¿Os da pena el Barcelona? | OneFootball

El viernes pasado, buscando algo de información para este artículo, propuse una encuesta en Twitter. La pregunta era justamente la que encabeza estas líneas.

El resultado final, como podéis comprobar por los porcentajes, fue abrumador: un 31,4% se decantaron por el SÍ y un 58,5% por el todavía más contundente “OJALÁ DESCIENDA”. No descarto, pues así me lo hicieron saber varias personas, que muchos de los que votaron NO se hubiesen sumado a la opción del descenso si hubiesen tenido la paciencia de leer todas las opciones posibles.

En el chat de La Galerna hice lo mismo; tenía curiosidad por saber qué sentimiento se respiraba al respecto. Aquí tenéis una parte del diálogo que se estableció a raíz de la pregunta. Los nombres son, aunque no lo parezca, ficticios:

LUCAS: “A mí sí. Una pena desaforada, una honda tristeza que no sentía desde que eliminaron los programas de Punset de la programación de La 2”.

“Vaya preguntas haces, querido”.

CLAUDIO: “Esas ganas de que descienda a Segunda son un reconocimiento al daño que nos han causado en estos últimos años. Yo confío en que dentro de poco tiempo sean el Barcelona de toda la vida, ese al que nos hemos enfrentado históricamente levantando el pie cuando los teníamos con la lengua fuera”.

SULLEY: “Quiero verles sufrir, pero reconozco que disfrutaba más sus derrotas con Messi. Ahora es un sentimiento parecido al que tenía con el Atleti pre-Cholo”.

CLAUDIO: “Pero ese es un sentimiento maravilloso, es reconocer que el daño causado apenas te ha dejado huella, que las 4 de 5 lo han mitigado o enterrado. Nunca, jamás, ningún culé tendría este sentimiento, su posición no ha variado, siguen mirando desde abajo, desde el rencor. El sufrimiento que les hemos producido les impide tener estos ramalazos de piedad. Imagínate un pletórico Messi que durase cien años en lugar de media docena. Eso es lo que lleva esta gente sufriendo década tras década. Es lógico que nunca experimenten este tipo de dudas”.

SULLEY: “A mis amigos culés les jode este sentimiento, de hecho”.

LUCAS: “Yo respeto a los que sentís esos ramalazos de lástima. A mí no me dotó Dios de esa sensibilidad hacia los infraseres de la creación. El Barcelona, por más que siempre fracase en sus intentos de competir en grandeza con nosotros, es una entidad odiosa de toda odiosidad, tan repugnante desde cualquier punto de vista que no deja lugar ni a un conato de conmiseración. Son unos perdedores que tienen el destino que merecen”.

WAZOWKI: “Es un sentimiento de gran madridismo, desde la óptica que indica Claudio. A mí me dan a ratos un poco de pena, pero aun reconociendo el profundo madridismo de dicha pena (demuestra fehacientemente que somos intrínsecamente superiores), me jode albergar ese sentimiento. Me dan pena, pero luego me pongo a escribir el Portanálisis y se me pasa. Pero es interesante que tenga que escarbar para poder mofarme abiertamente. No me lo pide el cuerpo. Debe de ser por la edad”.

LINGÜINI: “No les entiendo bien, amics. Pena me dan otras cosas, coño”.

LUCAS: “Están mayores, Lingüini, vamos a tener que alimentarles con sopitas”.

DORA: “Yo, en vuestro equipo”.

CLAUDIO: “A ver, yo no tengo pena, yo firmo que bajen a Segunda, pero a poquitos, lentamente, sufriendo y cayendo en la última jornada”.

STITCH: “Eso ya es sadismo. I like it, pero en Segunda llamarían la atención como el Patético en su día. Yo prefiero una posición 13 en la más absoluta mediocridad, sin nada que ganar a falta de diez jornadas salvo una Europa Li de mierda”.

WAZOWKI: “¿Te lo puedo cambiar por llegar a la final de la Europa League y perderla contra el Arsenal?”.

SILVESTRE: “Yo con el Barça intento entrenar una cierta indiferencia porque me parece que el madridismo se nutre de la enemistad de los orcos, pero no debe contaminarse demasiado de ella. Pena no es la palabra, pero que ganarles a ellos tenga un poco más de gracia que ganarle al Elche es parte de cierto orden del mundo conveniente para que uno no sea presa de la melancolía. En cierto modo, la enemistad hay que cultivarla y las enemistades del madridismo no pueden ser del todo ciegas para no convertirse en simple réplica de la de los adversarios”.

CLAUDIO: “Los jugadores del Madrid han experimentado esta “pena” de la que hablamos muchos años. Tengo la impresión de que en partidos en los que los teníamos contra las cuerdas se ha levantado el pie, nunca hemos ido a hacer sangre. Y eso es algo que ellos no se plantean, si en lugar de seis nos hubiesen podido meter ocho, no hubiesen dudado. Digamos que el Madrid siempre ha mostrado clemencia y consideración en esos momentos, los ha tratado como a un rival más”.

LIGHTYEAR: “Reconozco que no siento pena ni lástima por el Barça. Están pagando sus excesos tramposos”.

CLAUDIO: "Voy a usar vuestras respuestas, si no os molesta, en un artículo. Serán anónimas. ¿Alguien más quiere aportar algún nuevo matiz?".

Y no, nadie más aportó nada al tema, pero consiguieron hacerme el trabajo. Me gustaría decir, antes de tomar el aperitivo con el tiempo extra que me han regalado mis compañeros escribiéndome el artículo, que creo que hay, aunque pueda parecer lo contrario, un gran madridismo en sentir esta conmiseración hacia el Barcelona o hacia cualquier otro rival que atraviese una situación parecida. Igual que lo hay en desear, después de años de doping financiero o de escandalosas ayudas arbitrales, que desaparezca del fútbol español.

Esta extraña empatía, que todos sabemos ajena a un culé, un sevillista o un atlético, es un sentimiento que solo se produce desde la cúspide, en una sola dirección, de arriba abajo. Es más, si yo fuese aficionado culé, sería lo último que me gustaría que me mostrasen.

Antes de terminar, y siendo como soy, un hombre que vive a caballo entre el optimismo y las supersticiones, quiero cruzar las dedos y puntualizar que este artículo (o esta transcripción) habla de un momento y un sentimiento puntual, este, el del supuesto, y digo supuesto ya que apenas ha comenzado la temporada, desmoronamiento del Barcelona. Seamos cautelosos. El fútbol da muchas vueltas.

Lo mejor está por llegar.

Fotografías: Imago