
La Galerna
·8 de mayo de 2021
Los muertos que vos matáis gozan de buena salud

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·8 de mayo de 2021
«Los muertos que vos matáis gozan de buena salud». La frase que la tradición literaria atribuye al Don Juan Tenorio de José Zorrilla es, sin duda alguna, una de mis citas favoritas. Muchos dirán que soy hasta pesado utilizándola, pero en relación con el momento actual que vive el Real Madrid, viene al caso más que nunca.
Lo cierto es que el Madrid cayó esta semana eliminado en las semifinales de la Copa de Europa —me gusta mucho más esta denominación—, ante el Chelsea en un partido en el que los hombres de Zidane fueron netamente inferiores a los blues. El equipo salió bien parado de Stamford Bridge con la eliminación a secas. Sin más escarnio.
Si eso es verdad también lo es que a nadie en la vida se le puede pedir más que máximo que puede llegar a dar, y en este caso, el Madrid llegó en su competición fetiche más lejos de lo imaginable dadas las circunstancias de una temporada en la que las lesiones y las múltiples bajas se han convertido en el factor principal y decisivo de la temporada.
El Madrid llegó en su competición fetiche más lejos de lo imaginable dadas las circunstancias de una temporada en el que las lesiones y las múltiples bajas se han convertido en el factor decisivo
En Londres, Zidane alineó a tres jugadores de once que venían de lesión y sin minutos previos: Ramos, Hazard y Mendy; puso en la segunda parte a Valverde, que dio negativo en el test de Covid casi casi en las escalerillas del avión, y tuvo que tirar del carro, como viene haciendo toda la temporada, con una vieja guardia cargada de minutos, sobrada de calidad y falta de fuerzas como son Modric, Kroos o Benzema. Con esos mimbres, el Madrid ha estado peleando por entrar en la final de Copa de Europa de Estambul ante el «Manchester City Inventor del Fútbol» hasta casi el minuto 85 del partido de vuelta de las semifinales. Repito: no se puede hacer más con menos.
Y con esos mismos mimbres, pero más minutos acumulados en las piernas, el Madrid afronta desde este fin de semana la recta final de la lucha por el título de Liga. Lo hace con un calendario de vértigo: Sevilla, Granada, Athletic y Villarreal y con la sensación de que los jugadores han llegado a este punto del año agotados, lastrados físicamente y con la espada de Damocles de las lesiones musculares rondando casi en cada entrenamiento. No es exageración, es constatación de la realidad.
Aun así, el Madrid es el Madrid. Una frase manida pero que esconde una realidad tangible: si hay un equipo que puede sobreponerse a este cúmulo de adversidades y estirar la lucha por el título de Liga hasta el tiempo de descuento de la última jornada, ese es el Real Madrid. Forma parte casi de una cultura paranormal a la que es difícil encontrar una explicación lógica si no entras de lleno en el credo de la influencia del escudo y el poder de la historia.
Acabamos de tener un ejemplo de ello en la Copa de Europa. Donde no llegaron otros grandes de Europa, lo ha hecho el Madrid con un plantel mermado desde el inicio de temporada y lastrado por más de 60 lesiones.
Toca pelear por la Liga más complicada desde los años ochenta, toca pelear contra viento y marea con la fuerza que da constatar que, cuando hay un entorchado de por medio, el Madrid huele sangre
Es el «gen Madrid». No cabe otra explicación y a él debe encomendarse un plantel acostumbrado a pelear por todo. En este equipo hay jugadores que llevan ese gen casi como marca de nacimiento y que, sin duda alguna, transmiten desde el vestuario a los que aún no la conocen esa influencia de que en el Madrid se puede perder, pero nunca rendirse. Es lo que diferencia a este club de casi todos los demás y lo que hace que una visita a la sala de trofeos del Bernabéu sea una inmersión en la historia del fútbol.
Por ello, toca pelear por la Liga más complicada desde los años ochenta, toca pelear por un título más y toca hacerlo contra viento y marea, con la fuerza que da constatar que, cuando hay un entorchado de por medio, el Madrid huele sangre.
Es la hora de recordar a aquellos que suelen dar por muerto al Madrid tras cada derrota, que «los muertos que vos matáis gozan de buena salud». Lo dijera Zorrilla o no, en lo que respecta al Madrid es una verdad como un templo.
Fotografías: Imago.