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·23 de marzo de 2023
Mesut Özil: el último ’10’

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·23 de marzo de 2023
Mesut Özil cuelga las botas, pero siempre permanecerá en el recuerdo de los aficionados como el último ’10’ del mundo del fútbol.
El mediapunta alemán era un jugador estéticamente inigualable. Poesía en movimiento. El tipo de futbolista que hace que los niños se enamoren del deporte. Una zurda exquisita y un talento descomunal del cual siempre quedará la duda de si pudo llegar a más.
Era un genio del último pase, tal vez el mejor de la historia en ese aspecto. En su haber, un repertorio de asistencias que tan solo un fantasioso podría imaginar y es que el ‘Mago de OZ’ pudo ser irregular, poco profesional o indisciplinado, pero en su puesta en escena nunca faltó la magia.
Capaz de levantar de su asiento al más ‘pipero’ con sus trucos, Mesut hacía disfrutar al espectador siendo un perfil de jugador de los que ahora escasean. Uno de esos por los que merece la pena pagar una entrada, porque, aunque su mayor virtud siempre fue hacer mejores a los demás, la luz de su elegancia nunca pasaba desapercibida.
Control sobrehumano, pelota pegada al pie y escuadra y cartabón para dar los pases. Delicia para los delanteros y pesadilla para los rivales. Su Mundial de Sudáfrica, ese que tan buen recuerdo dejó en España, fue el escenario donde empezó a dejar sus primeras pinceladas. Un artista del balón que aterrizo en Madrid procedente del Werder Bremen para hacer del Bernabéu su museo.
Tres maravillosas temporadas fueron las que pasó en la capital. Su juego siempre tuvo encandilado al graderío blanco, que tenía en Özil a uno de sus ojitos derechos. Además, el Bernabéu nunca hace por esconder cuáles son sus alumnos aventajados y siempre mostró a su jugador el cariño merecido.
En corazón del madridista siempre habrá un pequeño lugar para esa sociedad que formó junto a Cristiano Ronaldo. Dos futbolistas tan diferentes, pero que se entendían tan bien. La potencia y voracidad del portugués aprovechada por la batuta del alemán. Un vals de goles que dejó tras de sí defensas desesperados, porteros sobrepasados y récords imbatibles. Suya es la responsabilidad ofensiva de uno de los mejores equipos de la historia, el Real Madrid de 2012, que se quedó a unos penaltis de la máxima gloria. Los de Mourinho eran una máquina de anotar, una orquesta perfectamente coordinada al ritmo del ’10’, cuya música mezclaba vertiginosa velocidad con exquisita precisión de movimientos.
A Mesut le gustaban los grandes escenarios, era donde más brillaba. Ahí donde los jugadores mediocres se esconden, era cuando el alemán sacaba a relucir todo su repertorio. Disfrutaba los ‘Clásicos’ como el que más, mirando sin despeinarse a leyendas como Xavi o Iniesta. Su juego entre líneas era una de las mayores pesadillas blaugranas, cuya afición siempre ha reconocido el talento del ‘Mago de Oz’. De hecho, cerca estuvo de ponerse bajo las órdenes de Guardiola, pero por caprichos del destino siempre visitó la ciudad condal en el bando enemigo.
Sin embargo, no todas las historias tienen final feliz. Otro genio llamado Isco llegó a su mismo vestuario y tras hablar con Ancelotti, el bueno de Özil hizo las maletas rumbo a Londres el último día de mercado. Un triste adiós para una historia de amor que merecía una mejor conclusión.
No obstante, los aficionados ‘gunners’ estaban encantados con su nueva estrella, pues Mesut era nuevo jugador del Arsenal. En el Emirates empezaría el principio del fin de uno de los jugadores más talentosos de la historia del balompié. No sin antes dejar grandes partidos en el conjunto londinense para reafirmarse como un crack mundial.
La Premier League pudo disfrutar de un gran director de orquesta y los ingleses vieron como el alemán resucitaba la figura del mediapunta con la misma camiseta que lucieron otras leyendas como Henry, Pirés o Dennis Bergkamp. Sus primeras temporadas fueron buenas, pero su rendimiento fue claramente de más a menos. La indisciplina, falta de ambición y conformismo pusieron el techo a un futbolista cuyo talento no tenía límites. Cada vez más criticado, cada vez más ausente. Empezó a apagarse la luz de su magia y el término de su camino parecía próximo.
Finalmente tuvo que salir a Turquía, donde vistió la camiseta del Fenerbahçe primero y luego del İstanbul Başakşehir. Una liga menor para un jugador de las dimensiones de Özil. Un desenlace poco glamouroso para un artista cuyas obras serán mejor valoradas con el paso del tiempo. Porque ayer, tras varias lesiones y tiempos complicados, Mesut anunció que cuelga las botas.
En su vitrina quedará un Mundial, ligas, copas, supercopas, MVP´s y estadísticas espectaculares, pero en lo material nunca se verá reflejado el intangible valor de ver a un jugador como Özil haciendo danzar a su equipo al ritmo de su zurda. Los números y los trofeos nunca harán justicia a una leyenda de las proporciones de Mesut, cuyo juego quedará para siempre escrito en letras de oro en las mejores páginas de la historia del deporte.
La pelota llora la marcha de uno de los futbolistas que la trataba con más delicadeza y es que jugadores como Özil cada vez hay menos, pero mientras la belleza de su fútbol no se olvide, nunca morirá su leyenda como el último ’10’.
Imagen principal vía: Catherine Ivill/Getty Images.
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