La enésima resurrección de Gareth Bale | OneFootball

Con la salida de Sergio Ramos aún sin digerir por parte de muchos madridistas y la ausencia de fichajes -salvo Alaba- en este inicio del estío, el madridismo necesita ilusionarse con recuperar la mejor versión de algunos jugadores que no han estado a la altura del escudo, incluso de algunos de sus compañeros, en las últimas temporadas. Quizá el caso más dañino es el de Gareth Bale, ídolo durante años, héroe de algunos títulos recientes pero siempre sometido a la mirada con lupa de la afición y la prensa, acuciada por algunas actitudes que no gustaron nada a la parroquia blanca ni a la directiva.

Su escasa relación con los compañeros de vestuario, sus continuas lesiones, su afición al golf que -en ciertas ocasiones- antepuso a sus recuperaciones, su retirada de los partidos antes del pitido final cuando no estaba convocado o el famoso gesto con la bandera de su país y el lema "Wales. Golf. Madrid. In that order" aludiendo a una hipotética falta de interés y de implicación en el club blanco colmó la paciencia del Bernabéu y de Zidane. Se le buscó una salida, pero la falta de ofertas y de liquidez de los clubes debido al maldito coronavirus hizo imposible una venta. Regresó cedido al Tottenham donde, salvo en el sprint final, tampoco alcanzó el nivel que se le presupone.

Ahora bien, hay motivos para la esperanza. La Eurocopa no valdrá para que España logre el título (ojalá me equivoque) pero puede emplearse para intentar recuperar a algunos jugadores. De momento, se intuyen brotes verdes en el galés. Su partido ante Turquía fue excelso, de hecho fue nombrado MVP del choque, con varias acciones individuales brillantes: asistió en ambos goles luciendo diferentes registros, provocó un penalti y... su único debe fue enviarlo a las nubes. Pero esto es lo menos preocupante, como si Carroll errase un tiro libre. Algo anecdótico.

Su gran actuación es, sin duda, la mejor de las noticias para el madridismo pensando en que Ancelotti pueda recuperar al futbolista decisivo que fue algún día pero más gratificante aún es comprobar el grado de implicación con su equipo nacional. Al finalizar el encuentro, el Gareth capitán formó un corro con sus compañeros y él, desde dentro, arengó a los suyos emulando los gestos de rabia que podrían firmar perfectamente los 'All Blacks' durante su imponente 'haka'. Se vio a un Bale comprometido, ganador y líder. En el Real Madrid, con la salida de Ramos, van a desfilar también buena parte de estos valores y, aunque hay jugadores dentro del vestuario que los encarnan a las mil maravillas, no sobra que un alma libre como Gareth arrime el hombro, dé un paso al frente y vuelva a convertirse en la pieza clave que se espera de él.