
La Galerna
·15 de mayo de 2025
Jacobo Ramón y la degustación de cristales

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·15 de mayo de 2025
Paso hoy por aquí nada más para quejarme amargamente mientras mastico cristales: ¿era tan difícil confiar en Jacobo? ¿Darle de vez en cuando media hora a Vallejo y descanso a Militao o a Rüdiger? Asiste Vallejo y golea Jacobo contra el Mallorca, cinco segundos después de una celebración rabiosa y carente de inteligencia del suplente Maffeo. El karma. La constatación de que Dios es madridista. Tres puntos más en una liga regalada a los corruptos.
Contra el Leganés en la Copa nos sacó las castañas del fuego el canterano Gonzalo en un remate de último minuto que supuso el pase a semis. Víctor Muñoz, delantero rapidísimo con un gran futuro, estuvo a punto de empatar el clásico. Después del resultado con el Mallorca, habríamos dormido a un punto del Barcelona. ¿Se dan cuenta?
¿Era tan difícil? Nadie habría reprochado a Ancelotti los errores que hubieran podido cometer los chavales, después de aceptar las decisiones del club sobre fichajes, aunque hubieran costado puntos. Un año de transición después de ganar una Champions se perdona. Pero se perdona si caes con cuatro canteranos dejándose la vida en el césped a falta de jugadores top por lesiones.
Pero es imposible huir de la estupidez: siempre te alcanza un tuit, un comentario de tertuliano, una frase suelta de un tonto de guardia (los tontos trabajan mucho el 24x7 en internet). Los mismos que piden hoy la guillotina para Florentino habrían forzado a cerrar sus redes sociales a un canterano que concediera un gol por error en la marca sobre Budimir o Ayoze. Son los mismos que insultaron a Victor tras el fallo de Montjuic. Paralíticos emocionales que encuentran en las redes el refugio perfecto para sus miserias, quiero pensar que adolescentes y, por tanto, aquejados de idiocia crónica transitoria. Pero el daño permanece.
Esto era el Real Madrid. Es lo que siempre fuimos. La camiseta que convierte a los niños en superhombres. Lo sabemos desde siempre, es el talento que acaba esculpido en la peana de los trofeos. Historia del deporte. Valdano lanzó al ruedo a Raúl con 17 años frente al Zaragoza. Falló un gol fácil a puerta vacía y otro más en un mano a mano frente al portero rival. Pero Valdano sabía lo que hacía: insistió. En el siguiente partido, Raulito la clavó en la escuadra en el Bernabéu, contra el Atlético, desde la frontal del área, al primer toque. Ahí comenzó la carrera de un futbolista descomunal que no pudo coronar su carrera con un merecidísimo Balón de Oro.
Quiero verles en el césped. Quiero un entrenador que los ponga, y que insista con ellos cuando fallen, para hacerlos mejores. Algunos se quedarán y la mayoría hará su carrera lejos. Todos saben lo que les espera, porque esto es el Real Madrid, los Navy Seals del deporte. Ser uno de los veinticinco de esta plantilla es un privilegio al alcance de muy pocos. Mantenerse, un milagro. Construir un palmarés para la historia o tener el reconocimiento de la afición, como Nacho o como Lucas (sí, como Lucas, maldita sea), es mucho. Ser leyenda como Carvajal o Raúl es encontrar diamantes en una mina de carbón. Uno entre un millón. Muchos son los llamados, muy pocos los elegidos.
Esto era el Real Madrid. Es lo que siempre fuimos. La camiseta que convierte a los niños en superhombres. Valdano lanzó al ruedo a Raúl con 17 años frente al Zaragoza. Falló un gol fácil a puerta vacía y otro más en un mano a mano frente al portero rival. Pero Valdano sabía lo que hacía: insistió
Están desde infantiles en el Real Madrid. Alguien vio que tenían lo que hace falta y alguien más les ayudó a crecer y les despertó la capacidad de llegar una décima de segundo antes, de pensar más rápido, de ejecutar con fiabilidad desde el minuto uno al noventa. Les enseñaron lo que significa vestir la camiseta, las palabras del himno. Se educaron en la liturgia del vestuario, aprendieron a ser compañeros, a respetar la experiencia. Son patrimonio del club. Son madridistas. No vale sólo señalarse el escudo. Vale dejarse la vida, insistir, caer y levantarse. Ganar o perder, pero pelear hasta el final.
Me dicen que Jacobo es un buenazo. Un chaval humilde, trabajador y que será un central de calidad para la plantilla. Quiero verle jugar. Quiero que tenga oportunidades. Quiero tener una foto suya levantando una Champions. Quiero que sea feliz.
De Vallejo no hay nada que decir. Un misterio. Nunca vio la luz, le tocó el lado oscuro del fútbol. Estuvo en el XI ideal de segunda división com 18 años en 2015 con el Zaragoza. Fichado por el Real Madrid y cedido al Eintrach, llevó a su equipo a la final de la Copa alemana de 2017. Rápido, noble y buen compañero. Le deseo y se merece toda la suerte del mundo dondequiera que vaya.
Necesitábamos una victoria como la del Mallorca. Épica. Trabajo, constancia y más de treinta remates a portería frente a un portero de Marvel. Si repetimos la actitud y las ganas en los dos partidos de liga que quedan, nos iremos de vacaciones un poco más contentos. Pedimos tan poco...
Iremos recibiendo el verano mientras vemos cómo el club y el nuevo entrenador configuran el equipo para la próxima temporada. Y soñaremos, mientras empieza el Tour de Francia, con los siete partidos que nos separan del trofeo del primer mundial de clubes de la historia.
Feliz día de San Isidro.
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