Un 10 Puro
·11 de abril de 2022
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Vaya batalla. Manchester City y Liverpool protagonizaron uno de los encuentros más vibrantes de la campaña, no solo de Premier, también de Europa. El partido inició frenético desde el inicio y el trámite, no defraudó para las altas expectativas que se tenía de este. El encuentro llegaba con los dos equipos con mejor estado de forma de Inglaterra y pese a que ambos entrenadores lo negaban, el partido podría definir al campeón de la Premier. Al final, las dos fuerzas colisionaron y no tuvo un ganador, rescatando un empate y quedando con diferencia de un punto. He aquí las claves del empate entre cityzens y reds.
El partido inició con los de Guardiola buscando ser ofensivos desde el primer minutos. Su asedio rindió frutos cuando a los cinco minutos, De Bruyne conseguía el primer gol con cierta complicidad de la defensa. El belga marcaría una de las tardes donde todo le saldría de maravilla. Kevin ordenó, manejó y fue el hilo conductor de las transiciones defensa-ataque. Ante el discreto partido de Bernardo Silva, De Bruyne asumió la batuta de dar salida desde atrás y causó dolores de cabeza a la defensa del Liverpool. Al final, la displicencia y juego con que De Bruyne comandó al equipo, les rescata el e punto en Manchester.
El tempranero gol del Manchester City le volteaba los planes a Klopp, quien en ese momento, debía remar contracorriente para buscar el empate. El entrenador alemán mandó más hombres al ataque y ordenó que las líneas se abrieran. Rápidamente, el equipo consiguió el empate por medio de un centro de Robertson que Alexander-Arnold asistió para Jota, empatando. Luego, en el final de la primera parte, Gabriel Jesus pondría el segundo del partido, pero a inicios del segundo tiempo, Mané la mandaría a guardar en la primera jugada del complemento. El encuentro del Liverpool fue estrepitoso, pero nunca bajaron los brazos y lo lograron empatar en dos ocasiones.
Pero el partido tuvo errores que marcaron el rumbo de este, ejemplo de esto, fueron los errores defensivos del Liverpool. En el primer tiempo, Alexander-Arnold sufrió en defensa, donde enviaban los balones a profundidad para que Gabriel Jesus las ganara al espacio. El lateral inglés quedaba muy clavado en la media, sufriendo cada vez que le tocaba regresar. En el segundo tiempo fue con Robertson, quien sufrió a Sterling, quien incluso marcó un gol, pero se anuló. Luego, sufrió a Mahrez, quien ingresó al terreno encendido y le dio trabajo al lateral escocés. El Manchester City predijo la situación de los laterales y buscó explotarla a lo largo de todo el partido.
Pese a que por momentos, el Liverpool se mostraba más defensivo y con un Manchester City jugando a lo que mejor sabe, el partido fue de alta intensidad. Por momentos, el Liverpool atacaba y le robaba el balón al local por largos tramos del partido. Luego, la situación se revertía y las sensaciones de peligro no cesaban en ambos lados. El partido se jugaba a mil por hora y ambos equipos sabían lo que estaba en juego, sacando lo mejor de sí. El encuentro fue una batalla de intensidad por momentos, donde no se cesó de atacar y/o defender a lo largo de todo el partido, sin tener un ganador al final de los 90′.
El partido llegaba con la alta expectativa de ser el partido que seguramente, definiría quien será el campeón de la Premier League. Los dos equipos sabían la importancia de este partido y no se guardaron nada. El planteamiento de Guardiola fue fiel a su estilo, únicamente sorprendiendo con el ingreso de Gabriel Jesus y el haber dejado a Mahrez en la banca, pese a que el argelino ingresó luego. Klopp por su parte, puso a su tridente goleador y mandó a Luis Díaz como un revulsivo explosivo en el segundo tiempo, manteniendo la idea de juego con laterales abiertos y en zona alta. Al final, Klopp y Guardiola no se sacan diferencias y mantienen la Premier League viva por las siguientes jornadas.