Opinión | "Jesús Navas: De niño a leyenda" por Pablo Rivas | OneFootball

El Diccionario de la lengua española define epopeya como “poema extenso que canta en estilo elevado las hazañas de un héroe o un hecho grandioso, y en el que suele intervenir lo sobrenatural o maravilloso”. Y a mi no se me ocurre una palabra mejor para resumir la carrera de Jesús Navas.

Esta historia recoge el camino de un héroe, de un niño de Los Palacios y Villafranca que se convirtió en leyenda. Existe lo grandioso, los títulos, las cuatro Europa League, los dos Eurocopa y el Mundial, entre muchos otros. Hay espacio para la conquista en tierras lejanas, aquella Premier League en Inglaterra. También hay una parte sobrenatural, un hombre capaz de llevar a su cuerpo al límite, que a pesar del dolor da el máximo en cada partido y a sus 39 años sigue teniendo la virtud de un niño. Finalmente, aparece lo maravilloso. Que de sus botas saliera el centro previo al gol de Puerta en abril de 2006 o que con él iniciara la jugada que nos haría campeones del Mundo, no pudo ser casualidad.

Pero toda gran historia llega a su fin, todos los héroes tienen un punto débil, una parte que los hace humanos, que los convierte en seres terrenales. A Jesús le ha hecho mella el paso del tiempo, la edad y esas incansables carreras por banda que fueron desgastando poco a poco su cuerpo hasta no poder más. Pero no es momento para la tristeza, es la hora de mirar con orgullo al pasado, de recordar las hazañas que llevaron a Navas de niño a leyenda.

Luchar contra uno mismo

Nuestro capitán no es solo un ejemplo de superación futbolística, también es un referente en lo personal, en lo humano. La lucha contra sí mismo, contra su mente, fue un punto de inflexión en la carrera del Duende de los Palacios. La ansiedad que acecha a todos los profesionales del deporte afeó los primeros años de su carrera. La presión en cada partido, las expectativas sobre un chaval llamado a la grandeza y el sentirse lejos de su familia convirtieron su sueño en una pesadilla.

Abandonó concentraciones, rechazó a la selección y se perdió grandes torneos que podrían haber engrandecido aún más su carrera. El problema estaba dentro de él, en su cabeza, no era un rival más al que regatear, esta vez era una prueba de fuego, un punto de inflexión que determinaría el resto de su carrera.

No era un camino fácil, pero nuestro protagonista decidió recorrerlo. Impulsado por la fuerza que da el cumplir los sueños, la grandeza de conquistar títulos con el equipo de tus amores y una ambición insaciable, Jesús no solo superó sus problemas, los usó de trampolín para expandir su carrera hacia nuevos horizontes.

Así viajó a Eindhoven, Glasgow, Mónaco, Sudáfrica… Recorrió el Mundo de la mano de su equipo y selección para conquistar los títulos más codiciados. Al final del viaje nuestro joven canterano se había convertido en un hombre.

Salir de la zona de confort

Pero esta heroica historia no solo transcurre en nuestra ciudad. Con la ambición de ganar nuevos títulos, de disfrutar de otras ligas y dejar huella en otros países, nuestro condecorado jugador ponía rumbo a Inglaterra, la cuna del fútbol.

Allí seguiría ampliando su palmarés, abanderaría el nombre de nuestra ciudad en cada partido y construiría el clímax perfecto para su epopeya. Como un gran héroe, Jesús Navas abandonó su casa, su ciudad y el equipo de sus amores para crecer como persona, como jugador, y poder regresar convertido en una leyenda.

Convertirse en leyenda

Tras cuatro años en el extranjero Jesús Navas volvería para elevar su nombre a lo más alto de la historia sevillista. Una última etapa llena de grandes títulos, otras dos Europa Leagues, otra Eurocopa y la nueva Nations League. Pero también con nuevos retos. Abandonó el ataque para convertirse en uno de los mejores laterales del mundo, capitaneó a un equipo que tras alcanzar la gloria conoció el fracaso y elevó aún más la grandeza de portar el dorsal número 16.

Jesús Navas no solo es un ejemplo de superación, de ambición y ganas, de grandeza. También es un referente humano, un modelo a seguir, una persona que nunca perdió sus valores. La cara más humana y bonita del deporte.

Su verdadera leyenda no reside en los títulos, los galardones o la admiración de millones de personas. Jesús Navas siempre será recordado como aquel niño de Los Palacios que quería jugar en el equipo de sus amores.

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