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·3 de marzo de 2024
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El reciente finalista de Copa recibía la visita de la revelación de la temporada, el Girona de Míchel. Los balerares, aún de celebración tras el pase a la Cartuja, buscaban ampliar la buena dinámica. Enfrente, un equipo que buscaba distanciarse más de las posiciones de Champions League. Un duelo por todo lo alto en la jornada dominical de la vigesimoséptima jornada de LaLiga EA Sports. Partido que ya se dio en este mismo escenario, Son Moix, en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa el Rey, con victoria insular.
Con el pitido inicial, el Girona intentaba imponer su estilo de juego, una de las claves que ya anunció Míchel en la rueda de prensa previa al choque. Fruto de las primeras imprecisiones y la toma de riesgos en salida de balón, llegaban las primeras internadas por parte del conjunto mallorquín. Los locales, a los que parece que ni los 120 minutos del martes en el Reale Arena ni la resaca copera les afectaban en su estado físico, contaban con un plan claro. Una presión agresiva en campo propio y salida al contragolpe buscando a sus dos arietes.
No obstante, la primera ocasión del partido fue para los rojiblancos. Iván Martín no pudo conectar con la testa un buen centro lateral de Miguel, manso para el portero serbio. Los primeros compases del encuentro recordaban a los aficionados catalanes el guión de partido de Copa del pasado enero, con un Mallorca con las ideas más claras penalizando los errores. Dani Rodríguez estuvo a punto de abrir el marcador a la salida de un córner en corto, que despejó Gazzaniga contra la madera.
Con el paso de los minutos el Girona poco a poco se iba haciendo con la batuta y el timón del partido. Eso sí, sin progresar demasiado en el juego estático ante un bloque bajo muy bien trabajado. Ya en el ecuador de la primera mitad, ninguno de los dos equipos lograba generar peligro en las áreas rivales.
El match entraba en una fase con los baleares más cómodos sobre el verde y los de Míchel a remolque, concediendo cantidad de saques de esquina. A salida de uno de ellos se adelantaba el Mallorca (1-0) tras un rechace que dejaba a Copete solo para batir al arquero argentino. Los rojiblancos reclamaron tímidamente unas manos en esa acción de Cyle Larin, pero desde el VAR corroboraron la decisión de Hernández Maeso.
El Girona buscaba reaccionar, con un eslalon de Savinho, el más incisivo en la primera parte, y un cabezazo de Solís, fácil para las manos de Rajkovic. Al conjunto del vasco Aguirre le estaba saliendo su planteamiento a la perfección, incomodando el juego posicional y obligando a los visitantes a buscar el juego más directo. Así se llegaba al final del tiempo reglamentario, con un Girona forzado a cambiar el curso del partido.
En la reanudación, los pupilos de Míchel, que algo debió modificar en el paso por vestuarios, salieron algo más enchufados en busca del gol de la igualada. Pero otro error en la fase de construcción permitía a Larin poner a prueba la defensa gerundense, con un disparo que desvió Juanpe cerca del poste. Los rojiblancos intentaban exprimir la inercia tras el descanso, pero no encontraban la manera de perforar la telaraña rojinegra. Al técnico madrileño no le convencía lo que veía sobre el césped y dio entrada a Portu, para agitar la parcela ofensiva. Aguirre, en cambio, aprovechó para dar descanso a dos de los habituales con una carga de minutos notables a sus espaldas.
El choque entraba en una fase sin claro dominador, con los “diables” intentando bajarle las pulsaciones al metrónomo. Sobrepasada la hora de partido, el Girona seguía sin saber como incomodar las inmediaciones de Rajkovic. Por su parte, el flamante finalista de Copa se encontraba cómodo en el bloque bajo, con el apoyo incondicional de más de 17 mil aficionados en Son Moix.
El Mallorca seguía dando rotación a sus titulares, dando frescura al equipo de cara a la recta final del partido. Omar Mascarell vio la quinta amarilla que acarrea suspensión para visitar al Barça en la siguiente jornada. Por su banda, el colíder de la liga no era capaz de concatenar acciones ofensivas, más allá de jugadas aisladas sin éxito de cara a portería. El tiempo corría y las prisas y la inquietud crecían en un Girona que temía su tercera derrota consecutiva a domicilio. Ni la entrada de Stuani ni los cambios en el esquema planteaban demasiadas complicaciones al plan de los insulares, despreocupados con el paso de los minutos.
Ya en el tramo decisivo del encuentro, los de Míchel intentaban por activa y pasiva poner tablas en el marcador. Couto buscó fortuna con un disparo desde la frontal, que hizo lucirse al guardameta local en una de las últimas acciones de peligro de los 90 minutos. Los baleares se defendieron con uñas y dientes, con un Copete imperial, para sellar otra victoria en casa y alejarse de las posiciones de descenso. En cambio, el Girona suma su tercera derrota como visitante y puede perder la segunda plaza dependiendo del resultado de esta noche en San Mamés.
RCD Mallorca: Rajkovic, Gio Gonzalez, Valjent (Nacho Vidal 53′), Raíllo, Copete, Lato, Omar Mascarell (Samú Costa 77′), Antonio Sánchez (Morlanes 53′), Dani Rodríguez (Darder 67′), Larin (Abdón Prats 67′), Muriqi
Girona FC: Gazzaniga, Couto, Eric García, Juanpe, Miguel, Jhon Solís (Stuani, Aleix García, Iván Martín (Portu 54′), Tsygankov, Savinho, Dobvyk
Amonestaciones: Valjent (min.37), Toni Lato (min.58), Mascarell (min.74), Abdón Prats (min.76), Darder (min.93)
Goles: Copete (min.32)