
Stats Perform
·26 de mayo de 2020
¿Qué se dijeron Materazzi y Zidane y por qué el francés le dio un cabezazo en la final de la Copa del Mundo 2006?

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·26 de mayo de 2020
Pocas situaciones han despertado mayor polémica que el cabezazo más famoso de la historia de los mundiales, incluso superior a algunos que valieron goles inolvidables. A los 110 minutos de la final de la Copa del Mundo 2006, cuando Italia y Francia se dirigían indefectiblemente a la definición por penales, Zinedine Zidane decidió escribir otro capítulo en su historia, aunque lejos de la gloria del penal que picó al inicio de ese mismo juego, o los dos tantos en la final del Mundial 98.
ZZ y Marco Materazzi se habían anotado en el marcador de una final pareja, con cierto control de los galos pero sin poder batir a la férrea defensa de la Azzurra. El 10 había convertido desde los 12 pasos con un remate "a lo Panenka" que dio en el travesaño y picó a pocos centímetros de la línea de meta, mientras que el defensor de Inter ganó en una pelota parada para dejar sin chances a Barthez. Pero además de sus conquistas, ambos habían tenido algunos encontronazos por la marca del zaguero al enganche.
Pero 10 minutos del final del tiempo suplementario, el partido se detuvo, al igual que el tiempo. Horacio Elizondo salió despedido hacia la posición de Luis Medina Cantalejo, quien oficiaba de cuarto árbitro. Luego de unos segundos, el argentino fue en busca del 10 de camiseta blanca y le mostró la tarjeta roja, que Zidane aceptó sin ningún tipo de queja y dejó el césped del Estadio Olímpico de Berlín con la cabeza gacha, dejando una imborrable imagen al momento de pasar por el costado del ansiado trofeo. La polémica adjunta tuvo que ver con la forma en la que Medina Cantalejo observó el hecho, ya que de haberlo visto por las pantallas del estadio no hubiera sido legal el aviso al juez, en tiempos donde el VAR estaba lejos de ser un proyecto.
El misterio duró segundos para los millones de televidentes a lo largo del mundo. La imagen que se replicó en todo el planeta es una conversación breve entre los rivales, tras la cual Zidane giró y le propinó un certero cabezazo en el pecho a Materazzi. Más allá de la derrota francesa en los penales, el propio Zizou fue elegido como el Balón de Oro de la Copa y recibido como un héroe al regreso a su país.
Lógicamente, el debate sobre los motivos del 10 no se hizo esperar y, con él, las versiones sobre lo ocurrido. La imagen muestra cómo el italiano toma la camiseta del 10, quien le dice una frase y comienza a alejarse, pero se encuentra con una respuesta que genera su reacción desmedida. Insultos a la madre, a la familia y hasta un "hijo de puta terrorista" fueron las hipotéticas palabras, echadas por tierra por el propio Materazzi cuando admitió que "soy muy ignorante, ni siquiera sé lo que es el terrorismo islámico".
"Yo agarré su camiseta por detrás, él me miró de arriba a abajo y con arrogancia me dijo 'si quieres mi camiseta, la puedes tener más tarde', a lo que contesté con un insulto de esos que se escuchan cientos de veces. Tampoco mencioné a la madre, son sagradas", argumentó el italiano el 11 de julio, dos días después del partido. A la jornada siguiente, ZZ admitió su error pero volvió a acusar a su rival de insultar varias veces a su madre y su hermana: "hubiera preferido una trompada en el estómago", advirtió.
La propia FIFA inició una investigación para saber si hubo insultos de tipo racial, pero ambos lo negaron. Al año siguiente, Materazzi reconoció que la respuesta que enojó a Zidane fue que antes que la camiseta "prefiero a tu hermana", aunque en ocasiones agregó que se refirió a "la puta de tu hermana" y reconoció que "no me lo esperaba, porque sino terminábamos los dos en los vestuarios".
Aunque ambos cuenten públicamente lo que pasó, solo ellos sabrán cuánto hay de verdad y por qué, más allá de las revoluciones y el nerviosismo de una final de Copa del Mundo, el talentoso jugador francés reaccionó de tal manera, dejando con un jugador menos a su equipo y privándose de ganar su segundo Mundial como figura excluyente.