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·4 de octubre de 2024
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Partido colosal del extremo internacional ante el AZ Alkmaar: asistió a su hermano en el primer gol y estuvo en la génesis de segundo de Sancet.
Nico gobernó en Europa con la Selección y quiere seguir con ese idilio en un torneo en el formato de clubes. Saludó al Viejo Continente, que le ama, desde su reino de San Mamés. Y eso que no le salía nada al principio, pero nunca dimite. Cosas de familia. Cuando el partido ante el AZ Alkmaar parecía encasquillado, el extremo internacional e Iñaki se aliaron para resolver la papeleta. Una gran apertura de Sancet en el minuto 72 hacia el hermano pequeño brindó un amago de este y su ya conocida galopada. Su ‘bro’ corrió como una bala al espacio por el carril central. El pase fue exquisito, y el remate, inapelable. Lo celebraron como si disparasen una escopeta, simulando divertirse con el videojuego del Fortnite. Después el 10 fue clave en el segundo tanto, tras un zigzag prodigioso marca de la casa que le taponó el meta del AZ Alkmaar y cuyo rechace se encargó de llevar Sancet a la red. Tres protagonistas para los dos tantos y uno de ellos, Nico, insuperable. Ya lo dice su entrenador Valverde;: es un tesoro. La espera se hizo muy larga en San Mamés. Seis años y medio sin ver pasar equipos europeos por uno de los estadios con más piropos internacionales por su envidiada arquitectura. Ante tanta espera, lo propio era preparar un gran espectáculo. Y el internacional español elevó mucho la nota general. Para este goce dijo no al Barça, a jugar al lado de colega Yamal y a la legión de pretendientes que tenía en verano.
Fue un premio a la insistencia, a no bajar los brazos jamás. Athletic y AZ Alkmaar brindaron 45 minutos iniciales de categoría. La vuelta de La Catedral al concierto europeo deparó tres cuartos de hora trepidantes, de enorme intensidad y velocidad. ‘Rock and roll’ frenético con Nico sacando suspiros de admiración. Un período chulo, aunque luego hubo más tinieblas que sol. No hubo rastro de los ultras que dieron la nota en Roma, y a poca distancia en Anoeta, una bendición, habló la pelota, que es de lo que se trata. Ambos equipos se lanzaron sin cadena hacia la meta rival, hasta dibujar un período con intensidad y llegadas. Y tras el descanso fueron más pragmáticos, guardaron mejor su meta. El desgaste pasó factura a los neerlandeses, que hicieron cambios muy ofensivos y se vieron desarbolados.
Yuri no titubeó, se tiró el primer tiempo lanzando misiles hacia la meta de Owusu-Oduro. La gama fue variada, en el minuto 5 pegó en el larguero, en el 14 se la atrapó el meta del AZ y en el 24 se le marchó alto. La extrema vigilancia a Nico por esa banda sacaba los grilletes al zarauztarra y ya se sabe que es un lateral con alma de extremo. Pero sus apariciones eran por dentro, no por las orillas, y, dado que Gorosabel no se decidía a lanzarse a la aventura en campo ajeno por la derecha, el equipo encogía demasiado el campo, no encontraba grandes espacios.
El choque era dinamita hacia un lado y otro. Los leones a veces le meten tanto rimo que se traicionan a sí mismos, porque algunos instantes requieren pausa. Van Bommel, hijo del ilustre exjugador del Barcelona, lo intentó por raso, un disparo atronador que repelió Agirrezabala, y en el rechace estuvo atento Clasie pero no pudo cazarla. A Sancet le costaba entrar en juego, le negaban las recepciones, así que tenía que irse a las bandas para darse a conocer con el cuero. Era al que más echaba en falta el equipo de Valverde en la salida y a la hora de otorgar fluidez en el juego, a veces un tanto embarullado.
Los tulipanes no la sorteaban, apenas daban un pelotazo en largo. Aunque les costaba apañar juego si no robaban alto, tenían peligro y cada puerta que veían abierta, la franqueaban y entraban hasta la cocina. Al Athletic le empezó a costar un poco más llegar al área rival a la media hora de juego, pero retomó el brío. Tras el descanso, el partido decayó, se afeó un tanto. Hubo más control y pragmatismo. El AZ Alkmaar arrancó más replegado y Nico, que empezó a alternar el extremo y la mediapunta, buscaba desestabilizar con sus quiebros. Los visitantes volvieron a asomarse al gol con Van Bommel, que en el minuto 56 lanzó desde lejos un balón que se fue rozando el poste. Pero les costaba cada vez más tener el balón.
El Athletic metió una marcha más. Sancet, hasta entonces anulado, resurgió en el momento oportuno. Y trató de poner un palo en sus ruedas Martens con cambios, metiendo chavales jóvenes, pero muchos estaban sobrepasados. Guruzeta a la media vuelta ensayó un gran tiro en el 66′, que hizo intervenir al cancerbero Owusu. Poco después la alianza familiar Nico-Iñaki decidió acaparar todo el protagonismo en el regreso de La Catedral a Europa. Conexión letal. Suyo fue el 1-0. Después robó Yuri y el 10 lanzó su clásico culebreo, esta vez ante Casius, aunque su disparo lo atajó por abajo el portero. Sancet remachó el rechace. Sin apabullar, sí fueron muy superiores y merecieron ganar a un AZ al que se le hizo larga la noche. Ya tienen los leones la primera victoria en la saca. Y San Mamés durmió feliz en su vuelta al escaparate internacional. Ya sacan brillo los vascos a cuatro ricos puntos, y que pase el siguiente, el Slavia de Praga checo el día 24. Seguro que Nico les da la bienvenida.
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