Kelechi Nwakali, el termómetro de El Toralín | OneFootball

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Vibra Segunda

·28 de septiembre de 2022

Kelechi Nwakali, el termómetro de El Toralín

Imagen del artículo:Kelechi Nwakali, el termómetro de El Toralín

Su llegada fue una de las grandes operaciones del mercado estival. El nigeriano aterrizaba en tierras bercianas después de un periplo de polémicas y sinsabores en Huesca. Su salida de El Alcoraz le transformó en un caramelo muy apetecible para el resto de equipos de La Liga Smartbank decantándose por una entidad que no para de crecer con el paso de las temporadas.


Gomes le ha dado a Nwakali las escrituras del equipo para manejar a su antojo un centro del campo que lleva su sello y su calidad en cada partido que disputa. El termómetro berciano sabe cuando calentar el partido con descaro, desborde y visión de juego, pero también como enfriarlo con pausa, temple y experiencia en la categoría.


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El maestro de la sala de máquinas

Su séptima maravilla ante el Zaragoza deja claro que la Ponferradina no se equivocó. Además de poseer una técnica incuestionable, Kelechi puede adaptarse a cualquier situación del duelo con galones y disparos que terminan convirtiéndose en obras de arte de la segunda categoría del fútbol español.

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El año pasado no anotó ni asistió con el cuadro oscense, pero su llegada a Alcorcón en la 20/21 trajo consigo un cambio en la sala de máquinas alfarera con cuatro tantos e infinidad de recursos para los amarillos. En Ponferrada ha adquirido unos galones de los que se dudaba desde otras partes de España y empieza a ser ese jugador con piernas suficientes para tocar la máxima categoría de nuestro fútbol algún día. A sus 24 años, el techo del nigeriano es imperceptible al ojo humano y sólo él decidirá donde quiere y le apetece jugar.

Nwakali, futbolista total

Su adaptación ha sido inmediata y todo lo que rodea al jugador nos hace pensar que llegará a ser uno de los nombres propios de la campaña 22/23. Cualidades, técnica, fuerza, ojo milimétrico y una potencia descomunal en fase ofensiva y defensiva lo convierten en un futbolista total para el puzzle del técnico luso.

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Solo queda dejarle ser y hacer con la elástica blanquiazul que porta con orgullo cada fin de semana. A los seguidores de la comarca ya los tiene en el bolsillo y si continúa así, la Ponfe no dudará en acometer cualquier locura para retenerle en un club que se ha caracterizado durante estos últimos años por disponer de varita y chistera en el centro del campo. Kelechi y diez más.

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