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·7 de junio de 2018

Historia de la táctica: la 'magia' del 4-2-4 de la Hungría de 1954

Imagen del artículo:Historia de la táctica: la 'magia' del 4-2-4 de la Hungría de 1954

A la Selección de Hungría de la década de los 50 se la puede considerar el primer campeón sin corona. Un equipo inigualable, de leyenda, que pese a no levantar el cetro mundial, se ha convertido en casi inmortal.

Una pléyade de grandes futbolistas junto a un revolucionario cambio táctico fueron los motivos por los que Hungría labrara una racha de 28 partidos invicto –incluyendo una histórica goleada en Wembley ante Inglaterra por 3-6- que le sirvió para convertirse en campeón olímpico (1952) y en el gran favorito para la Copa del Mundo de 1954.


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El seleccionador magliar Gustáv Sebes siguió la estela marcada por su compatriota Béla Guttmann –quien posteriormente haría campeón de Europa al Benfica y lanzaría una maldición que todavía sigue en vigencia al cuadro luso-, dicha novedad no era otra que retrasar al delantero centro hacia la medular. Una atrevida propuesta que nadie había puesto en práctica. De este modo, Hungría practicaba un moderno 4-2-4 –con los dos medios escalonados-, frente al 3-2-2-3 habitualmente practicado en la época. Este nuevo esquema serviría después de inspiración para la Brasil de Pelé de 1958.

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Pese a contar con talentos descomunales como Nandor Hidegkuti y de los que serían mitos más tarde del Barcelona y Real Madrid, como Zoltan Czibor, Sandor Kocsis o Ferenc Puskas, Alemania Federal se adjudicó aquel Mundial de Suiza en 1954, en la que los postes, las lesiones y hasta la lluvia estuvieron en contra de estos “Mágicos Magyares”, cuyo sueño de continuar como nación se resquebrajaría más tarde por cuestiones políticas, pero cuya imagen sigue perdurando en el fútbol pese a no ser campeones.