niega a aceptar el 10% de bajada porque son “conscientes de que el club se plantea para el verano un gran desembolso en jugadores y que les pagará altos sueldos. «Si hay dinero para eso, hay para no bajarse el sueldo», razonan”.


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La respuesta más inmediata sería bien simple. No hay dinero para casi nada y tampoco para eso, pero el banco nos lo prestaría, consciente de que el rendimiento financiero que produce un Mbappé convertiría la operación en un éxito económico para todas las partes implicadas. De hecho, no sería de extrañar que ya hubiera bancos haciendo cola para financiar una operación de ese estilo, por la certidumbre de su rendimiento. Renovar a un central de 35 años (aunque sea el mejor central de la historia del Madrid), o a un interior derecho estimable pero que no es un crack mundial, no constituyen en cambio operaciones que justifiquen acudir a la financiación externa, ni que sean apetecibles como negocio para dicha financiación.

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Los futbolistas deben ser conscientes de que, amén de seres humanos con sus muy legítimas aspiraciones profesionales y salariales, son activos en el balance de los clubes que les pagan. Como activos que son, resultan capaces de generar una rentabilidad para la empresa. Unos generan un retorno mayor y otros menor. Equiparar todos los activos con un lacónico “si hay dinero para esto, lo hay para lo otro” solo puede sostenerse desde el cinismo o la ignorancia, y lo digo con el máximo respeto, porque entiendo que se trata solo de lo segundo. A veces hay dinero para unas cosas y no para otras, por la sencilla razón de que algunas cosas generan mucho dinero y otras poco o ninguno, con la consiguiente posibilidad de financiación (o falta de la misma) por parte de agentes financieros externos, que son capaces de distinguir una oportunidad de mercado incluso en tiempos de vacas flacas (quizá especialmente en épocas de vacas flacas). Con el debido respeto, un central entrado en años (por extraordinario que haya sido y sea) no genera ingresos de publicidad y marketing como un Mbappé o un Neymar, como tampoco los genera un notable centrocampista convertible en lateral por loable que sea su contribución al equipo. Un fichaje como el de Mbappé puede convertirse en un verdadero punto de inflexión positivo no solo para el Madrid, sino para una industria del fútbol maltrecha por la pandemia. La renovación de Ramos o Lucas será -porque espero aún que ambas se produzcan- una magnífica noticia para el madridismo, pero no un catalizador de ingresos ahora deprimidos como supondría la llegada de una estrella.

Un futbolista de élite, por otro lado, es una multinacional en sí mismo, y sus ingresos no proceden únicamente del salario que le paga el club para el que juega, sino también de otros apartados como publicidad y marketing, conceptos que serán tanto o más suculentos como los directamente procedentes del club a poco que el entorno del jugador (lo que sería la gerencia de esa multinacional) sea hábil en la búsqueda de esos ingresos, que en el caso del Madrid son compartidos con el club. En un artículo publicado en La Galerna hace algún tiempo, Jorgeneo señalaba la falta de generación de esos ingresos por parte de la empresa que rige los destinos de mercado de Sergio Ramos. La comparativa con otros compañeros era chocante. Un jugador de la talla de Ramos tenía un potencial de generación de ingresos publicitarios que esa empresa no ha sido capaz de explotar. Tal vez, si lo hubiera sido, Sergio no necesitaría ahora de manera tan acuciante un sueldo tan alto, porque este no supondría un porcentaje tan bajo de sus ingresos totales. Y acaso el club, como copartícipe de esos ingresos, estaría ahora, incluso en una economía casi de guerra como la que plantea el escenario Covid, posibilitado para hacerle una oferta más acorde a lo que el histerismo de cierta prensa demanda a día de hoy.

Fotografías: Getty Images.

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