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·8 de julio de 2023

Olivier Karekezi; por la gracia del fútbol

Imagen del artículo:Olivier Karekezi; por la gracia del fútbol

Olivier Karekezi sobrevivió al genocidio de Ruanda casi de rebote y clasificó a ‘Las Avispas’ para la única Copa África de su historia

La crueldad y el radicalismo de los hutus a punto estuvieron de dejar a Ruanda sin su máximo goleador y el mayor exponente de su generación de oro, la que logró clasificar a la selección a la única Copa África que han disputado ‘Las Avispas’ hasta la fecha, la de 2004.


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Contexto histórico: durante los meses de abril y julio de 1994, en Ruanda se produjo la mayor masacre de la historia de la humanidad (por la gran cantidad de aniquilaciones en tan corto periodo de tiempo). Los ruandeses de la etnia hutu acribillaron a más de 800.000 tutsis en apenas 100 días. Esta cantidad era equivalente al 80% de toda la raza tutsi.

Olivier Karekezi nació en 1981 y apenas había vivido 13 años cuando se vio sumergido en una tesitura impropia para cualquier zagal de su edad. Cuando el genocidio empezó a transcurrir, los tutsis de Gikondo, su ciudad natal, se refugiaron en una iglesia de la localidad, la Gikondo Catholic Parish. El 9 de abril, milicianos hutus de la ‘Interehamwe’ acudieron allí y ejecutaron a 110 personas, infantes incluidos, en la que supuso la primera y una de las más sangrientas y multitudinarias carnicerías que llevaron a cabo durante esos 100 días de canibalismo.

Karekezi vio cómo asesinaban, delante suyo, a su madre y dos de sus hermanos. Su padre había fallecido en un accidente de tráfico y, por tanto, se quedó huérfano, junto a sus tres hermanas. Él se libró esa vez, pero, más tarde, a punto estuvo de ser cazado, de nuevo, por los ‘Interehamwe’, la milicia más violenta formada por hutus, en dos ocasiones. Por la gracia de Dios, o por la gracia del fútbol, pudo sobrevivir.

La primera vez, un hombre que recibió ayuda del padre de Olivier antes de su muerte disuadió a los soldados y éstos obedecieron y le dejaron vivir. En segunda instancia, otro varón que le había visto jugar a fútbol en Gikondo, hizo lo propio. Al final y contra todo pronóstico, sobrevivió y, una vez terminado el genocidio, pudo regresar a la escuela y retomar su actividad futbolística, aún prematura, pero suficiente para haberle salvado la vida.

A raíz de ahí, todo fue cuesta arriba. Y lo hizo gracias al fútbol. “Fue crucial y me ayudó a lidiar con mis cicatrices emocionales, me mantuvo ocupado y me hizo olvidar los malos momentos que viví. Gracias al fútbol pude superar la situación” explicó Karekezi a Eddie Nsabimaba, periodista deportivo del The New Times.

Se formó en la cantera del APR FC, el más condecorado de los equipos del país de las Mil Colinas. Admitió que, al principio, le resultó complejo convivir con algunos jugadores de la etnia hutu que habían sido partícipes de la masacre y con los que tuvo que compartir vestuario.

Tal fue su éxito en el elenco de Kigali, la capital ruandesa, que fue convocado con la selección nacional en el 2000, con apenas 19 años. Allí coincidió con otros grandes jugadores que también residen en Olimpo del fútbol del país. Entre todos lograron el mayor éxito del que han podido gozar ‘Las Avispas’, el de la clasificación para la Copa África 2004, la primera y única vez que han disputado un campeonato internacional de semejante prestigio.

Su trayectoria en la absoluta nacional fue, cuando menos, de notable. De hecho, tras su retirada en 2013, cosechaba el privilegio de considerarse el máximo goleador histórico de la selección, título que nadie ha logrado arrebatarle a día de hoy, con 25 goles en 53 partidos.

En 2005, empezó su aventura europea. Jugó en Helsingborg, Östers IF y CA Bizertin de Suecia, además del Hamarkameratene danés. También pasó por la liga tunecina.

Tras su retirada, obtuvo su UEFA Pro License A y empezó a entrenar. Ha habitado la banca de dos de los clubes más importantes de Ruanda, el Rayon Sports FC y el Kiyovu SC.

Ídolo innegable de Ruanda. Uno de los más grandes futbolistas de toda su historia. Lo es por la gracia del fútbol, que le mantuvo vivo porque algo tenía preparado para él. Un machetazo pudo privar al país africano de un referente absoluto. E incluso de una clasificación para la Copa de África.

Imagen principal vía: The New Times

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