Opinión | El último aliento del Real Madrid de Ancelotti | OneFootball

La temporada del Real Madrid ha sido una verdadera catástrofe, como si se tratase de una pesadilla que te quita cada noche el sueño

El equipo comenzaba la temporada con muchas ganas e ilusión, después de haberse proclamado campeón de La Liga, la Champions League y la Supercopa de España la pasada temporada. Y a todo se sumaba el factor «Kylian Mbappé», un fichaje que subía el status de una plantilla que se comparaba como la de «Los Galácticos» de entonces.

Los antecedentes eran increíbles, pero la exigencia, las numerosas bajas que iba a acumular el equipo, y los comederos de cabeza para dar con una alineación sin un organizador como Toni Kroos, además de colocar a los tres de arriba, han sido poco a poco los detonantes de una temporada en blanco.

El momento en el que todo se empezó a torcer

El primer mazazo fueron las lesiones de dos jugadores fundamentales para el sistema de Carlo Ancelotti. Dani Carvajal, que estaba en el mejor momento de su carrera, y Éder Militao, que ya se había perdido por lesión la pasada campaña y conseguía rendir a un nivel prácticamente óptimo, se lesionaba como Carvajal del ligamento cruzado y como consecuencia se iban a perder la totalidad de la temporada.

Esto generó una gran incertidumbre, en cómo suplir estas bajas y en cómo afectaría al equipo. Según pasaba el tiempo, esa incertidumbre pasó a ser un caos. Lucas Vázquez no rendía para ser titular. Si ponías a Fede Valverde de lateral, el equipo perdía mucho músculo en el centro del campo, y a esto le añades que Tchouaméni iba a ser el encargado de acompañar a Rüdiger como pareja de centrales y con ello, al equipo también le faltaba un jugador que aportara lo del francés en el pivote defensivo.

El Real Madrid entraba en una mala dinámica que iba a desesperar a ciertos jugadores, no sacar la mejor versión de muchos y acabar con un ciclo de la mano del mejor entrenador del club, en cuanto a palmares conseguido.

El único y último rayo de sol para el Real Madrid de Carletto

David Ramos/Getty Images

La temporada fue trascurriendo y el Real Madrid se vio en Febrero sin lograr la clasificación directa en Champions, habiendo perdido la final de la Supercopa de España ante el FC Barcelona, sin ser líder en La Liga, con la frustración de que Bellingham, Mbappé y Vinicius no diesen su mejor versión y con la duda de los meses que se le iba a avecinar al equipo.

Inesperadamente, Dani Ceballos fue una pieza importante para que el equipo empezase a carburar. El equipo empezó a liderar el campeonato liguero, habían pasado a cuartos de final eliminando al Manchester City y Atlético de Madrid, y el equipo conseguía estar vivo en las tres grandes competiciones. Todo se vivía con ilusión en Chamartín hasta que el sevillano se lesionó, y de nuevo empezó a salir el polvo debajo del sofá merengue.

La temporada de Vinicius no estaba siendo buena, no había un líder en el centro del campo, Asencio conseguía ser el parche de la cantera que tapaba todos los huecos en defensa, pese a que los laterales no lograsen dar el nivel que se les exigía. La directiva del club se negó a que se ficharan refuerzos para cubrir las bajas, las cuales cada vez había más, y Mbappé por mucho que metiese goles no era capaz de levantar el ánimo a un equipo entero que se hundía en un barco lleno de oro.

Una temporada para el olvido

La temporada a punto de acabar, es el reflejo de aquellas temporadas que tienen que pasar al olvido. El Real Madrid caía eliminado y goleado en cuartos de final ante el Arsenal, perdía en La Cartuja la final de la Copa del Rey, y tiraba La Liga siendo goleados en Montjuic por el eterno rival.

El fin de ciclo era evidente. Ancelotti se marchará en breves, la llegada de Xabi Alonso esta acordada y la renovación de una plantilla será clave para no volver a repetir una debacle como la de esta temporada. En los momentos complicados muchos se olvidan de quién es el Real Madrid, pero pocos saben que quien es considerado el «Rey de Europa» y el club con más trofeos de La Liga española, volverá a sentarse en el trono, porque después de la tormenta, en Chamartín siempre sale el sol.