Diario La Escuadra
·29 de octubre de 2023
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En Bosnia y Herzegovina el fútbol no es la principal pasión nacional, puesto que históricamente nunca han ostentado hitos diferenciales o situaciones especialmente trascendentales. Y, si bien es cierto que el balompié es “alcanzar la lírica desde el barro”, el Zrinjski es la consagración de la idea de grandilocuencia humilde. De lo que el espectador típico de este hermoso deporte ve. Puesto que este arquetipo tan determinado domina la ‘especie’, la visibilidad no acompaña a este tipo de clubes tan relevantes para que la competición europea siga siendo democrática y plural.
Las unidades del Consejo Croata de Defensa, durante la guerra de Bosnia en 1993, derruyeron el Stari Most, el llamado ‘Puente Viejo’, donde los mostari cobraban el pasaje a los viajeros. Estos guardianes bosnios controlaban la ‘aduana civil’, o lo que viene a ser las fronteras religiosas entre la orilla musulmana y la croata católica de Mostar. En Yugoslavia, Bosnia era una región más, con trascendencia hasta la división y el fin de la unión yugoslava. La escisión, por tanto, en Bosnia y Herzegovina, Croacia, Serbia, Eslovenia, Macedonia del Norte, Montenegro y Kosovo, produjo que estas naciones pudieran bullir por sí solas.
El equipo inicial del HSK Zrinjski Mostar en un partido de Primera División | Instagram: @hsk.zrinjski
En el fútbol croata el Dínamo de Zagreb, en Serbia el Estrella Roja, en Eslovenia el Maribor, en Macedonia el Vardar Skopje, en Montenegro el Budućnost, en Kosovo el FC Pristina (o, recientemente, el Ballkani) y en Bosnia el Zrinjski. La pluralidad es exquisita y sazona al deporte con mucha variabilidad, emoción y heroicidades. La competición del bronce, UEFA Europa Conference League, ha hecho que la Roma se alzase con un trofeo europeo por vez primera o que el West Ham de Londres lo volviera a hacer después de 58 años (desde la Recopa de Europa de 1964, que solventaron 2-0 versus el histórico 1860 Múnich con doblete de Alan Sealey).
Emergen los planteles en estas competiciones tan rebosantes de caras nuevas. Gibraltar, San Marino, Liechtenstein o Andorra llevan a sus equipos domésticos a jugar las rondas preliminares. Como ha de ser. El fútbol, si no deja el merecido y legítimo espacio a estos clubes de poca amplitud mediática, deja de ser fútbol. Retomando el fútbol bosnio, los del Puente Viejo de Mostar acarrean varias temporadas codeándose con los grandes clubes bosnios. Un ‘tuteo’ que dignifica su meritocracia. No son el principal equipo de su ciudad por masa social, sino que el Velež Mostar acapara más afición desde los inicios del fútbol bosnio en la antigua Yugoslavia.
Festejo del HSK Zrinjski en un partido de Liga | Instagram: @hsk.zrinjski
El primer derbi de Mostar se remonta a la década de 1920, pero el Zrinjski, veinte años más tarde (1945-1992) sería prohibido por el régimen comunista yugoslavo. Durante 50 años, el equipo del Stari Most permaneció en ‘cuarentena’: durmieron al león para, en 1992, revivir y rugir tras la independencia de Bosnia y Herzegovina de la República de Yugoslavia. Asimismo, y tras un letargo de más de medio siglo, el derbi Zrinjski-Velež volvió a disputarse en un partido amistoso. Las aficiones de sendas escuadras chocan y disciernen según, en mayor medida, la ideología política. Los ‘Red Army’ del Velež Mostar representan a la extrema izquierda bosnia, mientras que los ultras del Zrinjski evocan al ultraderechismo más radical. Eso sí, en sus inicios lo hicieron según una cuestión étnica: los bosníacos apoyaban al Velež Mostar y los croatas al Zrinjski.
Los derbis suelen ser violentos, la tensión étnico-política entre croatas y bosníacos, entre la extrema izquierda y la extrema derecha, genera muchas situaciones extremas. Es el partido con mayor rivalidad de Bosnia. Aunque el FK Sarajevo, situado en el centro de Bosnia, también aguarda cierto sentimiento de disputa con el Zrinjski por ser estos últimos el centro de Herzegovina. No obstante, pese a que el ‘fuego’ entre los Red Army y los Ultras Zrinjski sea incesante, no se debe renunciar a la apreciación de que Bosnia y Herzegovina posee un fútbol distinto.
El equipo inicial del HSK Zrinjski Mostar, de arenga previa a un choque | Instagram: @hsk.zrinjski
Luka Modric, para muchos el mejor centrocampista de la historia, ganador de cinco Copas de Europa con el Real Madrid, formó parte de la entidad de Mostar en 2003. El Dinamo de Zagreb lo contrató con tan solo 16 años y decidió ceder al joven croata al Zrinjski. Ahí, ‘Lukita’ disputó su primer partido como profesional, un 3 de agosto de 2003 ante el Borac Banja Luka. La única temporada en la que Modric y el fútbol bosnio pudieron ‘casarse’ hizo despegar al mediocentro croata, proclamándose MVP de la Primera División de Bosnia y Herzegovina con 17 años.
El club de la ciudad del Puente Viejo posee en sus vitrinas ocho Ligas y una Copa. Por palmarés son el equipo más grande de Bosnia y Herzegovina, venciendo por goleada al Velež, que tan solo puede presumir de un bronce en la Liga de 2020-21. Los mostari juegan sus partidos como locales en el Stadion HŠK Zrinjski, más conocido como Bijeli Brijeg. Lo más burbujeante de todo esto, y ejemplificando que la rivalidad de Mostar va más allá, es que este estadio perteneció originalmente al Velež Mostar, entre 1958 y 1992, hasta que en 1994 se asentó definitivamente el Zrinjski. Con capacidad para 25.000 espectadores, el campo de fútbol ya es propiedad de los ‘croatas’.
La historia del HŠK Zrinjski Mostar apenas adolece de falta de intensidad. Es más, las siglas HŠK hacen referencia a: Hrvatski športski klub, o lo que viene a significar “Club Deportivo Croata”. Así que, como bien han podido comprobar ustedes, bajo el yugo de una rivalidad en Mostar, en Herzegovina, en Bosnia y hasta en Yugoslavia, con el régimen comunista suprimiendo las libertades del club ‘croata’, y con casi todo en contra (después de haber estado prohibido por medio siglo), el Zrinjski es una perla que aún reluce tras muchas cenizas en los últimos tiempos.
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