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La Galerna

·26 de marzo de 2024

Por qué el Barça Femenino gana siempre

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Las repetidas goleadas encajadas por el Real Madrid en sus enfrentamientos con el Fútbol Club Barcelona sirven de excusa para que los periodistas que cubren el fútbol femenino carguen tintas contra el equipo merengue. La política de comunicación impuesta por el Real Madrid en todas sus secciones, que limita la concesión de entrevistas, es el motivo que se esconde detrás de la animadversión de medios interesados en mantener una cordial relación con las jugadoras azulgranas, que son las que más interés generan por su dominio a nivel continental. Durante años, los mismos diarios que actualmente critican al equipo madrileño, publicaron artículos exigiendo que el Real Madrid crease una sección femenina. El nombre del club presidido por Florentino Pérez es un imán de visitas, habitualmente acompañado de titulares poco elogiosos. Mientras el Real Madrid marca el ritmo del balompié español dentro y fuera del campo, el fútbol femenino es uno de los pocos motivos de alegría que le quedan a Joan Laporta. El presidente culé demostró su desconocimiento de la sección femenina del Fútbol Club Barcelona durante la campaña electoral de 2021, en la que cayó en una pregunta trampa de TV3, al responder que no conocía a tres jugadoras que jugaban en el Johan Cruyff.

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La superioridad del Barça femenino es tan apabullante que todavía no ha sido derrotado en la Ciudad Deportiva Joan Gamper desde la inauguración de su estadio en 2019. Al Real Madrid se le podrá reprochar su actitud o un menor acierto a la hora de fichar, pero los abultados marcadores ante el equipo catalán son más que lógicos. Desde la prensa se ha alimentado de forma artificial la competencia bajo el paraguas de la rivalidad centenaria entre los dos clubs. «El Clásico» en el fútbol femenino es por el momento un duelo desigual, que motiva especialmente a las futbolistas azulgranas para anotar goles. Caroline Graham Hansen, una de las mejores jugadoras del mundo, no se contentó con batir a Misa Rodríguez, sino que mandó un recado a través de la prensa. «Ellas siempre hablan antes del partido y luego siempre terminamos ganando. Estamos más cerca, estamos más cerca, pero seguimos ganando nosotras. Vamos a intentar que se quede así», declaró la noruega. Las fricciones entre vikingas y culés traspasan el terreno de juego, con diferencias en el seno de la Selección Española tras la renuncia de quince jugadoras a vestir la camiseta del equipo nacional en 2022, la cual dio la titularidad a varias representantes del Real Madrid.


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La diferencia a la que alude Graham Hansen tiene una raíz mucho más profunda de los análisis que realizan AS o Relevo, que en sus reportajes obvian el pasado de ambos clubs. El Real Madrid entró en el fútbol femenino al absorber al Club Deportivo TACON en 2019. En Valdebebas meditaron cómo iniciar un proyecto sostenible, que hubiese obligado al escudo más laureado del fútbol a encadenar ascensos hasta alcanzar la máxima categoría femenina. Con el Atlético de Madrid (ahora en caída libre) como gran dominador del fútbol femenino en España, el Real Madrid optó por el equipo de Ana Rossell para crear su nueva sección. Medios como Mundo Deportivo contabilizan el 9-1 y el 0-6 que propinó el Barça al TACON como victorias ante el Real Madrid. La Junta Directiva blanca ha respaldado a su sección más reciente con presupuestos al alza para buscar la aplaudida sostenibilidad que alcanzó el primer equipo masculino. En su primer lustro de vida, el Real Madrid femenino está estancado en tierra de nadie, con una escasa motivación en el vestuario por la imposibilidad de dar caza al máximo rival. El Real Madrid evitó romper el mercado a golpe de talonario, una posibilidad cada vez más remota, dados los millonarios contratos televisivos que acaban de firmar las ligas estadounidense e inglesa, que van en detrimento de forma clara del torneo de la regularidad español. La Liga F no es un producto tan jugoso para los operadores, hasta el extremo de que DAZN ofreció de forma gratuita el último Clásico de la temporada 2023/2024.

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La irrupción del fútbol femenino en la prensa, principalmente tras el patrocinio de Iberdrola y la profesionalización de La Liga F, junto a los éxitos de la Selección Española, han dejado atrás la historia de este deporte. Las voces que se afanan en denunciar los comportamientos machistas de los exseleccionadores no están interesadas en recordar los inicios del fútbol femenino en España. La Copa de la Reina y la entonces «Liga Nacional» surgieron en los ochenta, con el dominio de equipos vascos y gallegos. La arraigada tradición de las secciones del Barça (la cual está en peligro por la situación financiera del club) no tuvo el mismo impulso en el caso del fútbol femenino. Antoni Ramallets dirigió al germen del Barça femenino, que se estrenó en el Camp Nou el día de Navidad de 1970. El Fútbol Club Barcelona contabiliza en su palmarés la Copa de la Reina ganada en 1994, aunque no fue hasta el 2001 cuando la sección femenina se integró de forma oficial en el club fundado por Hans Gamper. La reestructuración obedeció a la creación de la Superliga Femenina por parte de la Real Federación Española de Fútbol que presidía Ángel María Villar. Joan Gaspart respaldó al equipo femenino diecinueve años antes de que la sección del Real Madrid disputase su primer partido oficial. El Barça permaneció en Segunda División durante tres temporadas, y tras ascender en 2004, Joan Laporta fichó a la mexicana Maribel Domínguez cuando eran el farolillo rojo de la categoría. La azteca abandonó en 2006 a una sección de la que se desentendió Laporta, tras recibir goleadas como un 7 a 1 ante el Espanyol, o un 8 a 0 frente al Hispalís. En 2007, el Fútbol Club Barcelona finalizó último el torneo liguero y descendió a Segunda División. Las catalanas recuperaron la categoría en 2008, y la Junta Directiva cambió de rumbo para utilizar más recursos para el equipo femenino. El Barça fue sexto en la competición liguera de 2009, a 32 puntos del vencedor, el Rayo Vallecano.

El escenario en el que el Real Madrid intenta abrirse paso en el fútbol femenino es muy diferente al que se encontró el Barcelona años antes, en los que su descenso fue intrascendente. El equipo que dirigen Ana Rossell y Begoña Sanz cuenta con el respaldo de la Junta Directiva, que espera abrirse de forma progresiva en el concierto europeo. Como ocurriese en la época de Pep Guardiola, el Barça cuenta con una generación dorada, con clásicos del Viejo Continente como el Wolfsburgo en decadencia

La llegada de Sandro Rosell sirvió para romper la hegemonía del Espanyol en el fútbol femenino catalán, con un trasvase de jugadoras, como Marta Torrejón o Alexia Putellas (previo paso por el Levante), durante varios años. El Barça derrotó al conjunto perico en 2011 para ganar la Copa de la Reina, a la que sucedió un año después la conquista de su primera Liga. El Fútbol Club Barcelona encadenó cuatro triunfos en el campeonato doméstico, pero fue apeado de la Champions Femenina con abultados resultados (0-3 y 4-0 ante el Arsenal en 2013 y 3-0 y 0-2 ante el Wolfsburgo en 2014). El Atlético de Madrid doblegó a las azulgranas durante tres temporadas, que apostó por rejuvenecer su plantilla con la consolidación de Putellas, Bonmatí o Guijarro. Josep María Bartomeu aumentó el desembolso de forma generalizada, con la profesionalización de la sección en 2015, y el Barça pudo lanzarse al mercado para conformar una suerte de selección con la firma de Jenni Hermoso o Irene Paredes, además de jugadoras extranjeras como Lieke Martens. El Fútbol Club Barcelona tuvo que esperar cinco años para volver a saborear una Liga, que le fue otorgada tras la suspensión de las últimas nueve jornadas a causa de la pandemia del COVID-19.

La consecución de la Champions era la gran asignatura pendiente para el Barça, que había perdido por 4 a 1 ante el Olympique de Lyon en 2019 en su primera final. El presupuesto de la sección femenina azulgrana alcanzó los cuatro millones de euros, la misma cantidad que cobró un fichaje que apenas pisó el Camp Nou como Jeison Murillo. Bartomeu pudo seguir fichando sin problemas gracias a los bajos salarios del fútbol femenino. La jugadora mejor pagada de aquel Barça, Lieke Martens, percibía 120.000 euros por temporada. Markel Zubizarreta (hijo de Andoni Zubizarreta) heredó el proyecto que dirigió María Teixidor, que abandonó el club por la puerta de atrás para centrarse en su trabajo en Naciones Unidas. El Real Madrid daba sus primeros pasos en el fútbol femenino, mientras el Fútbol Club Barcelona elevaba su presupuesto a los cinco millones de euros, al asumir pérdidas que superaban el millón de euros. La ansiada Champions ganada en 2021 por 4 a 0 al Chelsea apenas aumentó los ingresos de la sección. Las diferencias entre el Barça y el resto de equipos de España se volvieron insalvables, ya no solo por una cuestión de talento, sino de los medios de los que disponían las jugadoras en sus entrenamientos o desplazamientos. Las azulgranas volvieron al Camp Nou en 2022 para el duelo de cuartos de final del torneo europeo ante un Real Madrid en pañales. 91.553 espectadores alentaron al equipo catalán en su victoria sobre las merengues, pero el espectacular dato de asistencia tenía trampa: el acceso era gratuito para los socios (pagaban 2,50 euros por gastos de gestión), y a partir de 9 euros para el público general. La euforia culé sufrió un duro revés en la final de Turín, en la que el Olympique de Lyon derrotó a las catalanas por 3 goles a 1. Mundo Deportivo y Sport, ya volcados con el femenino, se apresuraron a publicar que el conjunto francés tenía el doble de presupuesto que el Barça.

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En su segundo mandato, Joan Laporta ha duplicado la inversión en una de sus secciones más laureadas para poder mantener el dominio a nivel continental. La acumulación de estrellas del Barça reclama mejoras salariales, motivadas por las ofertas que reciben de otros países donde los equipos quieren reforzarse de forma urgente a cualquier precio. Laporta intenta mantener a Putellas o Bonmatí como activos para sus difíciles negociaciones con los patrocinadores, que no se olvidan del daño reputacional del «Caso Negreira». Nikola Mirotic, buque insignia del equipo de baloncesto, vio rescindido su contrato de forma unilateral, en un precedente que preocupa en el vestuario del femenino, que es sabedor de que sus nóminas son contabilizadas para el cálculo del Fair Play Financiero. El Barça sigue aplastando a sus rivales en España, en una Liga F que tiene el ganador decidido antes de empezar, salvo que acontezcan situaciones excepcionales como la descalificación de las catalanas de la Copa de 2023 por alineación indebida. El poder de las jugadoras culés como referentes de la Selección ha llevado a que el fútbol femenino en España quede en manos de personas de su confianza.

La capciosa búsqueda por parte de la prensa de la diferencia que separa actualmente a los dos gigantes del fútbol español, para criticar la gestión que se hace en Valdebebas, omite los principales motivos para pasar facturas a una dirección que no ha querido contentar a los periodistas. El escenario en el que el Real Madrid intenta abrirse paso en el fútbol femenino es muy diferente al que se encontró el Barcelona años antes, en los que su descenso fue intrascendente. El equipo que dirigen Ana Rossell y Begoña Sanz cuenta con el respaldo de la Junta Directiva, que espera abrirse de forma progresiva en el concierto europeo. Como ocurriese en la época de Pep Guardiola, el Barça cuenta con una generación dorada, con clásicos del Viejo Continente como el Wolfsburgo en decadencia. El acierto a la hora de regenerar una plantilla amortizada marcará el devenir de los próximos años en Valdebebas. El mejor activo del Real Madrid sigue siendo el escudo redondito que tantas veces ha triunfado en Europa. La temida mentalidad que encarna la camiseta blanca, que recientemente ha dado a sus vitrinas la Champions de 2022 y la Euroliga de 2023, debe trasladarse al difícil y cambiante fútbol femenino.

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