
La Galerna
·21 de enero de 2022
Hazard, man of the match

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·21 de enero de 2022
"Tell me the story,
the one about eternity,
and the way it’s all gonna be”
Tiene todo el sentido que el primer partido tras la muerte de Gento lo resuelva Hazard. Es el fogonazo inesperado de una esperanza sobrenatural, a la vez que un guiño socarrón. Hay un hálito de vida donde ya no se intuía, y querríamos extrapolarlo para hacer con él lo que se pueda, pero es sólo fútbol. Hacía falta, por cierto, un pequeño milagro para que después de lo de D. Paco aún tuviéramos ganas de seguir viendo balompié. El ejemplar partido del Madrid, sobreponiéndose a la adversidad de un arbitraje incalificable y de una prórroga en inferioridad numérica, fue ese milagro. El que lo sellara un gol de Hazard fue tan sólo el corolario.
El hecho de que el belga saliera solo a jugar la prórroga es otro detalle lleno de simbolismo. El tiempo a Hazard se le ha acabado en el Madrid: está en prolongación, y en ese tiempo extra marcó. Otra vez la necesidad de extrapolar, o las ganas de que una golondrina haga verano.
El gol es lo suficientemente bueno e importante como para que no haya modo de revocar la fe en un futuro más halagüeño para el chavalito de los ojos claros, como lo llama nuestra colaboradora Esther Molino. Esther es la última hazardista viva, o lo era hasta anoche, porque no faltará quien ahora se suba al barco. Pero ¿qué es subirse al barco? ¿Ponerlo de titular el domingo, otra vez frente al Elche? No parece algo desatinado, pues si hay una máxima indudable en fútbol es que conviene aprovechar los impulsos, y además no termina de decantarse la titularidad del tercer hombre del ataque carlettiano. Ni Rodrygo ni Asensio terminan de aferrarse al puesto, por más que ninguno de los dos lo haga mal del todo. No dan continuidad a la excelencia. Quizá Hazard sea, de pronto, la tercera vía del tercer hombre. De pronto, el penúltimo verano.
Decíamos que el gol era lo suficientemente bueno e importante. Es lo suficientemente bueno porque el belga se desmarcó con la celeridad y la clarividencia que poca gente en esta plantilla posee para el ejercido de ese don divino, aprovechando el pase de Alaba. Regateó en largo al portero y allí, en el mismo punto pero en el otro lado donde Higuaín la mandó al poste frente al Olympique, aprovechó el ángulo precario para enviarla a la red.
Y fue importante porque coronó una remontada de las que prestigian al Madrid, de la que conforman su halo. La Copa del Rey no es la Champions y el Elche no es el Bayern. No obstante, y aunque las más de las veces el Madrid gana crédito atraído por el brillo del oropel más reconocido, en otras ocasiones es el propio Madrid quien da lustre a las competiciones. Anoche fue sin duda una de esas ocasiones. La Copa del Rey es un torneo mejor gracias a lo que hizo el Madrid anoche, en la noche en que había que honrar a Gento y se le honró, en la noche en que Hazard nos habló de la eternidad, de cómo será todo.