Diario UF
·12 de abril de 2020
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5 de mayo de 1984 (Estadio Santiago Bernabéu, Madrid). FC Barcelona y Athletic Club se medirían en una final de Copa. Los culés venían de eliminar a Hércules, Osasuna y Las Palmas, en octavos, cuartos y semifinales. Los rojiblancos por su parte eliminaron en su camino hacía la final a Real Sociedad, Sporting de Gijón y Real Madrid. El árbitro del encuentro fue Ángel Franco Martínez.
Los leones de Javier Clemente formaron: Andoni Zubizarreta; Santiago Urkiaga, Íñigo Liceranzu, Andoni Goikoetxea, José María Núñez; Patxi Salinas, Miguel de Andrés, Ismael Urtubi; Endika Guarrotxena, Estanis Argote y Dani. También jugaron: Manu Sarabia y José Ramón Gallego.
El conjunto catalán, entrenado por Cesar Luís Menotti: Urruti; Tente Sánchez, Migueli, José Ramón Alexanco, Julio Alberto Moreno; Víctor Muñoz, Bernd Schuster, Juan Carlos Rojo; Marcos Alonso, Lobo Carrasco y Diego Armando Maradona. También jugó: Paco Clos.
Partido muy brusco por parte de ambos equipos, donde se guardó un minuto de silencio antes del encuentro en memoria de los integrantes de la peña barcelonista Ramón Llorens, fallecidos en un accidente de autocar durante el trayecto a la capital. Durante el transcurso del partido, el jugador alemán Bernd Schuster mantuvo varios incidentes con el público asistente, al que llegó a lanzar un bote. El encuentro venía cargado de antemano por la polémica de su último enfrentamiento, donde Maradona salió gravemente lesionado tras una entrada de Andoni Goikoetxea, que años antes hizo lo propio con el alemán Bernd Schuster. El entrenador vasco dijo días antes de la final: “Maradona es un imbecil”, mientras que el argentino replico “Clemente no tiene huevos para decirme en la cara lo que dijo de mi”.
Con este ambiente cargado arrancó un partido que se resolvería casi al inicio. Un centro de Argote le llegaría dentro del área a Endika, quien batiría por bajo a Urruti en el minuto 14. Los rojiblancos plantearon un partido bronco, en el que secaron a las dos estrellas culés (Schuster y Maradona). Menotti avisó “estamos preparados para jugar en cualquier terreno, incluso la violencia”. Los bilbaínos esperaron con dos lineas bien marcadas atrás a salir al contraataque. Poco pudo hacer la potente plantilla culé para traspasar el muro plantado por los vascos.
Con el ambiente generado por ambos equipos antes y durante el partido, lo ocurrido al final del encuentro no pillo por sorpresa a nadie. Durante los noventa minutos pudimos ver varias entradas a destiempo por parte de culés y rojiblancos, además de bastantes batallas verbales. Con toda esa tensión acumulada, llegó una imagen vergonzosa. Jugadores de ambos equipos comenzaron a enzarzarse y a lanzarse patadas y golpes. Javier Clemente increpó a los catalanes por, según él, incitar a la pelea y no saber perder.
El argentino Maradona estuvo en el medio de la pelea continuamente, impactó un rodillazo a Miguel Sola dejandolo en el suelo, replicando dos jugadores bilbaínos, replica que fue replicada por Migueli y Francisco Clos. Una imagen bochornosa y deleznable de toda la historia de nuestro fútbol. La federación fue tajante sancionando tanto a unos como a otros.
De Andrés, Goikoetxea y Sarabia fueron sancionados por parte de los rojiblancos; y Clos, Migueli y Maradona, por parte de los blaugranas, con tres meses sin jugar para cada uno. El unico en no cumplir la sanción fue el argentino, pues ese mismo verano fichó por el Napoli.