La Oral Deportiva
·10 de diciembre de 2023
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Peñarol sigue con vida. Venció 1-0 a Liverpool en la semifinal por el Campeonato Uruguayo y forzó una serie final en la cual ya no existe ventaja alguna para el negriazul por haber ganado la Tabla Anual. Luego de 120 minutos de poco fútbol y escasas situaciones de gol, el aurinegro continúa soñando gracias a un gol de Abel Hernández en el minuto 119.
¿Sintió Liverpool el peso del partido? Parece una conclusión sencilla de alcanzar, pero no necesariamente la correcta. El negriazul se ha acostumbrado en los últimos 5 años a disputar definiciones de este tipo; no en vano ganó 7 títulos desde 2019 hasta ahora. Sin embargo, ninguno de los juegos decisivos que había jugado tenían la importancia de este, porque era lograr algo histórico para la institución, que nunca ganó un Uruguayo.
En cierta forma se puede hacer una comparación con lo que se dice en el tenis: una cosa es llevar el partido hasta el punto definitivo y otra distinta es cerrarlo. La responsabilidad en este caso estaba del lado del conjunto negriazul, porque era el que podía ser campeón. Peñarol tenía otra cosa distinta: obligación. Entonces la presión estaba bastante dividida.
Lo concreto es que Liverpool no jugó bien; fue un equipo desconocido, que no mostró prácticamente nada de las virtudes que lo depositaron en la definición del Uruguayo y con el rótulo de claro favorito. Y ahí es donde entra Peñarol, que también tuvo sus méritos.
Cuando se anunciaron las formaciones y comenzó el partido el equipo chico parecía el aurinegro, porque puso tres zagueros y dos carrileros. Sin embargo, como nada es absoluto sino que todo es relativo, eso fue clave.
Aguirre sabía que no podía dejar a los delanteros de Liverpool desarrollar velocidad, entonces con el dibujo táctico de 3-4-1-2 logró dos cometidos: que los 3 puntas rivales tuvieran referencias fijas y a su vez poblar la mitad del terreno, lo cual le permitió a Peñarol tirar presión en campo rival para limitar sus puntos de generación.
Liverpool quedó partido porque no tuvo libertad para salir jugando por el centro, no pudo lanzar a sus laterales ni encontró líneas de pase para sus delanteros quienes, aislados y controlados por los tres zagueros, prácticamente no incidieron.
Así como fue bien ejecutado el planteamiento defensivo hay que decir que a Peñarol le faltó la segunda parte: la ofensiva. Claro, esto no llamó la atención porque fue el déficit que ha tenido el aurinegro en el segundo semestre. Incluso Sebastián Rodríguez, que fue el que jugó suelto por detrás de los puntas y quien habitualmente es el motor que lleva adelante al equipo, tuvo una función mucho más táctica y defensiva, algo similar a lo que le ha ocurrido a Federico Valverde en Uruguay.
El inconveniente para Peñarol fue que tanto desgaste (mental para mantener la concentración y físico ante tanto despliegue para ocupar espacios) le generó una merma física que le impidió llegar al final del partido con energía. Por eso Liverpool estuvo más cerca de llevarse el triunfo en el final del tiempo reglamentario ante un aurinegro que prácticamente no atacó.
Eso cambió para el alargue, porque Liverpool sufrió la expulsión (bien decretada) de Rodrigo Rivero por una entrada sobre Hernán Menosse y el viento cambió. Desde entonces el control del partido pasó a ser de Peñarol, que lo definió en el último minuto con el gol de Abel Hernández, quien una vez más demostró que si está sano es un arma letal.
Gol: 119′ A. HernándezEstadio: CentenarioHora: 19.30TV: VTV Plus y Star+Árbitro: Mathías De ArmasAsistentes: Nicolás Tarán y Héctor BergalóCuarto árbitro: Yimmy ÁlvarezVAR: Leodán González y Daniel Rodríguez
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