
Beticismo.net
·19 de mayo de 2019
¿Qué clase de día ha sido hoy?

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·19 de mayo de 2019
Si por algo se distingue la última jornada de la temporada es porque ofrece varios partidos con menos interés que un «solteros contra casados». Partidos donde nadie se juega nada, ni siquiera la atención de la audiencia. Uno de ellos es el que han jugado en el Santiago Bernabeu el Real Madrid y el Real Betis este domingo; encuentro que se ha saldado con victoria verdiblanca con goles de Jesé y Loren.
Nada había en juego, ni siquiera el orgullo, ya perdido hace tiempo. Aún así, con esta victoria verdiblanca termina la segunda vuelta y la temporada de ambos conjuntos. Por un lado, el Real Madrid, que lleva desde enero pensando en la siguiente temporada, se enfrentó a este partido con más inercia que intención. Por otro, el Betis, que, sin la presión de tener que rendir cuentas ante su afición, demostró la soltura y el peligro con el que encaró gran parte de las tres competiciones que ha jugado este año, justo antes de perderlas en el mes de febrero.
El problema es que en esta segunda vuelta el Betis empezó a parecerse cada vez más, capítulo a capítulo, a la última temporada de Juego de Tronos: muchos fuegos artificiales, poca chicha y giros de guion muy previsibles. Sin olvidarnos de la cara de protagonista que ha tenido Setién desde entonces. Y ya sabemos lo que pasa con los protagonistas de GoT. O mueren, o pierden la gracia con el tiempo.
Al final, ha rodado la cabeza del cántabro y, aunque hay una gran parte de la afición que respira aliviada, también hay otra a la que se le queda un mal sabor de boca. ¿Podría haber sido de otra manera? ¿Es esto una señal de que vendrá algo peor o mejor? Se ciernen sobre el conjunto verdiblanco unos meses de incertidumbre y vacío, tras un capítulo que deja más incógnitas que certezas.
Con dos jugadas el Betis rompió la defensa merengue, para darle así una última alegría al que hasta hace unas horas era su técnico
En lo que concierne al partido de hoy, el Betis ha puesto en evidencia que, sin la presión por tener que aspirar por algo juegan mucho mejor y son capaces incluso de meter un par de goles, faceta que, por otra parte, hasta ahora parecía totalmente olvidada por los arietes verdiblancos.
En dos brillantes jugadas por la banda –una de Guardado y otra de Junior– el Betis rompió la defensa merengue, para darle así una última alegría al que hasta hace unas horas era su técnico. Quien, por otra parte, de entre todos los solteros y casados en el Bernabeu era el único que aún tenía algo por demostrar. Oportunidad con la que no contaron, no obstante, algunos como Sergio León, Bale o Ceballos.
El mundo de las series, que ya existía antes de Juego de Tronos, se parece mucho al del fútbol. Hay temporadas muy diferentes unas de otras. Unas mejores y otras peores. Por supuesto, también hay aficionados, supporters y haters. Eso sí, con una simple diferencia: cuando una serie termina, el fútbol sigue. Y el Betis no termina en Setién. Ni había empezado en él. Construir con cabeza y seguir el camino es difícil de conseguir cuanto más alto está el listón. En argumentos y números, Setién ha dejado el listón alto. En sensaciones, muy bajo. Construir se antoja difícil, aunque no imposible.
Habrá que esperar al año que viene para saber qué clase de día ha sido hoy, si ha sido uno bueno o uno malo para el beticismo.
En esto de las series y los finales agridulces es imposible no acordarse de Aaron Sorkin, creador de algunas como The West Wing o The Newsroom. Sorkin gustaba de incluir en todas sus series un capítulo final titulado ‘What kind of day has it been?‘ (¿Qué clase de día ha sido hoy?), con el que cerrar algunas tramas, mientras que dejaba algunas otras abiertas. Resulta inevitable no pensar en un final mas sorkiniano que este, dominado por ese sabor agridulce y el peso inevitable de pensar en lo que podría haber sido y no fue.
Por un lado, ahí están las importantes victorias conseguidas en estos dos años contra el Madrid y el Barcelona en sus campos, en los derbis y en el campo del eterno rival, la vuelta a la lucha por Europa… y, aún así, lo que queda es la sensación de que se podía haber hecho más. Justo al final, cuando hay que cerrar bien las tramas, antes de que se apresuren los giros de guion previsibles y rueden tarde las cabezas. Antes de que ganarle al Madrid en su campo no signifique absolutamente nada. Habrá que esperar al año que viene para saber qué clase de día ha sido hoy, si ha sido uno bueno o uno malo para el beticismo.