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La Colina de Nervión

·23 de octubre de 2020

Nivel óptimo de competitividad

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Es muy comentada por prensa, afición y rivales la gran capacidad competitiva que tiene el Sevilla FC. Este factor, tan importante en el mundo del deporte, es muy difícil de gestionar y más aún de mantener, y parece que el equipo de Julen Lopetegui está consiguiendo mucha continuidad en este sentido. Como se puede leer en el nombre, la clave no está en ser lo más competitivo posible, la clave está en encontrar el nivel óptimo que te permita rendir al máximo nivel. A continuación, describimos algunos componentes de este factor deportivo.

El Sevilla FC puede afrontar cualquier situación

Una de las palabras que más mencionó Julen Lopetegui durante la temporada pasada fue la de resiliencia y adaptación. Y es que esos componentes los hemos podido ver, y los seguimos viendo en el equipo sevillista cada partido. La premisa para eso es clara y concisa: trabajar sobre aquello que está bajo nuestro control. Dejar de prestar atención a otros factores incontrolables para los jugadores solo produce más que ansiedad, frustración y emociones como: ira, rabia, tristeza…


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Mantener la concentración todo el partido

Está muy relacionado con lo anterior; si yo tengo claro que a lo que debo de prestar atención es a aquello que está bajo mi control. ¿Cómo consigo mantener la concentración en eso durante todo el partido? La capacidad de los jugadores de hablarse y mantener el pensamiento en las tareas o funciones que les ha asignado el entrenador antes de cada partido es fundamental. Los jugadores saben lo que el entrenador quiere de ellos, no hay cabida a la confusión o a la incertidumbre, lo que permite que un jugador esté más concentrado y rinda mejor.

Gestionar las emociones

Como decíamos al principio, la competitividad tiene que encontrarse en un estado óptimo. Un exceso de competitividad puede llevarnos a tener una mala gestión de las emociones en caso de que algo pueda frustrarnos, y por consiguiente podemos salirnos del partido. Saber gestionar rápidamente estas emociones durante los partidos, en los que las pulsaciones se encuentran a casi doscientas por minuto, es muy difícil y requiere de un entrenamiento constante. Por ejemplo, podríamos usar el siguiente proceso para gestionar una situación en un partido:

  1. Primero, saber identificar cuando algo puede frustrarme y desconcentrarme.
  2. Segundo, cambiar el pensamiento; usando nuestro autodiálogo: “tranquilo, céntrate.”
  3. Tercero, tener claro cuál es mi función en el campo y cuál es el plan del equipo. Repetírmela y concentrarme de nuevo en ella.

Este trabajo de competitividad, concentración, gestión emocional… es una labor muy difícil tanto en el fútbol como en el mundo del deporte en general, como en cualquier contexto de nuestras vidas, por eso hay que entrenarlo y trabajarlo a diario.

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