Lucas Pérez devuelve al Deportivo a Segunda con un Riazor a rebosar | OneFootball

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Iniestazo

·13 de mayo de 2024

Lucas Pérez devuelve al Deportivo a Segunda con un Riazor a rebosar

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El Deportivo demostró ser más que un sentimiento. Una locura que movió masas ingentes de aficionados blanquiazules para alentar a su equipo dentro -con un mural que hacía referencia al himno gallego, Bebeto y el recientemente fallecido Arsenio Iglesias- y fuera del campo. A Coruña fue la cuna del fútbol en un día histórico para el deportivismo.

Una falta que lo cambió todo

El decisivo tanto de Lucas Pérez ante el Barça Atlètic cayó como un estruendo y Riazor rugió como nunca. Solo se pudo escuchar «Gol» en un momento en el que todo se paralizó y la afición enloqueció ante la posibilidad de ver a su equipo de nuevo en Segunda División. Es decir, una categoría más bien impropia para un histórico como el Dépor, de la que no habrían bajado en circunstancias normales. Era el partido más decisivo de toda la temporada y Galicia entera lo sabía. Gente que vino expresamente de Cantabria e inmediaciones para acercarse ni que fuera a los aledaños del estadio. Poder vivir esa pasión ni que fuera en la fan zone y de paso alentar a un Deportivo de La Coruña que jugaba con todo a favor. 31.833 personas alentaron al equipo de su corazón como si no hubiera un mañana. El ambiente propio de un día grande. Se veía a cualquier persona -de edades muy dispares- con su indumentaria del Dépor por las calles e informada sobre lo que suponía un partido de ese calibre. Ese ‘runrún’ también se trasladó con cada ocasión generada por David Mella, Yeremay Hernández o el propio Lucas Pérez. Acciones que retumbaban como un sismo en un estadio que cobró vida, con su afición saltando, como si de latidos se tratasen.


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Competitividad: el baluarte azulgrana

Los pupilos de Rafa Márquez retomaron las riendas del encuentro y fueron superiores pasado el primer cuarto de hora -y el resto de la primera parte-, a base de valor y competitividad. Un escenario exigente y con una hornada de jóvenes con un futuro esplendoroso. Delante de ellos tenían el reto mayúsculo de plantarle cara a un histórico del fútbol español y desde luego que lo consiguieron. Pau Víctor percutió por izquierda, junto con Unai Hernández como arma punzante en zona de tres cuartos. Fue en una de esas acciones que Marc Guiu tendría en sus botas una ocasión formidable para adelantar a los azulgrana. Por su parte, Marc Casadó tiró de la veteranía y capitanía que le caracteriza. Primero para salvar a sus compañeros de algún susto de Lucas Pérez, que en sus botas tuvo hacer algún gol más, y para acompasar el vaivén entre la respuesta de los de Imanol Idiakez y las internadas hacia el área de Germán Parreño. Salvando un tímido disparo desde la frontal de Moha, poco más podría generar el conjunto azulgrana en la segunda parte.

Sería precisamente en una falta provocada por el centrocampista culer, en la que Lucas Pérez marcaría el gol de la liberación del Dépor. Un disparo inapelable para desatar la locura en un estadio que se vino abajo en ese preciso instante. Siendo una de las plantillas más veteranas, también supo el conjunto coruñés tirar de picardía para perder tiempo entre las rampas de Mella, al que se le acabó el combustible en el último cuarto de hora, y el guardameta Parreño. A raíz de ese gol, el filial azulgrana se mostró algo superado, con algunos posibles penaltis que el colegiado decidió no señalar.

El sentimiento deportivista y el sentido de pertenencia

El cálido recibimiento a los jugadores, se puede comparar perfectamente al de una final de Champions. A Coruña se tiñó de blanquiazul, para disfrutar de una fiesta que se empezó a fraguar en la previa del partido. No eran ni las once de la mañana y ya había gente en la calle con la camiseta del Dépor. En los aeropuertos la elástica deportivista ya se lucía antes de pisar tierras gallegas y con el convencimiento de que era un día importante. Oda al fútbol modesto y, sobre todo, a la autenticidad de un deporte que cada vez tiende más hacia a los grandes magnates. Porque sí, a veces cuando todo parece que va a contracorriente, el fútbol continúa siendo de los aficionados. Esos que le dan vida ya sea en primera, segunda o tercera. «Qué importaba cómo fuera el gol»: Lucas tenía claro que se tenía que dar, tal y como expresaba al acabar de celebrar con sus compañeros. Los azulgrana, por su parte deberán jugarse las cartas del ascenso vía play-off. No sin antes cerrar las jornadas ante Gimnàstic de Tarragona y Celta Fortuna, este último a domicilio. Desde luego no será tarea fácil, pero los de Rafa Márquez están más que preparados para este tipo de desafíos y deben de estar orgullosos por la imagen ofrecida.

Fuente de la fotografía de portada: Twitter RC Deportivo

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