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·24 de octubre de 2024

Patina el Atleti: Sorloth no mata y el árbitro remata

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Pierde en casa contra el Lille en un partido en el que el noruego erró tres mano a mano claros. Adelantó Julián, pero el Lille remontó con goles de Zhegrova y David (2).

Tres eran los deseos que concedía el genio de la lámpara, y el número alrededor del que todo giró en el Atlético-Lille. Porque tres eran los Reyes Magos, la Santísima Trinidad y los hombres (Julián, Sorloth y Griezmann) con los que Simeone quería enderezar el rumbo del Atleti torcido en Lisboa en esta Champions. Pero tres también fueron los errores del noruego en la primera parte de un partido que condenarían al Atleti en la segunda, cuando el árbitro se inventó un penalti que no se explica con la tecnología actual para añadirle al Cholo otra curva y otros tres goles encima.


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Y eso que el Lille se presentó en el Metropolitano con suplentes y sus tres mejores hombres (David, Zhegrova y Gomes) de inicio en el banquillo. Poco tardaron esos suplentes en presentarse ante Oblak. Primero Fernández-Pardo con una conducción alegre empujada por un despiste de Giménez. La respuesta de Sorloth sería el primero de sus tres errores, esos que luego pesarían como losas. De Paul le filtró un pase seguro que confundiéndose, porque fue perfecto, en profundidad y medido, de los que van gritando goool por la hierba. Cuando el noruego se plantó mano a mano ante Chevalier, lo que intentó hacer no se sabe, quizá picarla, sí lo que le salió: el balón lanzado a la banda en un extraño, un churro, una cosa inexplicable. Por mucho menos ajusticiaban, lapidaban y mataban a Morata… La noche de Sorloth, tras esto, por cierto, no mejoraría. Ni un ápice.

El partido había comenzado marcado por los fallos. Aquel de Giménez, éste de Sorloth. Le tocaba al Lille. Y no tardaría. En salida de balón, un central (Mandi) buscó a otro (Touré) con tan mala fortuna que el último controló mal y quiso reparar girándose para enviarle el balón a su portero y que reiniciara la jugada. Error. El pase lo interceptó Julián y, en tres zancadas, se plantó ante Chevalier para batirle con el interior de su diestra. Tres patas parece tener a veces la Araña cuando corre.

El Lille era un equipo partido que solo veía a Oblak de lejos y que, encima, en el 15′, veía a Cabella llevarse la mano atrás en el muslo y pedir el cambio. En su lugar entró uno de los titulares de Genesio que estaba descansado de inicio, Zhegrova, el futbolista que llegaba al Metropolitano como el que más había regateado en esta Champions. Sorloth, mientras, seguía estampándose con algo cada vez que pisaba el área en clara ventaja, asistido por Griezmann. La segunda vez remató fácil a los guantes del portero. La tercera, tiró el balón por encima del larguero solo ante Chevalier. El Lille llegaba con vida al descanso después de tanto disparo inocuo y de que su portero evitara, con una estirada imposible, que terminara en la red un cabezazo de Giménez que olía a ésta. Quizá el plan de Genesio era hacer largo el partido tras el reposo, de ahí las suplencias de inicio. Lo cierto es que no necesitó mucho: dos goles en dos rebotes y unpenalti inventato.

Comenzó la segunda parte el equipo francés con un cambio (Diakité por Touré) y el Atleti, al que hasta ese momento solo le había faltado tino, enredándose: De Paul se adelantaba a Halloween con un catálogo de pases horripilantes, los de Koke eran hacia atrás y Gallagher, directamente, ni hacía. Y porque Sorloth erró otro mano a mano antes de ser cambiado con el ánimo tocado y entre aplausos. Así que el Lille se vino arriba y después de dos córners, el primero con un remate de Bayo repelido por Oblak por bajo, Zhegrova zapateó una pelota desde la frontal para el 1-1 (Giménez la tocó levemente). El partido de los tres errores de Sorloth se había convertido en película de terror. Un chiste, una broma, con una colaboración especial e inexplicable: la del árbitro.

Lo que Guida vio solo él lo sabe. Si creyó una mano de Koke fue de un jugador del LilleEl error humano se entiende, que el VAR no llamara para corregirle, no. Llegó para esto, para esto precisamente. El árbitro pitó penalti y, por mucho que la imagen dejaba claro que no era, de ahí no se movió. Y nadie le llevó ante una pantalla. David, ya en el campo, lo marcó. Los rojiblancos comenzaron a correr hacia Chevalier nerviosísimos y conscientes de que entrar en octavos directos ya es distopía. Debe ir a París a ganar. Ni Giuliano ni Lino encontrarían el gol. Sí el Lille, David otra vez. El tercero.

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