La Galerna
·27 de noviembre de 2021
La Galerna
·27 de noviembre de 2021
No es la primera vez —ni será la última, me temo— que un representante futbolístico, por querer defender a sus futbolistas, saca los pies del tiesto, demuestra desconocer cuál es su genuino rol y acaba consiguiendo, en la práctica, un efecto justo contrario: perjudicar los intereses de su representado. Y hay representantes con nombres y apellidos que a menudo esgrimen tan desmesurado concepto de sí mismos y hacen gala de su insolente desparpajo, que olvidan cuál es su lugar en este ‘circo’ de la industria del balón, del que deberían ser expulsados (o al menos seriamente reconvenidos), más bien pronto que tarde. Y como dice el anuncio, la UEFA y la FIFA ya están tardando en tomar cartas en este asunto. Y me refiero, por supuesto, a Jonathan Barnett, presidente y propietario de la agencia inglesa de futbolistas Stellar Group y, como tal, agente de Gareth Bale.
Barnett, que esta semana se encontraba en Madrid para participar en el Primer Encuentro de Agentes Europeos (celebrado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas), no se privó de opinar ante la prensa —¡cómo no!— sobre la situación se su pupilo tras la nueva lesión con Gales y de su futuro próximo en el Real Madrid [inexistente, espero]. Y, la verdad, desde una mera perspectiva de la comunicación, creo que Barnett no pudo ser más lerdo; sus declaraciones fueron intolerables, por insultantes y soeces, además de por estar completamente mal enfocadas. Veamos una frase: “La opinión de los aficionados del Real Madrid es irrelevante, no me importa. ¿Por qué debería preocuparme? Creo que han sido repugnantes con Gareth Bale. Se han comportado mal con él".
No es la primera vez que un representante futbolístico, por querer defender a sus futbolistas, saca los pies del tiesto, demuestra desconocer cuál es su genuino rol y acaba consiguiendo un efecto justo contrario: perjudicar los intereses de su representado
La primera pregunta que me hago es ¿Por qué los aficionados tenemos que soportar semejante salida de tono de este señor? Puede que él esté harto de que los periodistas le pregunten siempre lo mismo (quizá esperando a que, de una vez por todas, conteste algo rotundo y coherente). ¿Acaso conoce con precisión el significado de ‘repugnante’?
La segunda sería: ¿en qué medida esa opinión es solo suya, personalísima, o si la comparte también su jugador? Porque, en la medida en que sea suya y nada más que suya, el jugador —si no la comparte— debería matizarla convenientemente y desautorizar a su agente de forma inmediata. En caso de que sí la comparta, su silencio resultaría más que sospechoso y no menos otorgante y cómplice. Estaríamos, sin duda, ante una situación preocupante en grado sumo, en la que el Club debería tomar cartas en el asunto de forma urgente y en grado sumarísimo, porque no sería tolerable que el jugador mejor pagado de la plantilla (unos 30 millones brutos al año) pudiera llegar a pensar (siquiera a concebir) que los aficionados blancos son/somos unos ‘asquerosos’ con él y con sus comportamientos. Y me alineo con Roncero cuando opina que en este tema “lo repugnante es el silencio de Bale”. Y el silencio del galés (esto ya lo digo yo) se percibe, además, como una actitud tan cobarde como intolerable.
En todo caso, podemos pensar, los directamente aludidos por las declaraciones de Barnett son los aficionados, el conjunto de seguidores del Club que le ha hecho millonario. ¿Y qué podemos hacer al respecto los aficionados?
La primera reacción ha llegado en forma de comunicado que suscribe la federación de peñas madridistas de la Comunidad de Madrid, quienes muestran su “repulsa y condena”, recordando que: “No es esta, ni mucho menos, la primera ocasión en la que el septuagenario agente dirige feroces críticas contra el Real Madrid como institución o contra la afición blanca. El penúltimo episodio en el que demostró su notoria falta de educación tuvo lugar el año pasado, cuando el objeto de sus ataques fue Zinedine Zidane, entonces entrenador del primer equipo: "Zidane es una vergüenza. No muestra respeto por un jugador que ha hecho tanto por el Real Madrid". Y es que, en más de una oportunidad, el británico ha dejado bien claro que, según él, todos los aficionados del Real Madrid deberían poner una alfombra roja a su representado”, dice la nota.
¿Por qué los aficionados tenemos que soportar semejante salida de tono de este señor? Puede que él esté harto de que los periodistas le pregunten siempre lo mismo (quizá esperando a que, de una vez por todas, conteste algo rotundo y coherente). ¿Acaso conoce con precisión el significado de ‘repugnante’?
Comprendo la reacción de las peñas madrileñas, asumiendo que la nota puede no ser compartida en su totalidad por todos y cada uno de los madridistas que en el mundo somos. Y me surge una nueva pregunta: ¿Acaso Barnett ignora que el Real Madrid no es una sociedad anónima —como la mayoría de los clubes con los que é trabaja— y que es un Club de Fútbol propiedad de sus socios? Lo digo porque supongo que los responsables del Club, que tienen la obligación institucional de defender a sus socios, ya habrán tomado cartas en el asunto, bien poniéndose en contacto con el jugador (para que este rompa su silencio), bien para poner al representante en su sitio, o bien mediante un comunicado oficial para restituir el buen nombre de sus socios y aficionados.
Es cierto que los dirigentes del Club no deben permanecer callados, pero no lo es menos que deben actuar con sensibilidad y equilibrio, pues Barnett es representante de otro de sus futbolistas (Camavinga) y se lo pueden encontrar en otras operaciones en el futuro. Estoy seguro de que la ‘diplomacia blanca’ estará trabajando entre bastidores, pero también ando expectante ante lo que su gestión pueda depararnos.
La afición debe obtener cuanto antes una reparación moral —al menos una disculpa— y el asunto no se puede resolver mediante la táctica del avestruz —escondiendo la cabeza debajo del ala— o simplemente esperando a que caiga en el olvido. Lo digo porque debemos recordar que Barnett no es el único ejemplo entre los representantes que se exceden de su papel y negocian en función de sus propios intereses (ante todo y sobre todo), llevándoselo totalmente crudo y dejando claro a los clubes —siempre que pueden— que las auténticas estrellas de la industria son ellos. ¿O hace falta recordar el nombre de Mino Raiola ante la tan estratégica y sensible temporada que se nos viene?
Fotografías Imago.