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·21 de octubre de 2021

La maquinaria empieza a carburar

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Como la vida misma, en ciertos momentos de tu vida cotidiana no te reconoces a ti mismo y  tardas un tiempo en adoptar tu idiosincrasia natural. Esto se le puede atribuir al equipo que dirige Julen Lopetegui.

No en vano, lo visto durante los primeros 45 minutos ante el Lille nos invita a pensar que el equipo empieza a carburar y empieza a adoptar las dotes y los criterios del ya conocido Sevilla de Julen Lopetegui. Agresivo en el juego, dinámico en la circulación, vertical en fase ofensiva y sobre todo insistente de cara al área.


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Sea como fuere, quedan muchos conceptos que trabajar y este es el momento idóneo para seguir una buena linea tanto de resultados como de sensaciones.

Un reflejo de lo pasado

En los primeros compases del encuentro el conjunto hispalense saldría rápidamente a dominar el partido, obviamente, con balón.

Los pupilos de Julen Lopetegui ejecutarían una muy buena y rápida salida de balón, donde la línea de mediocampista se entenderían a la perfección y tácticamente se posicionarían adecuadamente para romper líneas de presión y a partir de ahí proyectarse en ataque. Además, tuvieron mucho criterio a la hora de tocar y recibir constantemente, arriesgando en más de una ocasión para salir vertical en ataque, lo que pedía el partido.

No en vano, la figura de Rafa Mir fue fundamental puesto que retrasó su demarcación hasta el mediocampo para permitir al equipo bajar balones de desplazamientos en largo de Bono y así desatascar en ciertos intervalos de tiempo la salida de balón cuando el conjunto francés ejecutaba una presión alta e intensa hombre a hombre.

Al hilo de la fase ofensiva, el Sevilla FC encontró con mucha facilidad los costados exteriores donde la conexión Ocampos-Suso por ambas bandas funcionó. Ambos jugadores ocuparían pasillos interiores donde harían multitud de tareas, combinar con los compañeros, probar y ejecutar disparo desde la frontal del área.

No obstante, esos movimientos interiores permitieron que ambos laterales, tanto Acuña como Jesús Navas

Lo mismo de siempre

Si en la Liga española el Sevilla era caracterizado por ser un equipo que en las segundas partes rendía mejor con respecto a las primeras, en este partido las tornas se cambiaron radicalmente.

La segunda parte del Sevilla FC resultó pesada y larga. Vimos a unos pupilos de Lopetegui con un físico muy  inferior al del Lille y eso provocó que la circulación de balón se volviera lenta, previsible e indeterminaste. No obstante, en ataque más de lo mismo, de pasar de la verticalidad y el desborde por las bandas en los primero 45 minutos, pasamos a los ataques posicionales.

Además, el intervencionismo de Lopetegui no dio resultado. Los 5 cambios realizados no brindaron al Sevilla la posibilidad de sorprender al rival tácticamente e hincarle el diente.

Es más, reflexionando acerca de los cambios, podemos declarar que el técnico de Asteasu apostó por un gran centrocampismo, es decir, juntar a muchos mediocentros para no sufrir defensivamente y en ataque llegar con más efectivos al área en las segundas llegada.

Una visión optimista

Pese al triple empate que ha encadenado el Sevilla FC en Champions League, no hay que volverse dramático. Aún quedan otros tres partido y dos de ellos el factor campo propio juega una buena pasada.

Si es cierto que no depende de sí mismo, pero con ganar 2 partidos de tres el conjunto hispalense ya se clasifica como segundo de grupo, donde si es verdad que se podría enfrentar a más de un gigante europeo.

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