El Amague
·30 de junio de 2024
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·30 de junio de 2024
Haber estado junto a un grupo de cerca de 150 fans de la selección peruana en Miami ha sido, sobre todo, una experiencia enriquecedora para entender qué pasa por la mente del hincha de la blanquirroja. Estaba muy sorprendido porque en la previa habían muchos seguidores que creían que éramos capaces de ganarle a la Argentina B, sobre todo porque no estaba Messi en la cancha. Para los fanáticos, el tiempo no había pasado, aún eran épocas de Gareca. Quizá porque muchos de ellos viajaron a Rusia y quizás creen que porque es la misma camiseta, esos milagros tienen que volver a suceder mágicamente, ciegos ante detalles tan grandes y tan visibles como un elefante en cuarto. Que Gareca escondió en un closet gigante.
A cualquier hincha debe generarle una mínima alerta si el ÚNICO jugador peruano que compite en una liga Big 5 de Europa, como Renato Tapia, renuncia por desacuerdos administrativos con la FPF.
Debe llamarles la atención si Jorge Fossati debe echar mano como titular a Paolo Guerrero a sus 40 años y a Christian Cueva, inactivo en clubes 8 meses y recién recuperado de una rara lesión. Jugadores que todos estamos agradecidos por lo que hicieron por la selección en el mejor momento de sus carreras, cuando jugaban en clubes de primer nivel. Hoy Paolo está en la Vallejo y Cueva no tiene equipo.
A cualquier hincha debe llamarle la atención que la Liga 1 se juegue en estadios deplorables como el Campeones del 36 de Sullana y que justamente su presidente, Lander Aleman, sea el que lidere la Comisión de Competencias Profesionales en la FPF (el mundo al revés). O que en la Liga 2, dos clubes emblemáticos como Unión Huaral y Juan Aurich, no se les permita competir y se les revoque la licencia, estando justamente en el mismo grupo donde el club del presidente de la FPF, Agustín Lozano, disputa el camino al ascenso.
Generando suspicacias innecesarias. Lo fácil es creer que el problema es el sistema de juego o que todo hubiese sido distinto si ponían a Joao Grimaldo de titular, un buen jugador, desequilibrante, sí, pero al que, por si acaso, el Real Madrid no lo tiene en el radar. La eliminación de la Copa América USA 2024 es un síntoma más de un fútbol peruano que se ha ido enfermando y que cada vez está más grave. Hoy estamos pagando la factura de dirigentes que piensan que desarrollar proyectos en la formación de menores es un gasto y no inversión. En Presidentes de Ligas Departamentales y de clubes profesionales, que votan con la mano en el bolsillo y les importa dos cuernos, un pito y dos pepinos el futuro del fútbol peruano.
Somos tan ilusos que pensamos que porque Infantino nos regaló dos cupos más, la clasificación al Mundial «es accesible». La Colombia invicta de Néstor Lorenzo y Ecuador en Quito, amenazan en septiembre con dejarnos estacionados en el último lugar de las eliminatorias y sin opción de ir al Mundial por segunda edición consecutiva. De repente, recién ahí, nos daremos cuenta, dónde estamos realmente parados. Últimos.
Vía: Luis Carrillo Pinto (redes sociales)