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Balón en Profundidad

·23 de septiembre de 2020

La unión ya imaginada

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Si hay algo que une a Diego Pablo Simeone y a Luis Suárez es su forma de entender el fútbol. Un deporte vivido por ambos como un derroche de emociones: pasión, brega, lucha, alegría y comunión. Sus caminos solo se habían cruzado hasta la fecha para enfrentarse en un terreno de juego, uno desde el banquillo buscando la manera de frenar su torrente goleador y otro desde el verde tratando de penetrar aquellas defensas casi inexpugnables que el Cholo planteaba. Sin embargo, ha llegado el momento que esas dos formas tan similares de entender el juego trabajen codo con codo. El Atlético de Madrid necesita gol. Urge la presencia de un jugador que asegure un rendimiento inmediato de cara a portería habiendo cerrado la temporada pasada con el peor registro goleador desde que Simeone llegara al banquillo rojiblanco: 51 tantos a favor en La Liga. Pese a que la campaña anterior de Suárez generara la impresión de pobreza en cuanto a rendimiento deportivo, los números registrados por el uruguayo evidencian que su relación con el gol va más allá: finalizó la temporada con 21 dianas, las mismas que sumaron Diego Costa y Álvaro Morata juntos. Los números le avalan y lo que el imaginario colectivo genera en cuanto a su relación con el equipo y con el Cholo estimulan una contratación tan necesaria como imaginada.

Simeone deberá hacer hincapié en la faceta física del uruguayo y en adaptar el juego del equipo para que entre en acción lo más cerca posible de la portería rival.


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Luis Suárez llega al Atlético de Madrid en un contexto muy similar al de David Villa en el verano de 2013; bajo ciertas dudas sobre su rendimiento debido a la edad. La temporada siguiente el conjunto rojiblanco fue campeón de Liga y llegó a la final de la Champions. El éxito fue rotundo, al igual que el rendimiento de El Guaje. Suárez llega en un contexto similar, pero siendo un goleador algo más devastador que Villa, que ya es decir. El charrúa se ha convertido en el tercer máximo goleador de toda la historia del FC Barcelona en tan solo seis temporadas. Al lado de Messi y de Neymar, sus goles fueron capitales para acabar levantando el triplete, marcando también en la misma final de la Champions League. El nombre de Luis Suárez va asociado a goles y títulos, justo lo que anhela este Atlético de Madrid que parece haberse estancando en cuanto a progresión de un tiempo a esta parte. El salto de calidad es a través del nivel goleador y la presencia de rendimiento inmediato en ese sentido en el último tercio del campo. Una demarcación que aún podría sufrir alguna otra variación hasta que el mercado se cierre. Si en Barcelona Suárez tenía a Messi para surtirle de balones, en el Atlético de Madrid esa función debe de ser desempeñada por otro jugador. Aquí es donde entra la asociación que puedan tejer el de Salto y João Félix. Esa referencia tan clara por delante puede otorgarle al luso el contexto ideal para poder brillar al amparo de uno de los mejores goleadores de la última década.

Sin embargo, hay ciertos aspectos que, actualmente, cuestan digerir al ver a Suárez de rojiblanco. El Atlético de Madrid de la pasada temporada fue un equipo al que le costaba generar ocasiones de gol y que, en muchas ocasiones, era demasiado conservador en el campo con respecto al perfil de jugadores que tenía sobre el mismo. Cuesta imaginar a un Suárez surcando grandes longitudes de terreno en cada transición atacando la portería rival desde unos 40 ó 50 metros por la condición física que ha demostrado en los últimos meses. Simeone y su equipo deberán hacer hincapié en esa faceta física del uruguayo y en adaptar el juego del equipo, en la medida de lo posible, para que Suárez entre en acción lo más cerca posible de la portería rival. También se deberá ajustar el tema de los sacrificios defensivos. Luis Suárez en el FC Barcelona apenas tenía tareas defensivas asignadas. Sin embargo, una consigna del Atlético del Cholo Simeone es la fuerza del colectivo y que todos los jugadores sumen esfuerzos defensivos. Aquí se volverá a ver la capacidad del técnico argentino para reclutar para la causa colectiva a un jugador con vitola de estrella a sus casi 34 años.

Suárez finalizó la temporada pasada con 21 goles, los mismos que sumaron Diego Costa y Álvaro Morata juntos.

Dentro de una de las mejores plantillas que ha tenido el Atlético de Madrid en toda su historia (si no la mejor), la mayor carencia ha sido la del gol. Tanto fue así que Simeone tuvo que reconvertir y realizar probaturas que, como parche momentáneo, le otorgaron un éxito muy importante Llorente como punta –, pero que ponían de manifiesto una carencia tan importante como la de rendimiento de cara a gol dentro de una plantilla construida para el éxito. Suárez asegura lucha, compromiso, identificación con la causa y gol. Sobre todo, gol. La pareja Simeone – Suárez solo deja referencias positivas en el imaginario de todo aficionado al fútbol. Sin embargo, se deben concretar algunos aspectos para que ese imaginario se haga realidad cuando el balón comience a rodar y a Luis Suárez se le exijan cifras de cara a portería que pueden llevar al Atlético de Madrid a un escalón superior.

Richard Heathcote / Getty Images

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