La Oral Deportiva
·5 de abril de 2024
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·5 de abril de 2024
Foto: Dante Fernández/AFP vía Getty Image
El primer paso suele ser el más importante, porque es el que da confianza para seguir adelante. Y vaya si el de Nacional fue bueno en la fase de grupos de la Copa Libertadores, porque venció 2-0 a Libertad, jugó muy bien, fue inmensamente superior a su rival y solo cometió un pecado: no anotar más tantos para reflejar así la diferencia de rendimiento que hubo entre uno y otro.
Leandro Lozano deja un surco por la banda derecha; se asocia con Antonio Galeano que juega un partido soberbio por verticalidad, velocidad, despliegue y profundidad. Mauricio Pereyra y Alexis Castro filtran pelotas para que Rodrigo Bentancourt y Gonzalo Carneiro impongan sus leyes en el área rival, todo sustentado por un muy buen trabajo defensivo de Lucas Sanabria en el medio y los dominantes Franco Romero y Mateo Antoni en el fondo. Nacional juega bien, como quizás nunca lo ha hecho, al punto que no deja progresar en el campo a Libertad, el campeón paraguayo, ese que hace 11 partidos no pierde y que solo cayó en uno de sus últimos 29 compromisos.
Leandro Lozano grita su gol, el 1-0. Foto: Dante Fernández/AFP vía Getty Image
El público que desafió la lluvia en el Gran Parque Central aplaude, alienta, grita y empuja, pero no disfruta. ¿Cómo que no si el equipo domina a voluntad y Luis Mejía se muere de frío allá atrás? El problema es la ansiedad porque el equipo liquide el partido y marque en el tanteador la diferencia que hay en campo, porque gana desde el minuto 32 con gol de Leandro Lozano -luego de una muy buena jugada colectiva que fue de derecha a izquierda y se cerró cuando el balón fue puesto en el corazón del área por el otro lateral, el zurdo Gabriel Báez- pero desperdicia una tras otra las ocasiones de peligro de las que dispone.
Alguna vez Álvaro Recoba dijo que Antonio Galeano era el alma del equipo y este partido lo demostró, porque fue la confirmación de que cuando el paraguayo anda bien, Nacional también.
Por supuesto que todos aportan y que hubo otros futbolistas en juegos anteriores que también brillaron, pero ninguno logró darle un salto de calidad tan cuantioso como cuando Galeano está inspirado. Le faltó el gol, pero a decir verdad no juega para eso. Su función es otra: atacar, desgastar, poner velocidad y aprovechar o generar las grietas en las defensas rivales para llegar al área y ponerle pelotas de gol a sus compañeros, las que en este caso lamentablemente desaprovecharon en su mayoría.
El que sí se sigue vistiendo de asistidor es Gabriel Báez. El lateral izquierdo argentino puso el centro rastrero para el 1-0 y luego le metió el balón en la cabeza a Bentancourt para que marcara el 2-0 y entonces sí, ahuyentara cualquier tipo de fantasmas del Gran Parque Central. Visto esto, cabe una reflexión un tanto tardía: ¿cómo no jugó el clásico?
Ruben Bentancourt y su celebración tras marcar el 2-0. Foto: Dante Fernández/AFP vía Getty Image
Fue un buen triunfo de Nacional, que estuvo a la altura de la exigencia internacional que se le planteó, pues enfrentó al bicampeón paraguayo, líder del actual torneo, que arrastraba un largo invicto y lo borró de la cancha. Pero…Claro, somos así los uruguayos, siempre vamos a encontrar un pero. Desde los puntos era un triunfo impostergable, porque si todo sale según la lógica River Plate de Argentina se quedará con uno de los dos cupos que otorga el grupo para los octavos de final, por lo cual Nacional y Libertad se disputarán el restante lugar. Por lo tanto, ganar las unidades en disputa en casa frente al rival directo era vital. El disgusto que queda es que pudo y debió golear, haciendo una diferencia de goles que podría ser decisiva. No lo consiguió, pero hizo lo trascendente: ganó. Se podrá pedir más, pero no exigir menos, así que ganar y jugando el mejor partido de la Era Recoba no es poca cosa.
Estadio: Gran Parque CentralHora: 19.00TV: VTVÁrbitro: Anderson Daronco (BRA)VAR: Wagner RewayGoles: 32′ L. Lozano (N) y 61′ R. Bentanourt (N)