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·12 de septiembre de 2019

Nadie quiere jugar contra Sudáfrica

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"Sabemos que al menos diez personas han muerto en esta violencia, dos de las cuales eran extranjeras. No hay ira, frustración y agravio que puedan justificar esos actos de destrucción gratuita y de criminalidad", declaró el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa (66 años), en los primeros días de septiembre. El brote xenófobo que está viviendo el país causó una rápida reacción de rechazo en el resto del continente. Y el fútbol, claro está, no puede escapar de una realidad. El espectáculo, aquí, no continúa.


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Los últimos partidos de la Selección de Sudáfrica

En la última fecha FIFA, Zambia, primero, y Madagascar, después, cancelaron los partidos que ya estaban confirmados. La Selección de Sudáfrica debía viajar a Lusaka, capital de su gran vecino del sur, para el amistoso que se disputaría el 7 de septiembre. El conjunto zambiano, en un claro boicot por los ataques xenófobos que se vieron en la tierra de Nelson Mandela, suspendió el encuentro.

La nación que supo organizar el Mundial de 2010, lejos de alarmarse demasiado, se movió rápido y consiguió otro rival para jugar en la misma jornada: Madagascar. “Es un muy buen equipo y creo que son un muy buen reemplazo. Será una muy linda oportunidad para mostrar amor y solidaridad a nuestros hermanos y hermanas africanos”, declaró el entrenador del seleccionado sudafricano, Molefi Ntseki, en la previa del duelo que se había programado para llevarse a cabo en Johannesburgo. Pero, pese a las buenas intenciones del técnico y sus palabras de paz, el partido se suspendió también. ¿Por qué? Otro boicot que se lee como una nueva advertencia.

"Después de evaluar mejor la situación, decidimos no viajar a Sudáfrica: se trata de proteger a nuestros jugadores y a los malgaches que viven en ese país", comunicó la federación de la nación insular ubicada en el océano Índico. Danny Jordaan, presidente de la Asociación de Fútbol de Sudáfrica, entendió los rechazos: “La realidad es que los juegos de Zambia y Madagascar fueron suspendidos como resultado de la violencia. Como asociación de fútbol, país y personas, debemos enfrentar esto. Lo que nunca podemos hacer es extraernos del continente africano. Nuestro destino y nuestro futuro están ligados al continente”.

La violencia xenófoba se manifestó sobre todo en Johannesburgo y en la capital, Pretoria. Grupos de sudafricanos organizados asaltaron negocios cuyos propietarios son inmigrantes de otros países africanos. Los nigerianos, especialmente, fueron los más atacados, creando así fuertes tensiones diplomáticas con el otro gigante del continente (Nigeria, que tiene 195 millones de habitantes, ya informó que “evacuará” a más de 600 ciudadanos residentes en Sudáfrica).

Las cifras, en esta historia, son elocuentes: en una semana, se calcula que hubo al menos doce muertes y cerca de 800 personas de origen extranjero fueron desplazadas de sus hogares.

Otra versión del pobre vs. pobre peleándose por la parte más pequeña del pastel. ¿Qué dicen los dueños de la porción más grande? No saben/no contestan.