Mallorca 2-1 Rayo Vallecano: ‘Crónica de una derrota anunciada’ | OneFootball

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Unión Rayo

·15 de mayo de 2022

Mallorca 2-1 Rayo Vallecano: ‘Crónica de una derrota anunciada’

Imagen del artículo:Mallorca 2-1 Rayo Vallecano: ‘Crónica de una derrota anunciada’

Era sensato avecinar que la hambruna del Mallorca se sobrepondría al asueto del Rayo. A una Franja feliz tras haber logrado su objetivo, y con más ganas de probar cosas que de salir ensangrentado. Aunque dejó claro que una cosa es soltarse y otra, regalar. Pese a ello, acabó ganando el que de verdad lo necesitaba. El que más lo rezaba. Un gol de Abdón Prats decidió un partido de jornada unificada que dejó el infierno petrificado. En un puño. Y la Franja, con su status premium de 42 puntos, ya sólo le queda liquidar el curso en casa ante un descendido Levante. Ya no puede adelantar al Valencia, así que a lo máximo que aspira es a conservar su 12ª plaza. Porque para poder tener opciones de ser Top-10 debía ganar y aunque estuvo muy cerca de hacerlo, se le escapó.

Lo cierto es que no hay mejor resumen para la primera parte que ver la desidia de Catena -cuya temporada ha sido excelente, una cosa no quita la otra- en la acción del gol. Su salto para evitar el testarazo de Muriqi fue… Lábil. Dicho con tacto. Iraola, cuya sala de máquinas tenía más enfermos que disponibles (Unai López, Comesaña y Trejo; además, Pathé Ciss llegaba entre algodones), apostó por un equipo inédito con el Tigre como referencia. Volvió a ser titular tres meses después: la última fue el 12 de febrero en Pamplona. También reapareció Mario Hernández, ejerciendo como extremo derecho, algo que ya hizo en la visita del Sevilla a Vallecas durante algunos minutos. Con Nteka como enganche, el equipo perdió los raíles del interior, siendo condenado a atacar por los costados. Anduvo mal el parisino, obligando al Rayo a cocinarse sus pocas ocasiones con envíos laterales hacia Falcao, que volvió a relucir ese don para rematar piedras como si fuesen globos.


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Tuvo dos en la primera parte el colombiano, una se marchó muy desviada y en la segunda, que parecía a placer, se escurrió antes del golpeo. Mala suerte para sus garras y buena para las del los demonios baleares, que suspiraban. Su urgencia era máxima: ganando salían del descenso y dependían de sí mismos para salvarse la última jornada. Era un domingo de poner pie y medio en el Edén o en el Averno. Y pareció ser la primera tras el gol Muriqi en el primer tramo de la primera parte. El kosovar remató a bocajarro un centro desde la izquierda ante la estatua de Dimitrievski. Mal Catena, que reprochó a Fran García lo que, evidentemente, era suyo. Se le había escapado el tanque y había rematado totalmente solo. La relajación se paga, pues con el Rayo jugándose la vida sin duda habría defendido ese balón con otra tensión.

En la segunda parte tuvo más historia el partido, porque despertó el León de Nevir. Al descanso el Rayo llevaba 223 pases (54% de posesión) y ningún disparo a puerta. Mucho balón y poca ocasión. Pero en el 50′ llegó el anuncio de que se avecinaban otros vientos, por medio de un testarazo de Falcao que despejó Reina a córner. Por el aire llegó el empate a la hora de juego, obra de Pathé Ciss, que entró como un Miura en el primer palo para cabecear un córner. Golazo del gigante de Dakar, su tercero esta temporada tras Getafe y Bergantiños. Ahí florecieron los nervios en el Mallorca, que vio ante sí el despertar del monstruo de Iraola, por fin demostrando la “concentración” que tanto señaló en la previa. Los últimos minutos fueron un asedio balear. Por el Rayo, perdonó Sergi Guardiola desde la frontal del área y Falcao, en un mano a mano. La agonía de los demonios fue su propio peor enemigo. La ansiedad. El mirar al cronometro y ver que Dimitrievski era un muro. Kubo, con un derechazo al aire, falló una de las últimas. También Kang-In Lee, al palo. Y marcó Abdón Prats, ya en el 92′ y tras un disparo que se coló entre las piernas de Balliu. Héroe.

Ganó el Mallorca, perdió el Rayo. Y la Franja, matemáticamente, ya sólo puede aspirar a ser 12ª. Para ello deberá ganar al Levante (ya descendido) la última jornada. Un partido que, al no jugarse alguno objetivo ninguno de los dos, con toda probabilidad se moverá al sábado, apartado de la jornada unificada -y electrizante- del 22 de mayo. Será un día muy emotivo. Por el adiós del Levante, que será sin duda muy bien tratado por la parroquia vallecana. Y por la fiesta de la misma, cuyo broche a un curso histórico deberá serlo por igual. Además, el partido coincidirá con las Jornadas del Rayismo. Tal vez será el último show de Iraola en Vallecas. Tal vez será la última vez que se verá la tribuna alta lateral desértica. Tal vez será la última vez que reluzca la oxidada pancarta de “siempre en nuestro recuerdo”. Tal vez el Rayo gane; tal vez pierda. Lo único seguro es que será un hasta pronto emocionante.

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