La Colina de Nervión
·21 de noviembre de 2024
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No debe haber en el fútbol mundial muchos casos parecidos a los del Sevilla Fútbol Club. En estas semanas de fútbol de selecciones y, por tanto, sin competiciones domésticas, han sido ocho los jugadores sevillistas participando con sus combinados nacionales, aunque esta cifra podría haber llegado a 13 si no hubiera sido por la plaga de lesiones. Raro sería que hubiera algún otro equipo con este número de internacionales que no estuviera en la lista de 32 participantes de la Liga de Campeones y, sin embargo, el Sevilla lo que hace es deambular erráticamente por la zona media-baja de la clasificación liguera española, lo cual, aparte de ser llamativo, induce a una cierta reflexión.
El hecho de que un equipo con semejante número de jugadores internacionales —que algunos lo sean de selecciones sub-21 no resta un ápice la importancia de sus internacionalidades, sobre todo si son de países tan prestigiosos como España y Francia— no tenga un rendimiento acorde puede deberse a tres causas: 1) que el entrenador de su equipo no esté aprovechando convenientemente sus cualidades; 2:) que exista una causa externa coyuntural que impida el buen desarrollo del conjunto, como podría ser la ya mencionada plaga de lesiones, la inestabilidad institucional, malas decisiones arbitrales, o cualquier otra cuestión; y 3) que los seleccionadores de medio mundo se hayan vuelto locos y convoquen al primer tuercebotas que se les venga a la mano aunque sea suplente en su equipo, como podría ser el caso del español Santi Denia que ha convocado a Kike Salas pese a su poca presencia en los once iniciales del Sevilla Fútbol Club.
Excepto en el caso de Iheanacho, cuya convocatoria con Nigeria carece de toda lógica como es habitual en el fútbol africano, no parece que la tercera de las opciones sea plausible. En cuanto a la segunda, sería de mediocres culpar a causas externas de los males propios por mucho que tengan influencia y que supongan un obstáculo más o menos importante para un equipo en construcción. Por lo tanto, y por descarte, nos queda sólo la primera de las opciones: ¿está aprovechando el entrenador García Pimienta las cualidades de sus futbolistas?
En este punto, cada cuál tendrá su propia opinión, pero lo que es indiscutible es que, por calidad de su plantilla, el Sevilla Fútbol Club no está en la situación que teóricamente debería tener. Esto concuerda también con el nivel de tasación de la plantilla, si bien en este aspecto la diferencia no es tan abultada, ya que la clasificación deportiva real sólo está tres puestos por debajo de la económica teórica. Sea como fuere, lo que sí parece cierto es que los entrenadores de las respectivas selecciones tienen más confianza en los futbolistas que el técnico del Sevilla Fútbol Club. Cuando menos, están más convencidos de ser capaces de sacar mejor rendimiento de esos mismos jugadores, de ahí que sean llamados a filas a pesar de que la evolución del conjunto sevillista no sea ni mucho menos brillante.
Caso llamativo en este sentido podría ser el de Agoumé, cuyo último error clamoroso en el partido contra el Leganés no le ha pasado factura en la consideración que de él tiene el seleccionador sub-21 francés, quien no sólo le dio la titularidad inmediatamente después, sino que además le otorgó el brazalete de capitán. Sin duda, lo mejor que le ha podido pasar al joven centrocampista después de dicha metedura de pata es salir de la dinámica del Sevilla Fútbol Club y despejar la mente durante 10 días con otra aventura. Para cuando vuelve a la ciudad, el asunto ya habrá quedado en el olvido y dentro de dos semanas, una vez cumplida la sanción, el tema estará ya definitivamente borrado de la memoria de la plantilla aunque no así del aficionado.
Una mención especial en este análisis merece también el caso de Peque, cuya internacionalidad con la sub-21 española ha coincidido con su desaparición del once inicial del Sevilla Fútbol Club y casi del terreno de juego, pues desde entonces apenas ha contado para su entrenador más allá de algunos minutos intrascendentes como recambio en las segundas partes. Ni su actuación con la selección, que fue más que brillante, ni su desempeño durante la racha más exitosa del equipo entre los meses de septiembre-octubre justifican semejante pérdida de confianza, lo cual a buen seguro que tampoco estará siendo entendido por el futbolista.
Con este dual panorama entre internacionalidades y rendimientos, el Sevilla Fútbol Club se dispone ahora a afrontar una recta final de año que será determinante para el devenir del 2025, dependiendo sobre todo de los resultados que se obtengan en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante Rayo, Osasuna y Celta, pues de la doble visita a Madrid nada positivo se puede esperar.