Liverpool 0-1 Burnley: El liderato y el descenso ya se ven de muy lejos | OneFootball

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·21 de enero de 2021

Liverpool 0-1 Burnley: El liderato y el descenso ya se ven de muy lejos

Imagen del artículo:Liverpool 0-1 Burnley: El liderato y el descenso ya se ven de muy lejos

Hoy se jugó en Anfield el partido entre Liverpool y Burnley, correspondiente a la 18° jornada de la Premier League.

Tener el balón no es lo mismo que saber tenerlo y saber usarlo, y eso fue lo que demostró hoy el Liverpool. El conjunto ‘red’ no descifró a un bloque defensivo muy sólido del Burnley y pierden un partido de Premier League en Anfield por primera vez desde abril de 2017; además, el conjunto dirigido por Jurgen Klopp ya suma 450 minutos seguidos sin marcar. El actual campeó de la Premier se sigue alejando de la lucha por el liderato; el líder ya les saca una ventaja seis puntos y podrían caer al sexto lugar si Tottenham y Everton ganan todos sus partidos pendientes. El Burnley, por su parte, jugó un partido excelente en el costado defensivo, subió al ataque en los minutos finales y encontró el gol para llevarse su quinta victoria en lo que va de Premier League y alejarse de la zona de descenso; ya están a siete puntos de la zona roja.

Primer tiempo

No hubo ninguna sorpresa en los planteamiento iniciales de los dos equipos. El Burnley cedía toda la iniciativa, se replegaba y jugaba muy cerca Nick Pope. Los visitantes buscaban asegurar la seguridad atrás con un bloque muy bajo, compacto y bastante poblado, para luego, como consecuencia de este sistema defensivo, salir al contraataque tras robar el balón e intentar generar peligro. Subían con pocos hombres para atacar a campo abierto y no arriesgar la solidez defensiva. Por su parte, el Liverpool tomaba el balón y lo manejaba sin oposición alguna; los ‘reds’ avanzaban con facilidad hasta las puertas del área, porque el rival se los permitía y los esperaba más atrás para cerrar los espacios. El equipo de Jurgen Klopp manejaba la posesión de lado a lado buscando encontrar los caminos para llegar al gol.


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El Liverpool buscó el gol de diferentes maneras; con centros, profundizando por las bandas y, sobre todo, con remates de media y larga distancia. Ante un bloque que cedía poquísimas facilidades para entrar al área por el carril central, el cuadro local optó por probar rematando desde fuera. La idea era rematar cuando se pudiera sin profundizar demasiado (porque el Burnley se los impedía), y así lo demuestran las estadísticas: un total de 13 remates en todo el primer tiempo (4 a puerta, 6 fuera y 3 bloqueados). El plan no funcionó, porque el Burnley tan pocos espacios que terminaban por bloquear el disparo y, cuando este no era el caso, el remate no llevaba la precisión necesaria; o se iban por fuera o era un remate fácil para que Pope lo atajara.

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La jugada que más le funcionó al Liverpool para generar peligro fue la profundización por bandas, el problema fue que el Burnley no permitió que esta acción se repitiera demasiadas veces, pero -cuando el Liverpool la pudo ejecutar- las internadas de Alexander-Arnold o el jugador que pudiese aparecer por esa banda derecha fueron la vía para incomodar al Burnley. En más de una ocasión pudieron asociar mediante Thiago, quien hacía llegar el balón a la banda con ventaja para que su compañero pudiese correr y meterse al área para encontrar a alguno de camiseta roja que pudiese empujar el balón, pero la defensa visitante pudo cortar el balón in extremis en esas ocasiones antes de que el Liverpool hiciese un daño letal.

La ocasión más clara de gol para el Liverpool llegó de los pies de Divock Origi. El último defensor del Burnley cometió un error grosero en un control y el balón pasó de largo y le cayó al delantero belga, que avanzó solo hasta plantarse cara a cara con Nick Pope, pero su remate se fue muy arriba y se encontró con el larguero. En un juego en el que el Liverpool encontró tantas complicaciones para generar ocasiones y/o acercamientos, la oportunidad clarísima de gol que tuvo Origi no se podía fallar, porque esos son los errores que luego se pueden pagar muy caro.

Al Burnley le importaba muy poco eso de tener el balón en sus pies (33% de posesión), y cada vez que lo tenían se entendía el porqué no lo querían tener. No es nada nuevo, pero hay que resaltar que a los ‘clarets’ les costaba una barbaridad construir un contraataque limpio. Se veían incómodos con el balón, con un trato muy brusco a este. Eso sí, en defensa los visitantes firmaron un primer tiempo impecable. Cortando pases entre líneas, imponiéndose en el juego aéreo, cerrando todos los espacios en el área y con un excelente trabajo para opacar la influencia de Thiago Alcántara sobre el juego colectivo… impecables.

Segundo tiempo

El planteamiento de ambos se mantuvo (y tampoco se esperaba que cambiaran). El Liverpool intentando constantemente llegar a una zona cómoda para rematar y generar ventajas para hacer temblar a la zaga del Burnley. Y los dirigidos por Sean Dyche se mantenían en un bloque muy bajo, cerrando todos los caminos dentro del área. El plan era ese y no se esperaba que ninguno de los dos se saliera de su guion.

Pasaba los minutos y el Liverpool seguía en la misma línea que en el primer tiempo, sin respuestas efectivas para vencer al Burnley; por lo que antes de llegar al minuto 60 Jurgen Klopp puso toda la carne en el asador. Entraron Mané y Firmino para formar el tridente con Sadio Mané y llegaron los mejores minutos de los ‘reds’ en todo el partido. Tuvieron un lapso entre (aproximadamente) el 60′ y el 75′ en el que, si bien no tuvieron ocasiones claras de gol, tuvieron algunos remates que llevaban muchísimo peligro y pudieron haber terminado en gol. Pope se convirtió en la gran figura del partido; no porque el Liverpool asediara con continuidad y el portero del visitante tuviese que repetir esfuerzos seguidos, sino porque tuvo dos o tres paradas muy destacadas que impidieron que el Liverpool tomase la ventaja en las pocas oportunidades serias de peligro que tuvieron.

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Después de ese tramo de clara superioridad y dominio por parte del conjunto local, llegaron los mejores minutos del Burnley en el costado ofensivo. Los vinotintos se acercaban y tuvieron las ocasiones más claras de gol en el segundo tiempo. La más clara (y con bastante diferencia) fue un remate desde el costado izquierdo del área que obligó a Alisson a estirarse para hacer una parada monumental y mantener a su equipo a flote. De una forma u otra, el Burnley empezaba a hacer lo que no había hecho en todo el partido: acercarse al gol. Y el premio llegaría al 83′, con Ashley Barnes tomando la responsabilidad de cobrar un penal cometido por Alisson sobre el mismo Barnes y marcándolo para dar la sorpresa en Anfield.

El Liverpool insistiría en los minutos finales para conseguir al menos un empate. Incluso Alisson terminó jugando en el área contraria en busca de un centro que pudiese cabecear y marcar un gol de esos épicos. Los ‘reds’ iban con más corazón que ideas, pero la defensa del Burnley se mantuvo tan sólida como durante todo el partido y se quedó corto el equipo de Jurgen Klopp en la búsqueda del empate. A base de centros se acercaron e incluso hubo cierto suspenso en el tiempo de descuento, pero el Burnley lo solucionó de la mejor manera para cerrar el partido y llevarse la victoria.

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