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·31 de agosto de 2024

Las claves de un Osasuna inofensivo y desesperante en Montilivi

Imagen del artículo:Las claves de un Osasuna inofensivo y desesperante en Montilivi

Impotencia, preocupación máxima, vergüenza, desastre, bochorno… han sido algunas de los palabras más sonadas en las últimas horas entre los aficionados de Osasuna para catalogar lo visto en Montilivi por el equipo de Vicente Moreno.

El inicio de partido fue de un Osasuna a merced del Girona. Los rojillos salieron con la idea de ver qué hacían los locales, de cerrar huecos por el centro, de frenar a sus jugadores más determinantes y hacerse fuerte en defensa. La idea era esperar en bloque alto o en bloque medio, pero sin saltar a la presión al jugador que poseía la pelota y estar atentos a cuando los jugadores del conjunto catalán recibía el esférico en los intervalos.


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Media hora funcionó el plan hasta que en un centro lateral, que era en lo que más fuerte trataba de hacerse Osasuna y en las jugadas que más futbolistas acumulaba el área, llegaba el remate en carrera de Bryan Gil y batía a Sergio Herrera por el palo corto. Nada iba a cambie tras el gol, equipo muy plano en la construcción y esperando a poder defenderse.

Vicente Moreno no realizó ningún cambio al descanso y se vio de nuevo un Osasuna desaparecido y desesperante, incapaz de superar la segunda línea de presión del Girona, con errores y una pasividad que hicieron que el resultado fuese abultado.

El planteamiento

La idea inicial del conjunto navarro era defenderse ante un ataque poderoso de un equipo Champions, un planteamiento que podía suscitar muchas dudas, pero totalmente valida e incluso entendible. No obstante, no se puede dejar de lado el plano ofensivo, el buscar la portería rival y acabar el partido con 0 tiros a puerta. Un equipo debe tener siempre el atacar entre ceja y ceja porque sino va a ser imposible aguantar un resultado un partido entero.

Osasuna debió mover piezas y, sobre todo, cambiar la mentalidad y sacar el orgullo para, al menos, intentarlo.

Los tres centrales

El conjunto pamplonica se vio sorprendido por la salida de balón del Girona. En una aparente línea de cuatro defensas sobre el papel, cuando los gironís realizaban la salida de balón jugado, era Miguel Gutiérrez quien adelantaba su posición y se quedaban tres futbolistas (Blind, David López y Alejandro Francés) para comenzar las jugadas.

Osasuna no supo cómo presionar ante este dibujo. Moncayola, que era el que ocupaba la banda derecha, se hundía y no presionaba a Daley Blind, al que vimos conduciendo con comodidad incluso hasta la frontal del área. A los rojillos les hizo mucho daño esas situaciones. Además cuando filtraban por dentro los pases a Iván Martín o Yangel Herrera, que recibían ya orientados y hacían correr hacia atrás a Aimar y Moi.

Al ver a un Osasuna tan hundido, presenciamos mucho movimiento en los atacantes del Girona tratando de buscar al jugador en los intervalos, los huecos entre lateral y central y muchos cambios de posiciones como el de Bryan Gil apareciendo en la banda derecha o Tsygankov en la banda izquierda o Abel abandonando su posición de delantero centro.

Un centro del campo muy estático

Una de las claves del partido fue, sin duda, la salida de balón de Osasuna, que no lograba encontrar a sus jugadores determinantes en ventaja. Sergio Herrera optaba siempre por el pelotazo, se producían huecos muy grandes en zonas intermedias del campo y Aimar y Moi no aparecieron.

A Moi lo vimos de segundo pivote, pero sin estar acertado, sin saber a quién buscar, Torró más de lo mismo. Aimar, que hubo algún tramo que realizó movimientos interesantes de izquierda a derecha y ahí Osasuna sí progresó, lo vimos enganchado arriba junto a los centrales donde está claramente en desventaja. Por último, Moncayola estuvo totalmente desaprovechado en banda derecha, el equipo necesitaba músculo y lo había, pero el de Aimar y Moi y de ahí que el centro del campo pareciese un coladero.

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