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·14 de noviembre de 2018
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Una rabona para habilitar al compañero, un sombrero para hacer pasar de largo al rival, un caño para que explote el público de Vélez. Con Gastón Giménez en la cancha, hay lujos asegurados. Pero también hay responsabilidad, marca, solidaridad y visión de juego.
Gastón Claudio Giménez nació en el barrio Villa del Rosario, Formosa, el 27 de julio de 1991. El Club Vialidad fue el que le abrió las puertas en el mundo del fútbol hasta que, a los 12, viajó a Rosario para sumarse a San José, en la liga rosarina, pero los pocos recursos económicos de la familia Giménez, que no podía pagarle la pensión en Santa Fe, lo hicieron volver a Formosa. Allí, cuando estaba por desistir, un preparador físico lo llevó a una prueba a Buenos Aires, donde quedó en dos clubes: Nueva Chicago y Almirante Brown. La decisión fue simple: el club de Casanova le bancaba la pensión al pibe que ya había viajado antes a Capital Federal con su papá pero que no había podido mantenerse, otra vez, por la falta de recursos económico que lo hicieron ir a algunas pruebas con el estómago vacío.
En 2009 llegó su esperado debut en la Primera de Almirante -en la B Metropolitana-, club en el que se desempeñó hasta 2014, cuando arribó a Atlético Tucumán. En el Decano, que también jugaba en la B Nacional, tuvo un gran desempeño en el medio, como doble cinco junto a Pablo Garnier. Su paso por el conjunto tucumano lo llevó a ser visto por Daniel Oldrá, que lo sumó a Godoy Cruz. En el Tomba dio sus primeros pasos en Primera División y fue parte del equipo con Heinze, Méndez y Bernardi como entrenadores. Este último lo llevó a Estudiantes, equipo en el que no logró el mejor rendimiento. Sin embargo, Heinze decidió llevárselo a Vélez, porque lo conocía de su paso por Godoy Cruz.
Cuando el enganche devenido volante llegó al Fortín, el Gringo lo ubicó en el mediocampo. Allí, su técnica llamó enloqueció a los fanáticos del fútbol, aunque él no se divierte tanto en el campo de juego. "Sigo cumpliendo sueños jugando, pero la diversión ya no es parte en mi fútbol. Tirar un caño, un sombrero, lo hago porque me gusta, sale en el momento, pero desde que soy profesional, no me divierto más", le dijo a Tiempo Argentino el formoseño que en Vélez, además de demostrar que puede jugar muy bien como cinco o doble cinco, cumplió como líbero, posición en la que lo usa Heinze cada vez que los de Liniers se paran con línea de tres.
"Vélez me dio la posibilidad de volver a sentirme jugador", dijo el admirador de Gago en una nota del sitio oficial del Fortín y dos meses después se ganó la chance de ser convocado por Lionel Scaloni para la Selección argentina. ¿Sumará sus primeros minutos con la Albiceleste?