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·8 de abril de 2020

Por qué Riquelme le hizo el 'Topo Gigio' a Macri hace 19 años

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Para entender lo que pasó en aquella fría tarde noche de abril, hay que situarse en el tiempo y en el lugar. Es 2001. Argentina está sumida en una crisis que terminará de explotar siete meses más tarde. Boca venía de ganarlo todo el año anterior: Copa Libertadores, Torneo Apertura y Copa Intercontinental ante Real Madrid. Además, ya clasificado a octavos de final, se candidateaba para repetir en el plano internacional. Puertas para afuera, todo bien. Pero puertas para adentro...

Las dificultades económicas que atraviesan a la presidencia de Fernando De La Rúa no le son indiferentes al fútbol. Todos los clubes adeudan salarios y los futbolistas, comandados por el recientemente elegido titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, Sergio Marchi, amenazan con un paro. Según una nota del diario El País de agosto de 2001, la cifra total estimada de la deuda de AFA a la fecha ascendía a unos escalofriantes 50 milones de dólares (que por entonces también eran 50 millones de pesos argentinos). Según esa misma publicación, River, por ejemplo, no podía abonar los 4 millones y medio que tenía en sueldos en rojo. Y en la vereda de enfrente, el Xeneize era incapaz de pagar a los futbolistas los seis millones negociados en premios tras haber ganado la Intercontinental en Japón.


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Es 30 de marzo. El equipo de Carlos Bianchi se prepara para jugar con Independiente y Mauricio Macri, por entonces mandamás de Boca, arroja la primera piedra: Riquelme está vendido a Barcelona en 26 millones de dólares. Número récord para el país. "Esta venta solucionará muchos problemas porque equilibrará las cuentas", anuncia en radio Mitre quien 14 años después se convertiría en Presidente de la Nación. "Esto es medio loco. Ahora dicen que ya me vendieron y yo no sé nada. Como no me quisieron arreglar, ahora dicen que me venden", contesta el jugador horas más tarde en Radio Nacional. Clarín aclara que el '10' tendrá 30 días para arreglar su contrato y que se terminará de cerrar una vez que él esté de acuerdo con los términos. Es decir, está vendido... Pero no del todo. Spoiler alert: la transferencia se caerá.

Ese mismo fin de semana, en la previa del clásico con el Rojo, Página12 cuenta que el plantel amenaza con no concentrarse como medida de fuerza, pero que la termina descartando. Entre semana viaja a la altura de Santa Cruz de la Sierra para enfrentar a Oriente Petrolero. Sin Román, gana 1-0 con un gol de Pandolfi tras una jugada espléndida de Walter Gaitán. Con puntaje ideal y primer puesto asegurado, ya es tiempo de pensar en el Superclásico.

8 de abril. Es la 10° fecha del campeoanto y el rival de toda la vida va puntero cómodo. Le lleva cinco puntos a San Lorenzo. Boca, abocado a la Libertadores, está rezagado en la mitad de la tabla con 12 unidades. Es un partido clave. Y a Riquelme, la sangre le hierve. Al conflicto grupal se suma un reclamo personal por un resarcimiento económico, producto de exigir una mejora en su salario que se mantenía como el de un juvenil. Según Clarín, cobraba cinco mil pesos de salario más una prima de 150 mil y, acorde a diferentes fuentes, pedía 3 millones de dólares, pero Orlando Salvestrini -el tesorero- ofrecía uno y medio. A esas dos cuestiones, se sumaban la exposición de su posible venta y la presión que le habían hecho sentir puertas adentro: los dirigentes creían que para pagar la inmensa deuda a sus compañeros, él tenía que ser transferido. "Él o ustedes", sonaba como traducción.

Lo que pasó después es historia conocida. Contra de Marcelo Delgado, Costanzo baja a Clemente Rodríguez adentro del área, Baldassi cobra penal. JRR lo ejecuta, lo falla, en el rebote la mete de cabeza y sale disparado a la mitad de la cancha, desde donde Mauricio Macri miraba el partido en el palco de su familia. Con los ojos clavados en el presidente, se lleva las manos hacia sus orejas y lo mira desafiante. Son 15 segundos de tensión en los que ni los abrazos de sus compañeros -Serna, por caso-, rompen el contacto visual. "Lo que pasa es que a mi hija le gusta el Topo Gigio, así que se lo dediqué a ella", fue la explicación que nadie creyó y que él sigue sosteniendo.