Tiralíneas Madrid
·22 de noviembre de 2024
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Kylian enfrenta un momento crítico en su carrera, marcado por una adaptación difícil al Real Madrid y su ausencia en las últimas convocatorias de la selección francesa. Mientras las críticas aprietan tanto en su país como en su nuevo club, el francés busca recuperar su nivel y demostrar que aún puede ser el líder que todos esperan
Kylian Mbappé atraviesa una de las etapas más desafiantes de su carrera desde su explosión como estrella internacional. Su fichaje por el Real Madrid este verano generó una ola de expectativas que hasta ahora no ha cumplido, y a eso se suma su ausencia en las últimas convocatorias de la selección francesa, una situación que ha encendido las alarmas en su país.
El delantero no fue llamado por Didier Deschamps para los encuentros internacionales de noviembre, y aunque la primera ausencia en octubre se justificó por lesión, lo cierto es que Mbappé había jugado previamente con el Real Madrid contra Lille y Villarreal. Este hecho y un polémico viaje a Estocolmo relacionado con una presunta investigación judicial han generado una creciente crítica mediática. Sobre su exclusión, Philippe Diallo, presidente de la Federación Francesa de Fútbol, afirmó: «No voy a entrar en este terreno, pero mi deseo es que vuelva en marzo. Es un activo insustituible cuando está en su mejor versión.»
Sin embargo, las razones van más allá del ámbito físico. Según Antoine Simonneau, corresponsal de L’Équipe en Madrid, Mbappé enfrenta un desgaste emocional y una pérdida de popularidad en su país. «No lo vemos disfrutar en el campo, no tiene la actitud de un capitán y eso molesta mucho en Francia. Parece estar hundido anímicamente», afirmó en Carrusel Deportivo.
Otro factor que podría explicar su bajo rendimiento es el cambio de rol táctico que enfrenta en su club y selección. Tanto Carlo Ancelotti en el Real Madrid como Deschamps en Francia han apostado por colocarlo como delantero centro, un puesto que no explota sus cualidades al máximo. El propio Mbappé ya expresó su incomodidad en el pasado, señalando que prefiere actuar por las bandas, donde puede aprovechar su velocidad y habilidad en el uno contra uno.
Karim Benzema, en una reciente entrevista, fue directo al opinar sobre el tema: «Mbappé no es un 9. Cuando juega ahí, no rinde como debería. Pero en su posición natural, tiene a alguien como Vinícius en el Madrid que está al mismo nivel.»
A pesar de ello, las circunstancias parecen obligar a Mbappé a adaptarse. Francia ya no cuenta con Giroud como referencia en ataque, y en el Real Madrid, Joselu no logró asentarse como titular, mientras Endrick aún no está listo para asumir el rol principal.
El contexto fuera del campo también ha impactado en su desempeño. Deschamps habló recientemente sobre los desafíos que enfrentan los jugadores modernos, como la sobreexposición en redes sociales y la presión mediática. En este sentido, aunque evitó hablar de una «depresión» en Mbappé, reconoció una posible «fragilidad psicológica.»
El reto para Mbappé es enorme. Debe demostrar que puede liderar tanto a su club como a la selección en un momento donde su juego está lejos del nivel que lo convirtió en uno de los mejores del mundo. Las próximas semanas, con partidos cruciales en LaLiga y la Champions League, serán una prueba de fuego para el delantero.
Por ahora, el mensaje desde el entorno de Francia y el Real Madrid es claro: paciencia y confianza en que Mbappé encontrará nuevamente su camino. Pero para que eso ocurra, el jugador deberá ajustar no solo su rol en el campo, sino también su mentalidad fuera de él.