Diario UF
·30 de junio de 2021
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·30 de junio de 2021
Mikkel Damsgaard es como ese amor a primera vista que te roba el corazón sin darte cuenta. Es como esa novia de verano que te hace sentir algo indescriptible. Es un jugador de torneos cortos. Te enamora porque no lo conocías o porque no lo seguías en demasía y por ello lo catalogas como tu «descubrimiento futbolístico». Y claro, eso le otorga un valor extra.
Después de lo ocurrido con Christian Eriksen en el encuentro ante Finlandia, Mikkel Damsgaard ha pasado a ser el responsable de ocupar el vacío que ha dejado el del Inter.
Es una tarea muy exigente, ya que Eriksen era el mejor danés de largo y Damsgaard aún tiene mucha carrera por delante. Sin embargo ha estado a la altura y se ha ganado un puesto después de exhibir su clase a todo el mundo.
Al igual que Eriksen, Damsgaard parte desde la mediapunta aunque se cae un poco en la banda izquierda donde se suele juntar con Mæle. El carrilero de la Atalanta y el joven de la Sampdoria son un dúo difícilmente parable para las defensas contrarias.
Ambos se están asociando a las mil maravillas y optan a ser las mayores revelaciones del campeonato.
A pesar de que no haya brillado mucho con la Sampdoria este temporada (2 goles y 4 asistencias), el contexto tampoco le ha beneficiado para su progresión.
Aún así, es imposible que no te guste Damsgaard. De profesión encarador, de los que se encuentran en peligro de extinción en un fútbol que avanza hacia ser más físico y táctico.
Se necesitan más jugadores como él, que se salten las reglas, que miren más allá del plan trazado y que se inventen cosas a partir de su inteligencia y calidad. En un fútbol que pretende ser como una partida de ajedrez y los mediapuntas se encuentran en una constante decreciente, las personas como Damsgaard son las que pueden desequilibrar un partido y mostrarle al fútbol que el talento se antepone a la pizarra.
Ojalá llegue a ser una estrella en un futuro no muy lejano, porque desde luego que, en una opinión subjetiva, por Damsgaard pagaría una entrada única y exclusivamente para contemplar su dotada técnica.