Mundo Levante UD
·14 de septiembre de 2024
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"Quiero que se contagie un ambiente optimista. Que el optimismo se traslade a la grada y la grada lo traslade al campo, que hagamos una fusión bonita y la gente vuelve a sentirse feliz, orgullosa y contenta de venir al Ciutat a ver a su equipo y disfrutar del Levante". Eran palabras de Julián Calero a poco más de 24 horas de enfrentarse al CD Eldense. Porque los partidos comienzan a jugarse antes, se disputan durante más de 90 largos minutos y el pitido final es el resultado de tu examen. De nuevo, el Levante UD sacó la nota más alta.
- Pablo Martínez, Carlos Espí y Carlos Álvarez ponen al Levante UD líder (@La Liga) -
La preparación mental y física de los granotas fue fundamental para afrontar los hándicaps y condiciones poco usuales que se le pusieron delante. Estar asediando durante casi todo el primer tiempo y no lograr marcar. A las primeras de cambio, en uno de los grandes debes como están siendo las acciones defensivas a balón parado, ponía al Eldense por delante con un gol de Chapela.
Por entonces, los alicantinos ya estaban con inferioridad numérica. Una dura entrada de su capitán Sergio Ortuño al tobillo del imparable Carlos Álvarez ocasionaba una sanción mayor tras la corrección desde el VAR. A sabiendas que con el 0-1 y ese hombre de menos del rival les haría cerrarse y jugar con los tiempos del partido, Pablo Martínez quiso que la reacción no se hiciese esperar. Fabricó uno de sus letales cañonazos a la escuadra.
A la vuelta de vestuarios, el Eldense saltaba con 9 jugadores al césped. La tensión del encuentro y el árbitro debutante Palencia Caballero que perdió los papeles se tradujo en una segunda expulsión de Timor por protestas tras el pitido del descanso, cuando éste ya estaba amonestado. Por ello, un solo equipo se vio para los minutos decisivos, con el campo inclinado totalmente hacia Gol Alboraya.
Lo cierto es que la remontada se resistió. La lentitud de mover de lado a lado el esférico y el buen cierre atrás de los visitantes dificultaba la machada a un Julián Calero que buscaba soluciones desde el banquillo. Y bingo. Carlos Espí encontró la llave y el gol. Un centro bombeado sirvió para imponerse por altura y hacer el dos a uno.
Pero ya que tenías dos, ¿por qué conformarse con eso? Algo similar debieron pensar los futbolistas del Levante. Por ello, tras una jugada maradoniana y una resolución con mucha sangre fría, Carlos Álvarez establecía la sentencia. Además, Iván Romero y Carlos Espí acariciaron el cuarto. Victoria y liderato provisional. Porque cuando las fuerzas escasearon, el optimismo lo trasladó la grada.