No apareció D10S, pero sí Messi | OneFootball

El argentino sigue sin estar a su mejor nivel, pero el Clásico dejó brotes verdes sobre los que trabajar para volver a ver al mejor Messi.

Tras no haber marcado en el Clásico del sábado, Lionel Messi consiguió su racha más larga sin marcarle al Real Madrid. No es una sorpresa que los focos se hayan dirigido hacia este dato, en vez de centrarse en lo visto en el verde. Aunque no estuvo al nivel que nos ha acostumbrado durante tanto años, el delantero rosarino fue tremendamente influyente en el juego de su equipo; el mejor en los mejores momentos del Barça contra el Real Madrid, y eso, es inmensamente positivo para Ronal Koeman y sus dirigidos.

El culebrón formado en verano entorno a Messi, su deseo de salir y la negativa del club a dejarlo marchar, ya era una introducción al triste Messi que hemos visto a lo largo de esta temporada, y en gran parte también la causa. La desmotivación afecta a todos, incluso a los más grandes, y el argentino no es la excepción. Que no haya público alentando y coreando su nombre también puede jugar como factor para que, en el poco recorrido que lleva esta temporada, hayamos visto al Messi más apagado desde hace muchos años.

Sin embargo, dentro de tantas sombras, la última semana destapa algunas luces dentro del ‘caso Leo Messi’. Contra el Ferencváros se vio a la leyenda blaugrana disputando sus mejores minutos de la temporada, pero claro, quedaba el asterisco por el nivel del desafiante que se encontraba enfrente. Ahora, en el Clásico, esas sensaciones del martes volvieron a aparecer.

Las sensaciones con Messi empiezan a ser positivas, y no sólo por temas netamente futbolísticos (que también), sino por algo que ahora se ve y antes no: compromiso. El experimentado atacante nunca ha sido un genio en la presión alta o en el aporte defensivo, y tampoco se le pide que lo sea, pero, por esa misma razón, verlo bajar hasta su propia área para disputar y robarle un balón a Vinícius, es una muestra concreta de compromiso con el equipo.

El Camp Nou añoraba los regates de Messi; la magia de su estrella. Y ayer, por momentos, lo volvió a ver. El FC Barcelona fue mejor cuando Messi fue mejor, y Messi fue mejor cuando se ubicó entre líneas, a la espalda de Casemiro. El brasileño sufrió errores cuando Leo adelantaba su posición, y ahí encontraba el cuadro local las mejores ocasiones para hacer daño a su rival. Con Messi flotando entre defensores y mediocampistas, parecía que para Zinedine Zidane y sus jugadores sería muy complicado llevarse los 3 puntos. Lionel hizo estragos en el Real Madrid. Encontró en Ansu Fati -quien ocupaba la posición de ‘9’, fijando a los centrales- al socio que mejor entendía sus movimientos e intenciones. También reapareció la conexión en largo con Jordi Alba; de hecho, por esa vía llegó el gol culé.

No obstante, cuando Ronald Koeman optaba por dejar al argentino en posición de interior, el resultado fue muy distinto. Con Messi de frente, el juego para Casemiro fue mucho más sencillo, así como también para toda el sistema defensivo de la ‘Casa Blanca’. Y aquí llegaron los problemas para Leo y, por lo tanto, para el Barça; el oriundo de Rosario acumuló un total de 26 pérdidas. El número preocupa, y bastante. Muchas de estas pérdidas nacen de la intención de llevar el balón hasta el área, pero empezando desde muy atrás y con demasiados jugadores rivales que obstaculizan la consecución del objetivo.

Leo sigue por debajo del nivel que todos esperan de él, eso está claro. Pero no todo es blanco o negro. No todo es bueno o malo. En el Clásico no apareció D10S, pero sí Messi; ese jugador capaz de transmitir peligro con apenas tocar el balón y dirigir todo el ataque de su equipo. Hay brotes verdes sobre los que Ronald Koeman deberá seguir explorando para conseguir sacar el mejor nivel posible de Lionel Messi dentro de un equipo en plena construcción.