Madrid-Barcelona.com
·15 de febrero de 2023
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El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y puestos a pecar con los árbitros, al Real Madrid le conviene taparse en pleno escándalo Enríquez Negreira. Florentino Pérez puso en nómina del Real Madrid a Carlos Megía Dávila en cuanto dejó el arbitraje.
¿Para qué? Para tener a los árbitros contentos. Nadie mejor que un árbitro para ejercer la representación del club con los colegiados. Aunque sea Megía Dávila, que el día de su retirada del arbitraje, presumía de ser más maqdridista que Florentino Pérez. "Desde pequeñito", decía. Y con semejante orgullo le pitó al Barça durante años y años.
Florentino le fichó en 2009 como delegado arbitral buscando un acercamiento al colectivo arbitral. A cambio de su sueldo blanco, se ha encargado de ayudar en todos los partidos al trío arbitral en todo lo que haga falta. Y si hay que hacer regalitos, pins, bufandas, banderines y demás, ahí ha estado siempre Megía Dávila. El diario Marca recordaba en la fecha de su nombramiento su misión de "estar siempre cerca del árbitro". Marcaje al hombre.
"Yo quería seguir ligado al fútbol, llevo 26 años en esto, y trabajar para el Real Madrid es lo máximo. No lo dudé", decía Megía Dávila el día de su incorporación al club de sus amores. Usted siempre ha sido del Madrid, le preguntaban: "La verdad es que sí. Desde pequeño me gustaba el fútbol y me tiraba más el Madrid".
Y sobre su trabajo en el Real Madrid precisaba: "Aporto en la medida que se me requiere todos mis conocimientos en el mundo del fútbol y del arbitraje en particular. Estoy a disposición de los árbitros que vienen a pitar y a nivel internacional acompaño al delegado de UEFA. Igual que se atiende al equipo rival, el club quería tener igual de bien atendido al equipo arbitral. Buscaron alguien de Madrid, que hubiera acabado su carrera y aparecí yo".
Y le preguntan: "Pensarían que iban a empezar a pitarle penaltis a favor al Real Madrid por ficharle a usted." Respuesta: "Es de locos. Mire, hay que desmitificar todo lo que rodea a los árbitros, son gente normal. Ese estar en el ojo del huracán se remonta a muy atrás y sigue igual, ya me he acostumbrado". Claro que sí, es de locos. Hay que desmitificar la relación del Real Madrid con los árbitros con la misma intensidad que hay que alarmar al personal con la del Barcelona con el colectivo arbitral.
A fin de cuentas, Megía Dávila, del que nunca sabremos lo que ha venido cobrando del Real Madrid, viene a hacer "oficialmente" lo mismo que Enríquez Negreira en el Barça. Así lo reconoce él cuando le preguntan: Si da una charla a los jugadores del primer equipo para enseñarles a dirigirse a un árbitro y las particularidades de cada uno, puede ahorrarles unas cuantas tarjetas en una temporada, ¿no? Respuesta: "Está claro, conociendo el reglamento se le puede sacar bastante provecho. Y conociendo a los árbitros, también, sin duda. Es un apartado en el que se puede ayudar mucho al futbolista, tanto al profesional como al de cantera. Por ahí van las cosas".
Lo que en el Real Madrid siempre han tratado de silenciar es que desde que el club blanco tiene equipo femenino en Primera División la presidenta de los árbitros es Yolanda Parra, casualmente la esposa de Megía Dávila, y todo queda en casa. Casualmente también el Real Madrid alcanzó la temporada pasada la tercera plaza de La Liga que da acceso a la Champions League con escándalo y gracias a dos oportunos penaltis más que discutibles y fuera de plazo de los que se aprovechó el Real Madrid para entrar en la Champions y dejar fuera al Atlético de Madrid en la última jornada.
Son esas casualidades que se producen en el fútbol y que cuando generan un provecho al Real Madrid quedan condenadas al limbo del olvido.