Los Reyes del Atlántico | OneFootball

Derbi. Canarias. Playoff. ¿Alguien da más? Sí, por supuesto. Un Derbi canario en las semifinales del playoff era un regalo demasiado jugoso para el aficionado neutral y, cómo no, también para los aficionados implicados. El doble enfrentamiento fratricida no ha decepcionado a nadie y ha concluido con la proclamación final de “El Rey del Atlántico”.

El Heliodoro Rodríguez López fue testigo del primer envite. La isla de Tenerife, volcada con su equipo, en una comunión absoluta entre plantilla y afición, empujó con el alma aquel balón de José León para poner en ventaja al Tete en la eliminatoria. Tras adelantarse, los de Ramis ofrecieron una masterclass táctica, defensiva, de conceptos… De actitud y aptitud. Todo ello sostenido por el alma de cada uno de los jugadores aunque también de cada aficionado en la grada. Se desataba la fiesta a la que siguió aquella desafiante respuesta de Jonathan Viera: “Yo veo mucha fiesta aquí. Los esperamos el sábado en el Gran Canaria”. Y la Guerra se trasladaba con su última batalla precisamente ahí, a la isla dominada por el amarillo.

Homenajes… y un golpe letal

Benito Ramírez y Kirian Rodríguez recibían unas placas conmemorativas por sus 100 encuentros con el equipo amarillo en los prolegómenos del encuentro definitivo. Quizá un reconocimiento justo, aunque a destiempo. Cualquier distracción puede ser letal, como letal fue el golpe al mentón que recibía el equipo de García Pimienta en el inicio de encuentro. Gol de Enric Gallego que confirmaba el gran inicio de los visitantes y, también, la ventaja en casi todos los sentidos que tenía a estas alturas el conjunto chicharrero. Con suspense y necesidad de que el VAR lo confirmase, pero ese remate no lo pudo salvar Raúl Navas antes de que sobrepasara por completo la línea de gol. El Tenerife había dado continuidad a su gran actuación en la ida en unos primeros 10 minutos de carácter y personalidad.

Las distancias, en estos casos, pueden considerarse tanto cortas como insalvables. Todo depende del convencimiento con que las afronte aquel que se encuentra en desventaja. Y nada se puede objetar a la actitud de la UD. Lo intentó y lo volvió a intentar, aunque Ramis había planteado una tela de araña realmente difícil de desgarrar. El desgarro, de hecho, llegó con un nuevo golpe, esta vez al corazón canarión. Jonathan Viera, KO. Al borde del descanso el mago tuvo que retirarse por lesión y en el descuento Enric Gallego hacía doblete transformando un penalti cometido por Navas. La convicción, en tales condiciones, difícilmente ofrece señales de vida. Y la señal de esperanza se manifestó demasiado tarde con el gol de Curbelo en el minuto 71. Oficio y control tinerfeñista para amarrar el pase que otorga derecho a luchar por un sueño.

Girona: maldición o maldito

Y tras ganarse el título honorífico de “Reyes del Atlántico”, ahora el desafío es conquistar otros mares, océanos cuyas aguas dirigen a la gloria. Una final de playoff que en Tenerife no se vivía desde aquella con Martí comandando las operaciones y que su rival, el Girona, conoce demasiado bien aunque ello no le haya otorgado ningún tipo de recompensa. Ahora, el Girona quiere pensar que todo lo malo vivido fue lección de vida para alcanzar la gloria en 2022; mientras, el Tete se aferra a la unión de toda una isla persiguiendo un sueño que no puede convertirse en pesadilla.

El Girona quiere escapar de la maldición que le persigue y el Tete, por contra, no desea unirse al club de los malditos en las lides del playoff. La última batalla ya tiene contendientes y tan sólo queda disfrutar de su belleza, de su magia. La gloria, tan solo a dos pasos en un alto escalón. Que Dios reparta suerte.