ECUAGOL
·16 de febrero de 2025
La pequeña hincha de BSC que lloró en el Jocay: "Soy barcelonista desde que estaba en la barriga de mi mamá"
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·16 de febrero de 2025
Fue un gol agónico. En el minuto 98, ya en el ocaso del partido, Octavio Rivero cabeceó un centro de Cristhian Solano y anotó el tanto de la victoria de Barcelona frente al Manta, la noche del viernes 14, Día del Amor y la Amistad.
En la cancha, el delantero uruguayo se sacaba la camiseta y saltaba de la emoción, mientras que una marea de hinchas que habían teñido de amarillo las gradas del estadio Jocay, en Manta, explotaban eufóricos en un grito de gol que parecía no tener fin.
Allí, en medio de ellos estaba Doménica Franco, de 10 años, quien no pudo retener las lágrimas y lloró con sentimiento, pero era un llanto de alegría. Es que Barcelona es más que un equipo para ella, es eso, es felicidad, dice.
Algún camarógrafo en ese momento hizo su trabajo y enfocó a la niña en plena emoción, cuando lloraba con toda su fuerza, a grito vivo. En ese partido los toreros le ganaron por 3-2 al Manta FC.
“Es que sentía mucha felicidad al saber que ganó Barcelona; para mí es felicidad”, señala Doménica, un día después del partido en la sala de su casa.
Y no es la primera vez. Hace cinco años, cuando su padre la llevó a conocer el estadio de Barcelona, la niña lloró de la emoción al ver a toda esa gente que compartía sus mismos sentimientos por el equipo.
“Era la primera vez que iba al estadio; le dije: ‘tápate los ojos y cuando estés adentro, los abres’. Le dio sentimiento ver la magnitud del estadio y se le salían las lágrimas”, cuenta su padre José Luis Franco, de 32 años.
A su lado, Doménica, vestida con una camiseta de Barcelona, sonríe y agrega que lo que más le gusta del equipo es la afición de su papá y ver cómo se emociona; eso le da felicidad.
“Realmente, mi familia es barcelonista de toda la vida. La pasión por el equipo me nace por mi abuelo; él era el que siempre veía los partidos del Barcelona. Nosotros pertenecemos a la barra Sur Oscura Manabí.
Allí conocí a la mamá y fruto de ese barcelonismo nació ella”, cuenta su padre y Doménica complementa la frase diciendo que es hincha del equipo desde antes de nacer.
“Soy hincha desde que estaba en la barriga de mi mamá”, menciona la pequeña. Y su papá sonríe. Dice que cuando la niña nació, lo primero que hicieron fue colocarle la camiseta del equipo.
Ahora ese amor por Barcelona ha dado sus frutos. La dirigencia del equipo los estaba buscando y luego los contactó para el próximo domingo, en el partido ante Mushuc Runa, llevarlos como invitados a observar el encuentro en la suite del estadio. Antes de eso, les presentarán a los jugadores.
Doménica ya quiere que llegue ese día. Quiere conocer a su ídolo, Felipe Caicedo, y quiere decirles a todos los integrantes del conjunto canario que están jugando bien y tiene fe en que saldrán campeones.
“Barcelona es un amor inexplicable, como lo dice Vito Muñoz. Siempre vivimos ese fanatismo en la familia. Es una pasión heredada”, señala el padre de la niña, mientras Doménica lo escucha y se emociona, como cuando Rivero metió el tercer gol a último minuto frente al Manta y ella lloró de felicidad, de pura alegría.