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La Galerna

·24 de marzo de 2025

Mira, chato (CLXIX)

Imagen del artículo:Mira, chato (CLXIX)

1-3 y tal. ¡Cómo encabrona el Madrid!

Fue un guasap inquietante: “Hoy no estaba el chichi para farolillos, ¿no?”.

Así, de golpe, no lo entendí. No estaba en mi mejor momento. Me mojaba por arriba, abajo, delante y detrás. Llovía a mares, ¡qué tardecita! Sonó el pito guasapil y me dio sólo para leer el corto mensaje. Exponer el teléfono a la intemperie resultaba temerario.


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Lo guardé mientras buscaba refugio. Le daba vueltas, claro. ¿Farolillos? ¿Chichi? El remitente es gente seria, ilustrada. ¿Qué estaba pasando?

No pude descifrar su pregunta hasta que descubrí un pantallazo adjunto, refugiado en unos soportales. A la izquierda, el escudo del Barça, y debajo, un 1. A la derecha, el del Madrid y un 3. Sólo pude articular la palabra pertinente: ¡coño!

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Habrán descubierto ya que no había visto el Clásico femenil. Pensé que se jugaba por la tarde y el baloncesto, por la mañana. Ni una, vamos. Tenía obligaciones serias, la que más, intentar lo dicho: no mojarme del todo antes, durante y después del ‘match’.

En Montjuïc también diluviaba, por lo visto. Gran entrada en el estadio, por cierto. Muy natural: dar por hecha una goleada al Madrid moviliza al culé como nada. Diluvie o esté el termómetro en los 50 grados. Jueguen tíos, tías o fútbol mixto. Que todo llegará.

Un acicate ese 1-3, tan seguidito al 2-0 frente al Arsenal, para seguir creciendo sin olvidar lo obvio: el Madrid no se fundó para ganarle al Barcelona. ¿Ok? Ok.

Total, que ganó el Madrid, lo cual confirma su enorme capacidad para encabronar. ¡Es poesía! Lo hace cuando lo esperas y cuando no. Es único. A Aitana le salió un Nico Williams y bueno. Dijo las vísperas: “Creo que aún queda lejos que el Madrid nos gane”.

No saben comprender la capacidad de encabronar del Madrid, hombres o mujeres, es la pura igualdad de sexos. No les quepa duda: no dice eso la Balón de Oro y como poco empatan. El destino.

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Total, que llegó la primera victoria madridista en un Clásico. Debió influir que sucediera el día del cumpleaños de Míchel, el 8. Oigan, una vez iba a pasar. La alegría blanca debe ser también la de todo el campeonato. La ventaja azulgrana en la materia es grande, este resultado les viene bien a todos.

Al mismo Barcelona, que revalidará título, pero que al segundo y al tercero, no les cuento al sexto, les gane por cuatro, cinco o más goles, pues como que no parece excitante. Es malo para el producto, dirían los sabios.

Además fue divertido. Al Barça le anularon un gol, más poesía. Las locales y una turba periodística clamaron. La misma turba que calló cual puerta con lo de la chica del Espanyol. Y sigue callada. Les pareció más denunciable un gol anulado

El Madrid se quitó un peso de encima: felicidades, chicas. Toril estaba como si le hubiese tocado la lotería y sin comprar el décimo. Un acicate ese 1-3, tan seguidito al 2-0 frente al Arsenal, para seguir creciendo sin olvidar lo obvio: el Madrid no se fundó para ganarle al Barcelona. ¿Ok? Ok.

Además fue divertido. Al Barça le anularon un gol, más poesía. Las locales y una turba periodística clamaron por que la árbitro pitó fuera de juego. La misma turba que calló cual puerta con lo de la chica del Espanyol. Y sigue callada. Les pareció más denunciable un gol anulado. También en el fútbol femenino nos conocemos todos.

Lo que hizo la jueza fue pitar falta, una obstrucción culé que facilitó el remate final. Que tengan mucha suerte ella y la abanderada. Puede que la semana que viene nos cuenten que las han pasado al waterpolo en piscina sin agua.

La guinda fue el tercer tanto. Weir, bigoledora, remató y la tal Mapi sacó la pelota después de que hubiera traspasado la línea de meta. Bramó que no había sido así y pese a ello el tanto subió al marcador. La vio dentro hasta el público del pebetero. Estaba superado el tiempo de alargue, luego supuso sólo ampliar la diferencia, el resultado estaba hecho.

Por cierto: Weir, Carolina, cosa fina, también dio dos toques para el recuerdo: uno para el 1-2, con el pie, y otro para el 1-3, con la cabeza.  Una delantera muy completita. ¿Y linda? Sí, como Caicedo… El Madrid jugó su mejor partido de la máxima.

Y sí. Entre la tormenta enfocaron el palco de autoridades y similares. Estaba Laporta, que aumenta su leyenda: es el primer presidente del Barça que ha perdido con el Madrid femenino. Pues eso: ¡coño!

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