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·19 de julio de 2023

Jesús Vallejo, otro camino hacia la felicidad

Imagen del artículo:Jesús Vallejo, otro camino hacia la felicidad

Jesús Vallejo no había sido criado en la cantera del Real Madrid. Ni siquiera había nacido en la capital. Y, aun así, mostró un compromiso intachable con la camiseta blanca desde el principio que pocos podrán reprochar. Comprometido, pero sobre todo paciente, para esperar su momento ante la alta competencia en el centro de la defensa. La falta de oportunidades recurrente le ha llevado a tomar la puerta de salida hasta encadenar una dinámica de numerosas cesiones que, con el paso del tiempo, ha terminado tomando la forma del indicio más evidente de que, tarde o temprano, debía buscar una nueva vida lejos del Santiago Bernabéu. Una salida que amenaza con terminar por esfumar su sueño de triunfar como futbolista del Real Madrid pero que, posiblemente, sea un paso adelante hacia el relanzamiento de una carrera por momentos estancada.

La renuncia de un sueño detenido

Todo entrenador quisiera tener a sus órdenes a ese jugador que, sin contar con apenas oportunidades, siempre aparece en el momento requerido para superar las expectativas hasta mostrarse como una alternativa de valiosa utilidad. No es el contexto más deseado por el propio futbolista, eso sí, aunque ese ha sido, precisamente, el único en el que ha podido mostrarse Jesús Vallejo en su deseo de triunfar como futbolista del Real Madrid desde que estampó su firma con el club blanco. Y es que, ante la competencia feroz por hacerse un hueco en la posición de central, nunca ha tenido la oportunidad de consolidarse con un papel importante en la titularidad. En la memoria colectiva del Real Madrid siempre permanecerá su actuación monumental en las semifinales de la que, hasta el momento, aparece como la última Champions conquistada por los capitalinos, cuando entró por la lesión de Militao para detener el arreón final de todo un Manchester City. Aquella noche épica en el Bernabéu, pareció situarle un pasito más cerca de su sueño, aunque, finalmente, terminó recordándose como un episodio de esplendor aislado que pronto le devolvió a la vieja normalidad en la sombra.


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El papel del central maño en el Real Madrid quedó reducido con el paso del tiempo a la más absoluta intrascendencia, hasta el punto de que, prácticamente habiendo renunciado a su sueño, decidió ayudar para que otros pudieran alcanzar los suyos como una demostración más de una profesionalidad impecable que nadie nunca podrá reprenderle: cedió su dorsal a Bellingham para que el nuevo centrocampista del Real Madrid pudiera vestir el mítico número ‘5’ de su ídolo de la infancia, Zinedine Zidane. Y, poco después, hizo lo mismo para asegurarse de que el chico de moda Arda Güler pudiera tener hueco en el primer equipo blanco, antes de hacer las maletas para vivir una nueva etapa lejos de la capital.

¿Un adiós definitivo?

Muchos equipos comenzaron a interesarse por sus servicios cuando decidió abandonar el Real Madrid de manera temporal en forma de una cesión. Vallejo llegó incluso a recibir ofertas suculentas dispuestas a ofrecerle una nueva oportunidad de probar fortuna en el extranjero, respaldadas por sus experiencias pasadas en el Eintracht Frankfurt y el Wolverhampton Wanderers. La incertidumbre debió planear sobre su cabeza a la hora de tomar la decisión más acertada para continuar con su carrera profesional, pero cualquier tipo de duda desapareció en el momento en el que el Granada CF, necesitado de reforzar el centro de la defensa, irrumpió en la carrera con la intención de convertirle en uno de los principales baluartes del equipo en el año de su vuelta a Primera División.

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Volverá al Nuevo Los Cármenes, así, avalado por el recuerdo de su primera estancia en tierras nazaríes, donde rindió a un nivel sobresaliente.  La falta de ritmo competitivo partirá como la gran incógnita a la hora de evaluar su rendimiento desde el inicio, pero, a las órdenes de Paco López, encontrará un contexto de estabilidad que le favorecerá para permitirle volver a recuperar sensaciones y demostrar su valía. Eso sí, con una condición: deberá aplazar su sueño de triunfar en el Real Madrid, al menos, hasta el final de la temporada. O incluso ahora podría terminar por pensar que, quizás, un futuro sostenible pasa por renunciar a su mejor deseo. Y que, lejos de Chamartín, también existen otros caminos hacia la felicidad. Granada parece el lugar ideal para empezar.

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