Fútbol Histórico: Cristiano Ronaldo, un cohete en la Premier League | OneFootball

El astro portugués brilló con luz propia entre 2003 y 2009 en el Manchester United y la Premier League, donde fueron testigos en primera línea de su potencia sobrenatural y la forja de un mito

Cuando las grandes masas piensan en Cristiano Ronaldo, piensan en blanco. 4 Champions, 4 Balones de Oro y 450 goles enmarcan un legado irrepetible en un Real Madrid que tocó el cielo y la historia en sus manos en parte gracias al de Madeira.

Aún con esas, hay un «pero» en su historia. Un «pero» que funciona también como prolegómeno, como germen; ese antecedente, ese «pero», viste del color de la pasión. Porque antes de ser un ángel blanco, fue un demonio rojo.

Un diablo de diestra impensable, zancada vertiginosa y explosividad inaudita; pegaba el balón al pie y recorría los tres cuartos de campo en cuestión de segundos, para luego destrozar la meta rival con un bombazo aéreo-terrestre.

Esta liturgia, propia de jugadores «elegidos» como habían sido Ronaldo Nazário o George Weah, era el pan de cada día en el Manchester United de sir Alex Fergurson.

2003-2006: Cristiano se abre paso

Corría el año 2003 cuando dos hechos que marcaron la historia del Manchester United para siempre: por una banda, David Beckham, icono por antonomasia de los «Fergie Babes» (generación que hizo historia en la Liga Inglesa) se iba al Real Madrid y dejaba la banda derecha de Old Trafford huérfana.

Por otro lado, y casi de manera simbólica, llegaba de Portugal su sustituto. Este tenía 18 años, aún con facciones adolescentes y la sonrisa propia del muchacho que cumple su sueño; una perla que acabaría haciendo historia en la entidad red. Ese diamante en bruto no era otro que Cristiano Ronaldo.

El luso aterrizaba en una nave con jugadorazos como Roy Keane, Ruud Van Nistelrooy o Ryan Giggs. Pese la presión inicial natural del «mortal» (que acabaría no siéndolo) que llega al olimpo, Cristiano empezó a reventar la Premier.

Durante esas primeras tres temporadas, Cristiano ya saboreó el éxito de primera mano. Jugando pegado a la banda derecha y encontrando constantemente el símil inverosímil de un misil, participó en 137 partidos, marcó 27 goles y repartió 25 asistencias.

Sus números aún estaban alejados de aquellos que nos tiene «malacostumbrados», pero sus características en el verde ya eran tendencia en las islas. Las galopadas interminables y la habilidad para regatear tan eficiente como lúdicamente eran la pesadilla de cualquier defensor.

Cristiano juagaba entonces bajo las directrices de un 4-4-2 muy abierto, pegado en la línea de cal, que le permitía mostrar su habilidades sin problema alguno; sobrepasaba laterales con una facilidad insultante.

Además, su progresión año tras año era espectacular. El paso de las temporadas afianzaba un evolución física en él que lo acercaba a los atletas más canónicos, hecho que le permitió entrar en las ternas de los más veloces de la Premier. Tarde o temprano, su explosión llegaría. Y cuando lo hizo… ya nada fue igual.

2006-2009: El Cohete de Madeira reventando la Premier

Como ocurrió tres años antes, 2006 fue un año crucial para el Manchester United y más específicamente para Cristiano. Ese verano se gestarían dos fenómenos que acabarían por ponerle la alfombra al luso en su estadía en Old Trafford.

En primer lugar, se disputó el Mundial 2006 de Alemania. La cita mundialista en el país teutón vio a Portugal lograr un meritorio tercer lugar que la puso en el epicentro de la opinión mundial, con Cristiano como estrella en potencia que maravilló a nivel global.

Y como segundo término decisivo (pero no menos importante) ocurrió otro hecho a la postre crucial: Ruud Van Nistelrooy, goleador por antonomasia del conjunto red, partía al Real Madrid y volvía a dejar un hueco de primeras muy difícil de llenar: el peso goleador del equipo.

Esta vacante, junto a su gran hacer mundialista, fueron el trampolín definitivo para la eclosión final de Cristiano en el United.

Sin apenas titubear, cogió con decisión el liderazgo en ataque del equipo. En sus siguientes y últimas tres temporadas, el cohete de Madeira se transformó en el enemigo público número 1 de sus rivales en Premier y Champions.

Entre 2006 y 2009, Ronaldo disputó 155 encuentros, perforó la portería rival 91 veces y regaló 36 asistencias.

Además, su segunda etapa también le otorgó estatus en forma de títulos y premios individuales. Levantó 8 entorchados colectivos por los 2 de sus tres primeros años, entre ellos 3 Premier League y una Champions épica en 2008.

En el plano individual fue, como hemos comentado antes, también un auténtico estallido futbolístico. Ganó el premio a Mejor Jugador y Mejor Jugador Joven de la Premier en 2007, entró en el equipo del año de la UEFA en tres ocasiones y se llevó el preciado Balón de Oro de 2008, entre otras distinciones.

La Folha Seca: La firma de un depredador

Se puso la responsabilidad anotadora a sus espaldas, a base de latigazos de larga distancia, remates de potencia inconmensurable y el desarrollo de una de las características que imprimieron su figura en la memoria popular: Sus lanzamientos de falta.

Estos, cargados de una previa liturgia que aún hoy conserva, eran el auténtico horror de los guardametas. Los obuses que salían de su derecha eran eléctricos e impredecibles, cual rayo, y dibujaban los goles más impresionante de toda la liga. Las llamadas Folhas Secas eran el súmmum de las pruebas de resiliencia del gremio cancerbero.

Esta dinámica de pura potencia goleadora vio su pico en la temporada 2007/08, donde metió 42 goles en 49 partidos y hizo de su Manchester United campeón de Liga y de Champions, 9 años después de su última conquista.

Esta temporada no solo le dio el Balón de Oro, si no que lo puso definitivamente en el radar del planeta fútbol. El Real Madrid empezó a postularse como único equipo en poder llevárselo hasta que en 2009, Florentino Pérez se lo llevó finalmente al cuadro blanco por 80 millones de libras, todo un récord en su tiempo. Lo demás es historia.

Cristiano forjó su leyenda siendo el diablo más veloz de Inglaterra, para luego transformarse en el ángel del Real Madrid y así ascender para siempre al edén del Planeta Fútbol.