Osasuna estudia recurrir al TAD la alineación de Íñigo Martínez, según la COPE | OneFootball

La historia del fútbol está plagada de gestas épicas, goles de último minuto y, cómo no, de reclamaciones reglamentarias con más letra pequeña que un contrato con el diablo. El último capítulo de esta tradición lo protagoniza Osasuna, ese club terco que se niega a dejar morir la causa.

El Comité de Competición y el de Apelación ya le cerraron la puerta, pero los navarros no se rinden y han encontrado otra: la del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Y están tocando con insistencia.

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¿El motivo? Una supuesta alineación indebida de Iñigo Martínez en la jornada 27 de LaLiga. ¿El acusado? El FC Barcelona. ¿La fecha del crimen? 27 de marzo de 2025. Ese día, el central vasco fue titular ante Osasuna después de haber sido desconvocado de la selección española por una lesión.

Hasta ahí, todo parecería una anécdota más del calendario congestionado. Pero en el reglamento, como en los thrillers legales, siempre hay un párrafo perdido que lo puede cambiar todo, o no.

El artículo maldito al que se agarra Osasuna para denunciar al Barcelona

Osasuna se basa en el artículo 5 del Anexo I del Reglamento FIFA sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores, que, traducido del lenguaje burocrático al castellano llano, dice lo siguiente:

Y aquí está el quid: nadie, según Osasuna, dio ese permiso. La defensa del Barça —y la sentencia de Competición y Apelación— se apoya en un argumento tan técnico como pragmático: la desconvocatoria fue formal y efectiva. Punto.

El parte médico se aceptó, no se solicitó revisión adicional y se emitió un comunicado oficial de la RFEF. Para los comités, eso basta. El expediente se cerró con la frialdad quirúrgica de quien no tiene tiempo para florituras jurídicas.

Pero Osasuna no está dispuesto a aceptar ese veredicto. Porque en un campeonato donde cada punto cuenta como si fuera oro líquido, el 0-3 reglamentario por alineación indebida no es solo justicia poética: es matemática pura.

¿Norma o interpretación?

La paradoja de este caso está servida: la misma normativa que busca proteger a los jugadores puede, en su interpretación más estricta, castigar a un club que actuó (aparentemente) de buena fe. ¿Es un formalismo legal o una transgresión del espíritu del reglamento? ¿Debe una federación pedir una revisión médica para confirmar una baja o basta con confiar en el parte remitido por el club?

Y luego está la dimensión moral del asunto: ¿qué mensaje se lanza si esta reclamación saliera adelante? ¿Que las normas se interpretan según convenga? ¿O que se puede adulterar el resultado del campeonato? Porque, recordemos, a falta de una jornada Osasuna es 9º en la clasifciación y no se juega nada. Así que, ¿por qué tanta insistencia con esta denuncia?

El fútbol como campo de batalla jurídico

Si algo demuestra este episodio es que el fútbol moderno se juega tanto en el césped como en los despachos. Lo que antes se resolvía con un grito en el túnel ahora se dirime con apelaciones, comités y tribunales. La épica de los goles ha dado paso a la estrategia de los recursos.

Y en este nuevo tablero, no se sabe bien a qué juega Osasuna. En una Liga salpicada durante toda la temporada por un sinfín de polémicas protagonizadas por otros equipos como el Real Madrid, parece que las denúncias y los comunicados sirempre afectan al mismo: al Barça.

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¿Triunfará? Difícil saberlo. El TAD, como oráculo final, tiene la última palabra. Pero pase lo que pase, este caso quedará como un recordatorio incómodo de que la justicia deportiva, como la justicia a secas, no siempre es clara ni unánime. A veces es ambigua, contradictoria y profundamente humana.