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·30 de mayo de 2021
La desgracia que cambio al fútbol europeo: la Tragedia de Heysel | Historias del Fútbol Europeo

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Hace 36 años se disputó una final de la Champions League que no será recordada por el partido, sino por lo que ocurrió en la previa.
Escrito por Camillo Carosone
La final de 1985 se disputó entre la Juventus y el Liverpool, los 2 mejores equipos europeos del momento. El Liverpool era el vigente campeón de Europa tras ganarle a la Roma en la final de 1984. La Juventus, por su parte, era el vigente campeón de la extinta Recopa de Europa de 1984
El Liverpool y la Juventus venían de enfrentarse en enero de 1985 en la final de la Supercopa de Europa por su condición de campeones europeos.
En dicho encuentro, disputado a un solo partido por acuerdo entre ambos equipos, se proclamó campeón la Juventus. La derrota en la Supercopa Europea, dejó en los jugadores y aficionados del Liverpool un deseo de revancha, “de demostrar la supremacía del fútbol inglés”.
Muchos medios de comunicación interpretaban la final de la Champions League de 1985 como un duelo entre el mejor fútbol de Europa: los ingleses contra los italianos.
Los equipos ingleses eran los que dominaban en las competiciones europeas, consiguiendo 7 de los últimos 8 trofeos disputados. Los equipos italianos, tras el triunfo de la Selección Italiana de Fútbol en el Mundial de España 1982, aspiraban a convertirse en los nuevos “reyes” del fútbol europeo.
En 1985 estaba en pleno apogeo el fenómeno del extremismo surgido en Inglaterra. En la mayoría de las aficiones de equipos ingleses habían surgido grupos de “hooligans”, quienes gracias al anonimato que proporcionaban las grandes cantidades de aficionados en los estadios de fútbol, aprovechaban y consumían grandes cantidades de alcohol, promovían ideas violentas, exhibían símbolos neonazis o de partidos de extrema derecha y realizaban actos de vandalismo tanto en el interior de los estadios como en las calles de las ciudades donde se disputaba el partido.
Las gradas de fondo del estadio, las que se encuentran detrás de las porterías, eran zonas sin asientos donde los fanáticos debían estar de pie.
El estadio estaba abarrotado con 60.000 espectadores, con más de 25 000 aficionados de cada equipo y la UEFA repartió a las aficiones de cada club en diferentes zonas, y reservó unas zonas para los aficionados belgas que quisieran asistir al partido.
La zona neutral elegida para los fanáticos belgas estaba ocupada, en su mayoría, por simpatizantes bianconeri de la comunidad italiana local. Esta zona neutral había sido colocada en la Sección Z de la grada de fondo, al lado de la sección en donde se encontraban los fanáticos del Liverpool. Ambas aficiones estaban separadas por un par de metros y por un alambre de gallinero.
Aproximadamente a las 7:00 pm, se empezaron a lanzar bengalas entre las aficiones y debido a que el estadio estaba en malas condiciones, los fanáticos podían recoger piedras y tirarlas por encima del alambre.
A medida que se acercaba el inicio del partido, la agresión entre las aficiones era más intensa. Momentos más tarde, un grupo de aficionados del Liverpool se abalanzó sobre la Sección Z, lo que provocó que los aficionados buscaran escapar.
Como no tenían dónde ir, se movieron hacia el muro perimetral lateral. A medida que más personas se movían contra la pared, esta no soportó y se derrumbó.
La caída de esta pared provocó la muerte de 39 personas (asfixia y aplastamiento) y 600 heridos. En la otra parte del estadio, en la segunda grada de fondo, los fanáticos de la Juventus empezaron a protestar en contra de los fanáticos del Liverpool por lo que estaba ocurriendo en la Sección Z.
Este enfrentamiento duró alrededor de dos horas y ante la caótica situación, la UEFA suspendió el encuentro, pero finalmente decidió que se jugase ante el riesgo de que la suspensión conllevase peores consecuencias.
Los sucesos causaron un gran impacto mundial ya que ocurrieron pocos minutos antes del inicio del partido, cuando las televisoras ya estaban emitiendo las imágenes en directo para todo el mundo. Solo se conoce el caso de la emisora de televisión de la República Federal de Alemania, que decidió suspender la transmisión.
El partido se jugó con 1 hora y 25 minutos de retraso del horario inicialmente previsto. Esta decisión fue tomada por el jefe de la policía belga y el alcalde de Bruselas para “evitar una guerra civil”.
El cuerpo técnico y los jugadores de la Juventus no estaban de acuerdo con la decisión de tener que jugar el partido luego de lo ocurrido en la previa, pero tuvieron que salir al campo a jugar.
Antes del inicio del encuentro, y de común acuerdo con las directivas de los clubes involucrados, los capitanes de ambos equipos Gaetano Scirea y Phil Neal leyeron un comunicado redactado en italiano e inglés, respectivamente, por la megafonía del estadio con la finalidad de tranquilizar a los aficionados.
La final, como consecuencia del trágico suceso, se disputó en un clima enrarecido y con algunos cadáveres todavía visibles desde una de las zonas del estadio. Durante el mismo, el terreno de juego estuvo rodeado por efectivos de la policía belga que vigilaron todo cuanto sucedía en las gradas.
Al minuto 57, luego de un pase de 50 metros de Michel Platini, Zbigniew Boniek se acercaba al área rival con el balón cuando fue derribado en el área por Gary Gillespie. El árbitro sentenció penal a favor de los bianconeri.
Platini sería el encargado de tirar el penal, el cual cambiaría por gol. Este sería el único gol del todo el partido.
La Juventus se proclamaba campeón de la Champions League por primera vez en su historia, lamentablemente, fue luego de un acontecimiento que cambiaría al fútbol europeo para siempre.
Tras el pitazo final, ambos equipos salieron del campo y se fueron a los camerinos. El trofeo entregado a la Juventus dentro del vestuario porque el ambiente no era el adecuado para realizar la ceremonia de premiación con el público presente.
La UEFA sancionó a los clubes ingleses sin poder disputar competiciones europeas o mundiales hasta el 1 de julio de 1990, y les presionó a tomar severas medidas para frenar la violencia de sus aficionados radicales.
La sanción se debió a que la tragedia de Heysel no fue considerada un hecho aislado, sino “la gota que derramó el vaso” luego de varios años en los que los aficionados ingleses habían protagonizado episodios de violencia en los estadios, especialmente cuando se desplazaban a animar a sus equipos a competiciones internacionales.
La liga inglesa entró en un período de crisis, al no participar en competiciones europeas, perdieron ingresos importantes. Además, muchos jugadores y entrenadores de gran relevancia se fueron a otras ligas para poder jugar y participar en competiciones europeas.
A pesar de todo, el gobierno británico no tomó medidas severas hasta cuatro años más tarde, tras la Tragedia de Hillsborough en 1989, en la que fallecieron 96 aficionados del Liverpool FC. En esta ocasión el gobierno de Margaret Thatcher decidió actuar con contundencia y dictó la “Football Spectators Act” y el “Informe Taylor” para erradicar el fenómeno del “hooliganismo” y mejorar la seguridad en los estadios.
Tras la Tragedia de Heysel, el fútbol fue visto como un deporte violento y peligroso. En consecuencia, la FIFA tuvo que redoblar sus esfuerzos para mejorar la imagen del fútbol, y puso en marcha una campaña mundial denominada “Fair Play”, en favor del juego limpio.
Además, tomó medidas para mejorar la seguridad en los estadios de fútbol:
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