[Perfiles Históricos] Alberto Federico Acosta: Llegó para ser goleador y quedó como uno de nuestros máximos ídolos | OneFootball

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Frecuencia Cruzada

·2 de septiembre de 2020

[Perfiles Históricos] Alberto Federico Acosta: Llegó para ser goleador y quedó como uno de nuestros máximos ídolos

Imagen del artículo:[Perfiles Históricos] Alberto Federico Acosta: Llegó para ser goleador y quedó como uno de nuestros máximos ídolos

El “Beto”, más allá de ser un jugadorazo de aquellos que vistió los colores de la franja, fue una sensación que brilló durante su estadía con la UC. Campeón, goleador y referente, donde iba dejaba su huella a punta de goles, ya fuera en Sudamérica, Europa o Asia. La historia de aquel “9” que convirtió más goles que partidos en una temporada con Católica te la contamos acá, en Frecuencia Cruzada.

Argentina, 13 de julio en 1986. Se juega el último partido de la primera fecha, donde se enfrentan Unión de Santa Fe contra Argentinos Juniors. El partido termina en un 0-0, pero la importancia no recaería ahí. Ese día hubo un debut en la delantera de Unión, tal vez pasada a segundo plano por el marcador en blanco. Con 20 años, un tal Alberto Acosta jugaba su primer partido como profesional y empezaba así, sin saberlo, una gran carrera por delante.


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Nacido en la localidad de Arocena en Santa Fe, un 23 de agosto en 1966, daría sus primeros pasos en C. A. General Belgrano de Coronda para luego probar en el Club Central San Carlos, donde lo rechazaron por creer que “no era bueno como futbolista”. Luego pasó a Unión donde debutó, y se mantuvo por dos temporadas jugando más de 30 partidos por año. Tras esto, San Lorenzo se fijó en el delantero de 22 años, comenzando así su ciclo en uno de los dos equipos donde dejaría una huella permanente. En sus primeras dos temporadas disputó 64 partidos y anotó 34 goles.

En 1990 tendría su primera incursión a Europa: sería presentado como nuevo refuerzo del Toulouse francés. En su primer año jugaría 31 partidos en la Ligue 1, anotando seis dianas. Su aventura en suelo galo duro poco, ya que a mediados de la temporada siguiente volvió a San Lorenzo para relanzar su nivel. A mediados de la 1992/93, cuando llevaba 12 anotaciones en 19 encuentros, Boca Juniors hizo de sus servicios. Con los xeneizes tuvo un paso regular, siendo destacada su actuación en superclásicos marcando en tres de ellos ante River Plate. Además, fue citado por la selección albiceleste la Copa Confederaciones de 1992 y Copa América del año siguiente, donde fue campeón en ambas oportunidades.

1994, donde empezó todo. Proveniente desde Boca como flameante incorporación, Alberto “Beto” Acosta se convertía en nuevo jugador de Universidad Católica. En su primer año, y con la “9” en su espalda, sus números fueron de otro planeta: 33 goles en 25 partidos durante el torneo nacional (superando incluso los 27 de Marcelo Salas, su mejor marca con la U). Una media de 1,32 goles por partido. Armo una de las duplas más letales y eficientes que se ha visto en la historia del club junto a su compatriota Néstor “Pipo” Gorosito. Ganó la Interamericana ante el Saprissa costarricense, el único trofeo internacional hasta ese momento de su carrera. Ya en 1995, ganaría la Copa Chile siendo el goleador del certamen con 10 tantos en cinco partidos. Sin embargo, la espina de haber quedado segundo en ambos campeonatos ante el archirrival seguía dándole vueltas al centrodelantero, que para ese minuto ya se había ganado el corazón de los hinchas cruzados.

Dejó la franja el año siguiente, firmando por el Yokohama japonés y teniendo una nueva aventura fuera de Sudamérica. 10 goles en 21 encuentros y, tan rápido como se fue terminó volviendo para un segundo ciclo con la UC. 1997 sería el año esperado por todos, incluido Acosta. El Torneo Apertura terminaría con Universidad Católica y Colo Colo empatados en la cima, por lo que se jugó una fina de ida y vuelta para definir al campeón. Tras perder 1-0 en Macul, la vuelta en San Carlos comenzó rápidamente de la mejor forma. Apenas empezó el encuentro, “Beto” macó uno de sus goles más emblemáticos: se elevó en el aire extraordinariamente y enganchó un cabezazo para batir a Marcelo Ramírez y poner el primer tanto de un 3-0 final, que le dio el séptimo título al club y su primer torneo nacional de toda su carrera. Agregando al excelente pasar, fue goleador de la Copa Libertadores con 11 anotaciones, llegando a cuartos de final donde fueron eliminados por el cacique.

Con 32 años, aún le quedaba bastante bencina que quemar al amado “Beto” Acosta. Despidiéndose de la UC, donde quedó como ídolo, tomó sus maletas rumbo a Portugal para fichar por el Sporting de Lisboa. En el conjunto luso ganó la Primeira Liga y Supercopa durante la 1999/00. El año siguiente cumplió otro logro, al jugar por primera vez la UEFA Champions League, pero desafortunadamente no pudo convertir en sus seis partidos. Ya en el final de su carrera, volvió por última vez al club con lo que más se identificaba en su país: San Lorenzo. Estuvo entre el 2001 y 2004, donde consiguió la Copa Sudamericana siendo el segundo goleador del equipo, además de anotar 10 goles o más en Primera División por temporada. En su último partido, con 38 años, anotó su gol 300 como profesional y se retiraría en grandeza y como ídolo del cuadro azulgrana. Sorprendentemente tuvo un pequeño regreso en 2008 con 42 años, jugando por Fenix en la Primera C y anotando dos dianas en seis encuentros, para después colgar las botas definitivamente.

Séptimo con más partidos (276) y sexto con más goles (123) en la historia de San Lorenzo. Séptimo goleador histórico de Universidad Católica con 92 tantos. Campeón y referente en ambas escuadras. Un delantero que se le dijo de chico que no iba a ser nuevo para la pelota, para que décadas más tarde deslumbrara con su habilidad en las canchas donde jugó. Y en Chile, donde el hincha cruzado lo recuerda con el máximo respeto, cariño y admiración que un ídolo se merece, dejó un legado imborrable que con los años perdurará. La historia de ese “9” que hacía más goles que jugar partidos.

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